Madre a corazón abierto
De Colm Toibin. Versión en español de Agustí Villaronga y Enrique Juncosa. Con Eleonora Wexler. Músico en escena y música original: Fernando Albinarrate. Pianista reemplazante: Gerardo Amarante. Coordinación de producción: Juliana Ortíz. Coordinación de producción técnica: Magdalena Berreta Miguez. Coordinadores técnicos de escenario: Federico Cerone. Asistencia de dirección: Rocío Noziglia. Diseño de iluminación: Julio Panno. Asistencia de escenografía: Andrea Mercado. Cantante: Rocío Noziglia. Diseño de vestuario: Ana Sans. Producción artística: Juan Iacoponi. Diseño de escenografía: Jorge Ferrari. Dirección: Julio Panno. Duración: 70 minutos
Teatro San Martín, Sala Cunill Cabanellas. Av. Corrientes 1530. Jueves a domingos, 19.30 hs.
Ella es una madre que tiene mucho por contar Describe situaciones varias que vivió con su hijo que, por cierto, es un ser más que especial. Debido a esto, comienza una tragedia en la que, cada palabra, abre una nueva arista a su propia existencia.
De más está decir quién es su hijo y su rol que tuvo en la historia de la Humanidad. El carisma y la influencia que tuvo a lo largo de los años, es ineludible e innegable. A partir de la forma en que la madre lleva a cabo el relato, el hilo conductor es atrapante en tanto cuenta la forma en que se dieron los hechos desde su perspectiva. Una especie de «Lado B» de la historia y la pasión de Jesús, más allá de Nazaret, en su tránsito por diferentes geografías. María es testigo de todo lo que lleva a cabo su hijo, con todas las dudas que puede tener respecto a las actividades que llevaba a cabo. Es la desconfianza mezclada con la sorpresa, la admiración con el miedo.
María realiza una catarsis no exenta de sensibilidad. Una narración con momentos bien reconocidos en la historia, tanto por lo bueno como por lo malo. O, lo que es peor, inevitables e irreversibles. Desde la conversión del agua en vino hasta la crucifixión, pasando por su prédica entre la gente o la resurrección de Lázaro. En cambio, la suerte respecto a su futuro oscila entre su propia mirada sobre lo ocurrido y su partida hacia otros rumbos, lejos de donde sucedieron los acontecimientos.
A medida que pasan los minutos, el linkeo de lo que ocurre sobre tablas es por demás personal. Inclusive, trasciende el ámbito religioso. Por esa razón, es un gran ejercicio quitar la identidad del protagonista ausente para prestar atención a lo dicho por su madre. La resignificación al respecto conlleva una implosión poderosa. ¿Acaso sería un revolucionario, con todo lo que implica esta palabra en pleno siglo XXI? Un hombre de fuertes ideales que lucha contra un contexto de fuerte hostilidad ante quien ose desafiar el statu quo imperante. Es más, no dudaría en tomar las más drásticas medidas para aleccionar a aquellos que no respondan a los cánones de la época. Algo que, parece, no ha cambiado mucho al día de hoy, tras 2023 años.
Con una actuación acorde a sus pergaminos, Eleonora Wexler lleva el peso del mundo sobre sus hombros pero con la sabiduría de quien va a aprendiendo a medida que pasa el tiempo y reflexiona, sin perder la claridad. Una conducta pendular en su sentir y en la evaluación que realiza de lo vivido. La iluminación es otro punto a destacar al constituirse como, prácticamente, un segundo personaje de interacción permanente.
“El testamento de María” pone sobre tablas una visión diferente de la pasión y vida del Jesús que cambió la historia del mundo. Más aún cuando implica la resignificación pertinente sobre lo escuchado, bajando al “referente” a la arena de una realidad tan dolorosa como irremediable.