Santiago Segura: “Don Cornelio era una banda de verdad, en la que todos aportaban a la creación”.

Dentro del vasto universo del rock argentino, Don Cornelio y la Zona, ese mágico combo encabezado por Palo Pandolfo en los años 80, brilla con luz propia al combinar música, mito y misterio. 
Santiago Segura escribió «Pozoguerrilleroirascible» (Vademecum), una biografía pormenorizada sobre una banda riquisima en sus búsquedas artísticas en un contexto por demás particular. ECDL habló con el joven periodista sobre la génesis del libro, la influencia de Cornelio y el rol del periodismo y las redes sociales. 

Fotos: Cecilia Inés Villarreal

 

-Santiago, ¿cómo surge la posibilidad de hacer el libro de Cornelio?

– Fue gracias a Vademecum, a partir de una nota que hice para La Agenda, con motivo de los 30 años del debut de Don Cornelio. Armé una nota con el formato que tiene el libro: historia oral, con los seis músicos que grabaron el primer álbum, Andrés Calamaro -productor del disco- y Nessy Cohen, que diseñó la portada. Roque Di Pietro vio esa nota y me convocó a fines del 2017 para charlar al respecto. Me propuso inicialmente llevar esa historia del primer disco a un libro. Justamente, hay una colección basada en discos únicamente de la cual iba a ser parte. Cuando nos íbamos despidiendo de la casa de Roque, dijimos que eran dos discos… ¡Qué sea el libro de los dos! Todos los músicos y artistas involucrados me dijeron que si pero con la condición que todos quieran. “Si todos están de acuerdo, lo hacemos”. Me junté con Palo, en el 2018 en su casa de Parque Leloir. Le llevé los libros de la colección, para que viera de qué se trataba todo. Me dio el ok y una de las “condiciones” que puso –por decirlo de alguna manera- fue que estuviera la prehistoria de Don Cornelio. Antes de grabar el disco de 1987, habían pasado dos años y medio de la banda en la que estuvieron probando músicos y demás. Quería que se contara eso porque era una etapa desconocida de su carrera y de la banda.
 
-¿Habló de Madurga…?
-¡Si! Se cruza con Cornelio. Allí tocaba el bajo en lo que era un proyecto paralelo.
 
-Tocaron en un bar llamado Apocalypse que ya no existe más…
-Si. Además, tenían la sala donde ensayaban cerca de Parque Avellaneda, José Bonifacio y Lacarra, cerca del colegio Saavedra.
 
– ¿Cómo fue el trato con Palo?
– Ya lo conocía. Una gran persona. A él y a Fede (Ghazarossian) ya los había entrevistado por distintos proyectos. Se tocaron todos los temas. Traté de siempre hablar del presente, teniendo en cuenta que Palo seguía en actividad. No quería que quede como que su pasado era lo relevante, teniendo en cuenta la riquísima obra que realizó hasta su último disco.
 
-¿Cuantas veces te encontraste con Palo por el libro?
– Fueron un par…más aquella que fui a la casa aunque fue sin grabar. No fue entrevista sino una charla de la cual me arrepentí de no grabar porque surgieron muchas cosas importantes. Cuando revisé sus desgrabaciones, no encontré esta info. Me quise morir pero después las fui corroborando con los demás. Falta su testimonio al respecto pero se pudo recuperar tomando extractos de notas previas. Todo estaba chequeado.
Además, si alguno me decía algo, fuera Palo o quien sea, que quería que no saliese, lo sacaba.

– ¡Qué bueno!
– En el caso de Palo, seguimos la comunicación durante la pandemia. Me contestó preguntas hasta dos días antes de morir. Hay testimonios suyos del 20 de julio del 2021. Teníamos la mejor onda pero no era amigo de Palo. Siempre fui muy respetuoso del vínculo que había. En un momento, me dijo de juntarnos y coincidió con que se empezaba a abrir todo de nuevo. De hecho, él estaba empezando a tocar. Pero sabía que se estaba cuidando de todo esto. No lo quería jorobar y le dije de seguir en contacto por whatsapp. Obviamente que después me arrepentí de esto por lo que pasó. Me hubiera gustado tener una charla más con él. Son esas cosas que uno se plantea cuando pasa lo inimaginable.

– ¿Te quedó material afuera?
– Creo que bastante…Siempre queda algo afuera. Hay capítulos que hablan de todo lo que pasó después que se separó la banda y los cruces que hubo entre los músicos. De alguna manera hay una historia breve de Los Visitantes porque por ahí pasaron cuatro músicos de Cornelio y el baterista era Jorge Albornoz, su último manager. O Karina que es parte de Los Visitantes y era la pareja de Palo en Cornelio. Además, compusieron juntos, nada más y nada menos que “Bajaremos”. Había gente que venía de antes y apareció más fuerte. También está contada la historia de otras bandas que formaron los músicos de Cornelio que no llegaron a grabar y las reediciones de los discos.
Habia más material porque se hablaba de Cornelio y surgían Los Visitantes. Traté que estuviera solo lo que ligara a ambas bandas. Nada más. Por ejemplo, se habla de “Playas oscuras”, hit de los Visitantes que venía de la época de Cornelio pero no cuento la grabación de “Espiritango”.
Si quedó algo afuera, fue porque se repetía. Las repeticiones que hay, son porque se agrega algo diferente o algún detalle. Al ser una historia oral, cada testimonio refuerza el hecho. Son las tres fuentes del periodismo. Si pongo solo uno, es la versión del que lo dice. Nada más. Aquí los hechos se corroboran y se plasma como cada uno veía lo que pasaba.

-El comienzo de todo.
 
-¿Cómo era tu relación con Cornelio?
– Fue la última banda que escuché de la que estuvieron ellos. Primero escuché a Los Visitantes a los trece años. Tengo la edad de los discos de Don Cornelio. Nací en el 86 y el primero salió en el 87. Escuché por primera vez a Los Visitantes en el «Tributo a Sandro» que salió en el 99, con su versión de “Trigal” que me encantó. Al poco tiempo, un amigo del colegio me pasó un compilado que tenía “Playas oscuras” y después los de la revista Noticias, con una versión en vivo de “Gris atardecer”. Fui entrando en ese universo, de a poco, de a una canción. Escuché los temas de Palo por radio y fui consiguiendo los discos. A Cornelio llegué a lo último, a los veintipico. Me descargué los discos porque estaban descatalogados. Los fui comprando de a poco en Parque Rivadavia. Escuché el primer disco, pero recién conseguí “Patria o muerte” después de cinco años.
 

-¿Sigue siendo una banda de culto?
-Si aunque tiene hits. Es una banda muy de gente que le gusta el rock nacional, en especial los 80. Son un clásico oculto. Fijate que siempre que hay una lista de algo que saca un medio, el primero de Cornelio está. Es un grupo que fue más prestigioso que popular. Lamentablemente, a partir de la muerte de Palo, empieza a visibilizarse su obra. Si bien se definía como “un cantor federal”, tenía esa cosa de artista popular, de salir a tocar con su guitarra a los pueblos aunque su público no fuera numeroso. Tenía mucha gente que lo admiraba en todos los puntos del país. Lo estoy comprobando ahora porque me llegan mensajes diariamente de Córdoba, Rosario, Mar del Plata, Salta, Río Gallegos. Mirá, hay un grupo de chicos colombianos que tenían un amigo argentino que les llevó el primer disco de Cornelio. Después siguieron la obra de la banda y de Palo. El día que salió el libro me escribió uno de ellos diciendo que lo quería conseguir ya que era su banda favorita del rock argentino. El muchacho es de Bogotá y contaba que los escuchaba en el colegio. Le mandaron el libro y después hizo un posteo en Facebook en el que sus amigos bogotanos pedían el libro. Los mismos músicos de Cornelio se sorprenden del alcance que tiene su música. De hecho, la banda tuvo una proyección que no se pudo desarrollar porque se separaron. Fueron a tocar dos veces en Chile. Estuvieron en la televisión, con Antonio Vodanovic, el presentador del Festival de Viña del Mar.
 
-Fue elegida Mejor Banda en el 87 o algo parecido….
-Si. “Banda revelación” por el Si de Clarin y casi todas las publicaciones de la época como la Pelo y la Rock & Pop. En alguna ganó como Mejor Tema. En Rock & Pop había muchas ternas y categorías. Una de ellas era la de Mejor Compositor que votaba la gente y sale Palo entre los primeros diez. Con su primer disco, ya le empiezan a destacar su composición y ¡sale por encima de Spinetta! Ojo, digamos que en ese año Spinetta no había sacado nada pero…es Spinetta.


La joya de Don Cornelio

-Se habla mucho del primer disco de Cornelio, ¿y “Patria o muerte”?
– Es EL disco de ellos, El que más les gusta y más amado.
 
-Es una de las tantas joyas ocultas del rock argentino…
-Y…cuando ya tenía el primer disco y más allá de Spotify, no se conseguía “Patria o muerte”. Estamos hablando del año 2007, no cuarenta años. Ellos mismos me dicen que hay gente que no sabe que existe “Patria o muerte”. Les gusta la banda pero solo conocen el primer disco. A la vez, «Patria o muerte» es el disco con los fans más fervorosos.
 
-Además no tiene hits…
– Si. Son dos discazos pero “Patria o muerte” es un disco que lo tiene a Mario Breuer como productor a pesar que, como dijeron los propios músicos y Mario, no le dieron mucha pelota. Queda más como el mezclador. Walter Chacón, su asistente en el primer disco, pasó a ser el técnico. Mario quedó en un limbo en el que era un productor en el que sus ideas no eran escuchadas y la banda hacía lo que quería. “Patria o muerte” es eso, la revancha del grupo después del primer disco en el que tuvieron un productor como Andrés Calamaro que ya tenía su nombre y su peso. No les dejaba tomar algunas decisiones lo cual es una cuestión lógica. Eran pendejos que nunca habían pisado un estudio de grabación y no sabían como funcionaba eso.
 
-Entraron al estudio y se sorprendían con todo….
-Estaban fascinados con el estudio ya que nunca habían grabado profesionalmente. El único, había sido Claudio que participó en “Oktubre” de los Redondos pero le consulté a Osvel Costa, técnico de ese disco y ni siquiera se acuerda. Debe haber sido una sesión muy corta, un par de horas y a cobrar. Después Federico que había ido con su profesor de bajo.
Hubo de parte de ellos cierto inconformismo, pero hasta ahí porque también estaban contentos con la grabación. Sabían que Andrés era un capo y que iba a llevar al disco a buen puerto. A algunos les molestó que acelere el pitch en “Una señal en el agua”. Uno lo piensa hoy y es una pavada pero al músico le molesta que le toquen una canción propia. Desde ese lugar, “Patria o muerte” es una venganza en tanto tomaron el control y fue “hacemos lo que queremos”. Se pusieron las guitarras al mango y, de alguna manera, se “punkizó”. En ese sentido, no era que odiaban a Calamaro. En el fondo, fue un mito que se acrecentó con los años. De hecho, hoy hablan bien de él y le dan la razón. Dicen que los hizo más pop pero sin Andrés, la historia de Don Cornelio no hubiera sido la misma.

-A Cornelio, le dio un sonido pero no lo “calamarizó”. Sigue teniendo su sonido propio y personal, amén de esos toques pop.
-Puede ser. Me acuerdo que produjo a los Enanitos Verdes en esa época y ahí había una onda más cercana a lo que él hacía con su obra solista. Calamaro le dio un poco de brillo a Cornelio. Los pulió. El primer disco tiene su oscuridad. Hubo un trabajo muy fino en ese disco. Sacó lo mejor de los elementos que conformaban a Cornelio. Lo puso a Fede Ghazarossian como el encargado de escuchar las mezclas porque “si entran todos, nos vamos a volver locos”. Fede había sido el último que entró a la formación que estuvo desde el 86 hasta el final de Cornelio, de los “originales” que eran Palo, Alejandro Varela y Claudio Fernández. Andrés habrá visto en él un tipo con oreja y que iba a poder interpretar lo que estaba pasando. A Alejandro le molestó alguna de esas “calamarizaciones”, como el coro de “Ella vendrá”. El “siento que, siento que” lo hace Andrés. Ale se reía y decía que esa repetición “es como un jingle. Está hecha para que te quede el tema”. Fue un toque de producción que funcionó. De hecho, es un tema que tiene versiones de cumbia, cuarteto, punk, hard rock, metal, reggae. Incluso la versión electropop que hace Palo con Dargelos.

Alfonsín, barbas y excesos
 
-Es interesante el linkeo de la trayectoria de Cornelio en coincidencia con el alfonsinismo
– Lo fui llevando con lecturas. Es inevitable analizar la obra de un artista que diga cosas interesantes, en el rubro que sea, se linkee con la época. Casualidad o no, Cornelio se forma en el 84 y se disuelve en enero del 90, en el inicio del menemismo, si bien hubo una asunción anticipada de CSM. Escuchas la música de Cornelio y la de aquella prehistoria que quería reflejar Palo en sus inicios, tenía que ver con lo que era ese “poptimismo” de la primavera alfonsinista. En sus comienzos, tenían canciones más “divertidas” con un pop new wave y new romantic. 
Después se fue poniendo más dark. Cuando grabaron, estaban en otra. Ya eran los mediados de la década con The Smiths, Echo and the Bunnymen o la explosión de The Cure, todas bandas más oscuras y densas aunque cancioneras. Ellos escuchaban también New Order, Jesus and Mary Chain, Propaganda o Tears for Fears. Había mucha música dando vueltas porque tenían gustos muy diferentes entre ellos. Alejandro Varela era más blusero y Palo, del rock nacional, un tanto hippie, en etapa de transición hacia otros rumbos…
 
-Me encanta como hace alusión a esos cambios de acuerdo a su barba….
– ¡Es cierto! Dice “Nos sacamos la barbita y tiramos el morral a la basura”. En esa época, de un año a otro, las cosas cambiaban por completo. Se daban esos movimientos en la música y en la política. La alegría por la vuelta de la democracia y el fin de la dictadura dio paso a que tengas al FMI pisándote la cabeza y a la debilidad de un gobierno que tuvo que firmar las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. La gente empezaba a mirar de reojo al tiempo que se producían levantamientos militares, planes económicos que no funcionan y desembocan en una hiperinflación. En el medio de esa primavera que había surgido, la música también se puso más oscura. En Cornelio se fue poniendo más punk con consumos de la época. La cocaína es la droga por antonomasia de los 80….
 
-…que se extendió y explotó aún más en los 90.
– Si, si. Ya en los 80, con esa salida del closet del rock argentino, empezó a circular mucho. El alcohol y las drogas tuvieron su impacto en Cornelio ya sea por una búsqueda artística. Algunos escribían más de noche lo cual tuvo su correlato en la música que hicieron. Esto se nota. Palo lo cuenta en el libro respecto a que muchas de las letras de “Patria o muerte” tenían que ver con esa paranoia propia de la noche y las drogas. Asi pasó. Coincidió que, aunque no estén pensando en Alfonsin o la hiperinflación, la época se huele en esas canciones.

Algo sobre el periodismo
 
-¿Te considerás periodista o escritor?
– Soy periodista por oficio. Nunca estudié al respecto, solo música. Escritor me suena muy pomposo…El laburo del libro es más periodístico que narrativo si se quiere. Estoy más cómodo como periodista.
 

-Con Daniel Riera, tuvimos una interesante charla respecto al periodismo y si ahora, más que periodistas, hay fans que cuentan lo que ven.
– Hay las dos cosas y también gente que usa las redes para mostrar lo que todos saben. Impacta porque saben usar Instagram o son lindos/as. Estamos en una era extraña en la que es difícil entrarle a veces. Podes hacer un gran trabajo periodístico o ser un fan fervoroso que muestra muy bien aquello que admira, pero si no sabes usar las redes, no llegas a nadie. Es para pensar todo esto. Creo que todavía hay buen periodismo aunque no sé a cuanta gente le interese esto…
 
-Ahí también entra al debate el público…
– Si. Entonces debatamos sobre el público. Por suerte, debo decirte que la recepción del libro fue muy buena. Esperaba que fuera buena porque iba palpando que había una historia muy fuerte entre manos. Toda la gente que contactaba, me decía que estaba bueno lo que se estaba haciendo, la importancia de Cornelio y el impacto que tuvo. En el libro participan músicos de la época, periodistas, fans, toda la gente que trabajó con la banda. Me mostraron mucho fervor al respecto. Salió hace dos meses y todos los días me llega una buena cantidad de mensajes del público compartiendo notas, diciendo que me nombraron en tal lado. Lamentablemente, la muerte de Palo potenció todo esto. Preferiría que Palo esté acá con nosotros. Esa revisión de una obra a partir de la muerte de un artista… Pasó con Luca Prodan, Miguel Abuelo, Federico Moura, Luis Alberto Spinetta o Gustavo Cerati. Poco antes de que le pase lo que le pasó, había stencils diciendo que era un viejo choto…
 
– “Papadas totales”…
– Exacto. Después, cuando murió, era el mejor. Gustavo, “el arquitecto del sonido”. Pasó con todos y algo de eso hay con el libro, respecto a la repercusión. Desde este lugar, me alegro que pase eso con Cornelio en tanto era un proyecto colectivo. Era una banda de verdad, en el que todos aportaban a la creación. No era la banda de Palo.
 
-Si te ponen un formulario delante tuyo que te pregunta tu profesión, ¿qué ponés?
– Periodista. Ya está.
 
-Si por la puerta del bar en el que estamos ahora, entrase el Santiago Segura de quince años, ¿qué le dirías?
-Uh…! ¡Me descolocaste con esta pregunta! (risas) Le diría que haga su vida y siga escuchando música. Quizás le diría que busque a una banda llamada Don Cornelio y la Zona y la disfrute. Llegué unos años más tarde por lo que le diría eso…
 
“Pozoguerrilleroirascible. Don Cornelio y la Zona. Una biografía de los 80”, de Santiago Segura. Editorial Vademecum.

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