Mauricio Dayub: “Actuar es un acto de fé”

Tiene un rostro por demás familiar para el gran público. Saben quién es aunque construyó su carrera un tanto alejada de la televisión, con mayor actividad en el teatro y el cine. Terminó ese éxito teatral llamado “Toc Toc” -después de nueve años en cartelera- y filmó la miniserie sobre la vida de Diego Maradona. Mientras continúa presentando su conmovedor unipersonal “El equilibrista” (por el cual ganó el Premio ACE de Oro y está nominado al Luisa Vehíl como Mejor Actor), Mauricio Dayub se sienta con Proven y Vos para una charla amena y atrapante. 

Llega al café en su monopatín. Ataviado todo de negro, se pide un cortado. De hablar pausado, medita cada respuesta para ser preciso en lo que quiere comunicar. Ameno en el trato, Mauricio Dayub no esquiva ninguna pregunta y responde todo. 

Entrevista realizada para la revista Proven y Vos, reproducida con su autorización.

Fotos: Cecilia Villarreal. Sensibilidad en Foco (https://sensibilidadenfoco.blogspot.com/)

Un éxito equilibrado

-Mauricio, hoy en día, lo de “El equilibrista” es increíble.

– Impresionante. Una respuesta 100% positiva. Estamos vendiendo con cuatro semanas de anticipación. Nos están llamando para hacer funciones de muchos lugares. Muy atípico respecto a otros espectáculos con los que estuve en su momento, que anduvieron muy bien. En este caso, la respuesta fue inmediata. Habíamos empezado los martes y agregamos los lunes. Ahora tengo dos miércoles libres de teatro por lo que agregué en julio para hacer lunes, martes y miércoles. Asi que, más que contento.

– ¿Cuánto tardó en gestarse?

– Un año. De ensayo tardó cinco meses y medio pero, de gestación fue un año. Empecé a unir los monólogos, a familiarizarme y lograr que algunos personajes que ya estaban escritos, formasen parte de mi familia. Que la ficción se mimetice con parte de la realidad de mi propia vida y mi historia. Idas y vueltas de este bar al Chacarerean y ahí, mucho encuentro con Patricio Abadi para contarle por donde iba. Después, acá a tres cuadras, nos juntábamos los dos con Mariano Saba para reveer la dramaturgia y se emparentase todo. Que no quedase una obra de tres autores sino como una sola cosa. La dramaturgia se unió mucho. No solo tuvo que ver el trabajo de los autores sino el de Cesar Brie. Hicimos el trabajo de los autores y lo amalgamé con el de Cesar. Me quedé tranquilo cuando César lo veía fluido.

Decidí poner el comienzo y las uniones entre cada monólogo. Nos empezó a faltar un personaje femenino que terminó siendo la abuela, con el cual terminé contando mi propia historia.

-¿Si?

– Si. La gente incluso me consulta hasta por mi apellido -que no suena italiano- porque quiere que la historia sea real. En realidad, lo es porque es la historia de mi madre. Fue así, un proceso inolvidable para mi. El ir y venir a la ferretería, cambiar luces y sumar objetos para que los que estuvieran. Fue como volver a ser chico para contar la propia historia y contarla desde la infancia. Con ese lenguaje que es el que te hace imaginar las cosas pero que no te las dice.

-Cuando termina “El equilibrista”, quedan cinco segundos para que estalle el aplauso.

– Si! Creo que la frase que da inicio al espectáculo -“El mundo es de los que se animaban a perder el equilibrio”, que era de mi abuelo- y la cristalización de la prueba de perder o no el equilibrio cuando camino en la cinta, genera esos segundos de reflexión. Siento que la gente dice “mirá hasta donde se puede llegar”. Cuando me paro sobre la cinta, escucho cosas como “No se va a subir…”, “no se va a animar” y muchos otros se corren, para sostener. Cuando me subo siento que me sostienen con la mirada, con el cuerpo. Todo eso hace de una magia enorme. Cada vez que tengo que hacer la función tengo una adrenalina…El plus del equilibrio sobre la cinta genera un plus de adrenalina extrateatral extraordinaria que nos afecta a todos en la sala.

-¿Qué te dice la gente cuando termina la obra?

– “Gracias!”. Lo que más me dicen es “¡gracias!”. Igual estoy juntando una carpeta con las cosas que me dice la gente. No me las puedo acordar ahora pero anoto las que son increíbles, de las últimas funciones. Me da vergüenza decírtelo.  Uno señor me dijo “Sos Messi” y una señora “¡Vos no existís!” y “¿Te puedo saludar para comprobar que sos real?”. Cosas asi tengo anotadas, siempre que sean graciosas u ocurrentes.

-¿Será una obra bisagra en tu carrera?

– Creía que había sido “El amateur”. Era la primera vez que escribía. Sentía que podía andar lúcido por la vida porque lo que veía, sentía y me gustaba lo podía volcar en el escenario. Pero este trabajo supera a “El amateur” (que significó muchísimo para mi) por lo que le pasa al espectador. La obra tiene un rebalse emotivo que no lo previmos los autores, ni César ni yo. Fue mágico ver a la gente tan emocionada en las primeras funciones. Salgo a saludar y parece un casamiento. No había pasado otras veces. Todos querían hablar y saludar. También dice mucho del momento actual en el que se dice que todos quieren solamente divertirse, reírse y evadirse de la realidad. Este espectáculo muestra que la gente necesitaba conmoverse y emocionarse. Reflexionar sobre los temas más jodidos y humanos de la vida como la finitud, el legado de la familia.

-Además toca un tema como el de la inmigración. Más aún con el tema de la xenofobia que nos atraviesa al día de hoy.

-Vos sabes que creía que ese tema estaba tan tocado, que iba a ser el menos atractivo. Se han hecho muestras de fotografías, de vestuario de la época, libros, documentales…Fue muy transitado el tema pero como está acá, me sorprende. Me conmueven las parejas de italianos, gente mayor que los hijos le compran las entradas. Me conmueve y no me lo esperaba. Pensaba que estaba haciendo un espectáculo para mi…Hice antes de decidir hacerlo, hice un revisionismo de mis treinta años de vocación y relación con el teatro. Me pregunté que teatro me gustaba más y cual me interesaba ver en el escenario. Tuve esa tarea natural y quería hacer un espectáculo que satisficiera todos estos interrogantes que me hice. Pero que iba a tener una sintonía tan directa con el público, me sorprendió.

 -¿Cuanto tiene de catártico y de sanador la obra?

– No sabría decírtelo pero cuento los días para hacer la obra. Hice “Toc Toc” -que me encanta- pero quiero que llegue el domingo porque al otro día, hago “El equilibrista”. Siento una felicidad enorme al hacer la función. ¿Es sanador? Si. Además, es un espectáculo que me tiene emocionado. Todas las noches me conmueve algo distinto. Al estar lleno situaciones reales de mi vida real y familiar, me emociona. Estrené el 22 de enero y el 10 de febrero murió mi mamá. El 15 de junio falleció la señora que nos crió a mi y a mis hermanos y vivió con nosotros toda la vida. Cuando terminaba los ensayos en diciembre, falleció mi tio Quico, quien sería el bañero en la obra. Todos tenían 90, 92 y 93 años. Cuando atravieso el recuerdo de ellos, me conmueve de verdad. Me tengo que sobreponer porque tengo que trasladar la escena.

Todo concluye al fin…

-¿Cómo fue terminar este éxito que fue -y es- “Toc Toc”?

– Tiene dos partes. Fueron nueve años haciendo “Toc Toc”, de enero a diciembre. Los primeros cuatro años, con ocho funciones por semana. Los segundos tres, siete y los segundos dos, seis. En las dos primeras temporadas en Mar del Plata, llegué a hacer doce funciones semanales. Una rutina y una continuidad de tener el cuerpo y la voz, bien. Por un lado, siento que voy a extrañar esa rutina. Voy a tener que ir al gimnasio, a correr o algo asi. Por otro lado, el deseo de estar en casa a las seis de la tarde, quedarme jugando con mi hijo, sin la responsabilidad de salir corriendo. Poder prender un fueguito y cerrar el día.

-¿Te sorprendió el éxito de “Toc Toc”?

– Si. Me sorprendió. Es más, la leí y creí que no la debía hacer. Me habían ofrecido ir a la calle Corrientes muchas veces pero prefería quedarme en el teatro independiente, con las obras que escribía. No encontraba la obra por la cual valiese la pena dejar lo que estaba haciendo. Cuando me convocaron para “Toc Toc”, acababa de hacer una obra mia, “El batacazo”. Dije “Voy con esta porque son muchos ‘no’. Los productores no me van a llamar más porque estoy rechazando demasiado”. Cuando empecé a ensayar, me dije “Me equivoqué. No tendría que haber agarrado esta obra”. No daba pie con bola con este personaje. Era un rol muy complejo. Acá había insultos y antes hacía obras de texto, con personajes heroicos. ¿Qué van a decir las señoras que me vinieron a ver siempre? “Dayub, ¿por qué hizo esto?”.

-Pero…

-…sin embargo, “Toc toc” tenía una magia encubierta, un secreto. Revelaba una verdad que la gran mayoría de la sociedad ocultaba. De fenómeno teatral pasó a ser un fenómeno social porque el Trastorno Obsesivo Compulsivo estaba entre la gente y no se plasmaba. Gracias a la obra, se puso en evidencia. Por este éxito, pude conocer algo que el público se merecía conocer desde hace mucho tiempo. Antes de “Toc Toc” salía al hall del teatro, y la gente me felicitaba pero me deseaba “éxito” como si no lo tuviese. No entendía lo que me decían. Me iba bien y sentía que me desarrollaba. Hacía mis obras, escribía, producía y actuaba…Tenía mi propia sala. Cuando se produjo la explosión de “Toc Toc” entendí que era lo que me deseaban…

-¿Visibilidad?

– No. No era eso. El éxito es otra cosa. Para mi, siempre fue hacer lo que me gustaba. El que me deseaba la gente –y que tuvo “Toc Toc”- era aquél del que no te podes escapar. Es el que te reclama y que, cuando tenes una sala llena, te pide otra. Como si recién salís de un restaurant y un amigo te invita a comer a otro. ¡Pero ya comiste! O sea, tenes que comer aunque hayas hecho. La idea es encontrar la forma de hacerlo con hambre y deseo. Amigarse con esto es entender el éxito porque éste te presiona. Todo lo que te presiona, te aleja de lo artístico. Tenes que sobreponerte para encontrar las razones para que el éxito pueda ser tan admirable y prestigioso como es que solo te vaya bien. Al no tener la presión de la venta de localidades, el deseo está tranquilo.

-Ese deseo de “éxito” no tendría que ver con el hecho que construiste tu carrera más por el teatro y el cine que por la televisión?

– Si. Mi carrera se desarrolló mucho en teatro. Casi todo lo que hice funcionó y estuvo mucho tiempo en cartel. Le puse mucha energía. El resto de las cosas las hice más esporádicamente. El teatro fue a una velocidad crucero, sin parar. Además, me pude desarrollar más al poder ir por todos los rubros. Tal como me formé en Santa Fe, aprendiendo un poco de escenografía, un poco de iluminación, un poco de vestuario, un poco de dirección. Trabajando en equipo teniendo un acercamiento a todos los rubros. Cuando empezas a conocer todos los rubros del teatro, termina siendo más fácil hacer teatro.

-También participaste en la campaña por el síndrome de Touret.

– Si. Hace algo más de tres años, me sorprendieron al final de «Toc Toc». Pararon la función para decirme que vino la Presidente de la Asociación Argentina por el Sindrome de Tourette para nombrarme Padrino de la asociación, delante de todo el público. Me entregaron una placa y a partir de ahí, quedé -con gusto- comprometido a difundir el trastorno. Se puede ayudar mucho desde el teatro. En este caso, visibilizar una patología que puede empezar en la niñez lo cual provoca mucho bullying. Hay mucho desconocimiento respecto a qué se trata. Este año hicimos un video que se viralizó con más de dos millones de visualizaciones. Mucha gente lo vio. Explica que, al escuchar a alguien hacer un sonido o un movimiento con el cuerpo, sepa que es un síndrome y no lo hace para incomodar. No es algo que lo puede dejar de hacer.

-Ahora con “El equilibrista”, fue un quiebre en tanto unipersonal realizado, después haber hecho “4 jinetes del Apocalipsis”

– Los 4 Jinetes fue la exigencia más grande que había tenido en un escenario. Cuando lo leí dije que no lo podía hacer una sola persona. Era muy difícil. Le dije al productor que la iba a empezar a ensayar y que si llegaba a poder hacer esto, iba a dar un paso adelante ya que no estaba pensada para que lo haga una persona sola y bien! Trabajé mucho con Luis Romero y a medida que fuimos viendo que era posible, sentía que extendía mi condición de actor. Que atravesaba zonas que me iban a fortalecer en el futuro. Era un unipersonal que no daba respiro. Una exigencia física y vocal muy grande, de mucha transformación y velocidad en los cambios de ropa y transformación de los personajes. Con temas fuertes y apocalípticos. Era una escritura voraz , áspera y aguda de José Pablo Feinmman. Haberlo logrado fue realmente importante.

Televisión, Maradona y militancia

-¿Proyectos en tele?

-Estuve grabando la miniserie de Maradona. Viene bien, con los tiempos de la tele internacional. Un poco me cortó la temporada y fue un problema. En ese momento, no había estrenado “El equilbrista” cuando acepté y ya sabía que terminaba “Toc toc”, entonces la podía hacer. Ahora me frena un poco el éxito de “El equilibrista”.

– ¿Cómo es tu relación con “el Diego”?

– Jugué un partido a beneficio con él pero como futbolista, le tengo una profunda admiración. Además, es contemporáneo mio ya que tenemos la misma edad. Me ha conmovido como pocos deportistas. Verlo jugar me conmovía. La fortaleza con la que jugaba y el nunca despegarse del barrio humilde, de la sensación de pibe humilde que jugaba al futbol  por vocación, por desesperación, por ganar, por ser mejor. Esa cosa personal que siempre tuvo y que fue genial. Después, de grande, como todo en la vida de los adultos, hay que tomarlo…de manera diferente.

-Él había dicho en su momento que no quería ser ejemplo. Te traslado esta frase a los actores a los que se les exige cierta compostura para opinar a nivel político y social y se los critica si lo hacen.

-Nadie se debe proponer ser ejemplo. Desde el momento en que se lo proponen, dejan de serlo automáticamente. El ejemplo es algo que se da, sin querer. Tuve maestros que lo fueron, sin proponérselo. Me han enseñado por la actitud que tenían. Trato de vivir sin decepcionar a los demás pero haciendo lo que yo siento. Si en ese derrotero, alguien toma algo de tu vida o te considera un ejemplo o maestro de algo, no tenes nada que ver. No te sentís ni dando un ejemplo ni siendo un ejemplo. El vivir natural es el que puede llegar a ser un ejemplo o no. El proponérselo te inhibe de serlo en el mismo momento.

-Te lo preguntaba por la corrección que se le exige a los actores por lo que dicen.

– Está todo muy mezclado ahora. Todo se jerarquiza y se analiza. Apenas conoces a alguien, te pones a ver si va para un lado u otro, si es de un color u otro. Esa forma banaliza a la persona. Nadie es de una forma únicamente. Todos estamos hechos en blanco, negro y una infinita gama de grises.

-¿El actor tiene que militar?

– Creo que puede tener tranquilamente ideología y consciencia política. El problema es la pertenencia a un partido porque cuando se pertenece a un partido, se decide en función al partido y no tanto en pos del bien común. Para mí, la política es el arte de hacer el bien común. No puede decidirse siempre de punto de vista del partido. Para eso está la política y no tanto la parte artística.

Mauricio puertas adentro

-Hace un tiempo, en el programa de Moria, te pusieron en el zócalo “galán maduro”.

-Se lo vengo viendo a otros y me quedo más tranquilo. Ya lo tienen estipulado (risas). Me lo mandaron hasta en el chat del grupo de «Toc Toc». La verdad, no me considero ninguna de las dos cosas. Tengo un problema en que no me considero maduro –aunque lo soy- y algunas veces me tocó ser galán…de segunda.  Me pareció un rótulo divertido aunque le hubiese puesto otro. Pero no se cual. Mi mirada sobre mi mismo está muy alejada de la realidad. El flyer de invitación de “El equilibrista” dice  “Cuando llegué a ser adulto me di cuenta de que estaba en un problema: no me gusta la vida de los adultos. No me gustan la resignación, los cumplidos, los bancos, ni los remedios. Me gustan la ilusión, la euforia, la expectativa, la posibilidad. En eso ando. Por eso este espectáculo”. Me hubiera puesto ese copete un poco largo…(risas)

-Si no eras actor, ¿qué hubiera sido de tu vida?

– No me veo no actor pero lo más probable es que hubiese sido como parte de la familia. Albañil, pintor, algo relacionado con lo manual, lo artesanal.

-¿Cual es el peor enemigo del actor, el ego o la repetición?

-El ego lo es cuando no te tome en el momento en el que te tenga que tomar. Si antes de salir al escenario no tenes un poquito de ego, te volves a tu casa. Pedís que tiren el telón y se suspenda la función. Mirá, cuando me siento a escribir, me siento Borges. El problema es terminar de escribir y siguiendo creyendo eso. Con el ego pasa lo mismo. El actuar es un acto de fe. Para ser actor hay que tener una fe enorme. Para eso, hay que apelar a cosas que pueden ser sobrenaturales. A esas cosas, la producen adrenalinas como las hormonas, el ego muy desarrollado sino no podes pensar que sos capaz de hacerlo. Uno tiene que creer que es capaz de hacer algo así. Es como jugar con el tobillo infiltrado como hizo Diego en el Mundial del 90.

Con respecto a la repetición, soy experto. Hice «Toc toc» más de 2740 veces. Aprendí un montón de actores a los que admiraba mucho y habían repetido mucho, con éxito. Pero ellos lo hacían por cuatro o cinco años y de repente los fui pasando. Fui yo el que empezó a decir como se hacía en seis, siete, ocho años y llegamos al nueve. Hubo momentos en los que tuve que resignificar mi deseo para seguir teniendo ganas de hacer la función y hacerla como se debe. Siempre cuento que tuve un incentivo muy grande para actuar que fue el poder gustar, para que el público recomiende la obra y vaya más público a verla. Después, tuve que buscar otros y encontrarlos. Más aún con tantas funciones. Me llevó a comprender el arte de la repetición. Que cosas deben tenerse en cuenta para poder hacerlas.

-Si por este café entrase el Mauricio Dayub que estaba haciendo sus primeras armas en teatro, ¿qué le dirías?

– “Qué bueno que nunca dejaste de tener fé. Qué bueno que, a pesar que nadie creía en vos, seguiste adelante con lo que sentías y deseaste”. Es lo que le diría a cualquiera que empieza y me lo podría decir a mi cuando era joven. Nadie esperaba nada de mí.

-¿No?

-No! Justamente eso. Que nadie esperase nada de mi, que sintiese que los decepcionaba con mi personalidad y en lo que era, me hizo luchar mucho más por encontrar mi camino. Me hizo más fuerte y me desarrolló el deseo. Tuve que identificarlo y ver cual era mi fuerte para salir con más herramientas a la realidad.

-¿Le darías algún consejo?

– No. Eso que te digo. Es un acto de fé y confiar. Actuar es un acto de fe al cien por cien. Hay que creer. Sobre todo en esa etapa, cuando estas empezando. Nadie te elogia por nada. No tenes dinero, no tenes trabajo. Nadie te llama. No interesas. Es fácil perder la fe. Es lo más lógico y natural  Recuerdo que íbamos con cuatro amigos y nos creíamos De Niro, Brando, Pacino y a la mañana nos levantábamos y decía “Estamos locos”. Vivíamos en una piecita y había que salir a laburar de algo. Tenía este colchoncito…¡que voy a ser Brando o De Niro! Ahí se corre el riesgo de perder la fé. Es donde quiero remarcar que uno tiene que confiar mucho en lo que le gusta, lo que siente, lo que cree que le puede aportar a su vocación y luchar para seguirla.

“El Equilibrista”. Teatro Chacarerean. Nicaragua 5565. Lunes y martes, 21 hs.

Mauricio Dayub en cinco puntos

1- Nacido en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, Mauricio Dayub nació el 28 de enero de 1960. Digno representante del signo de Acuario, es un actor, dramaturgo y director de teatro argentino. Fue a Santa Fé a estudiar economía pero su pasión por el teatro pesó más. Viajó a Buenos Aires donde estudió teatro con Carlos Gandolfo.

2- En cine, debutó en 1986 con “Vivir los 17” y “Correccional de mujeres”. Formó parte de “Vivir mata”, “El mundo contra mi”, “El amateur” (adaptación de la obra de teatro de su autoría, dirigida por Juan Bautista Stagnaro), “Dibu 2, la venganza de Nasty”, “El agua del fín del mundo”, “La pelea de mi vida” y “Corazón de león” junto a Guillermo Francella y Julieta Diaz. 

3- Su labor en teatro se inicia con “El primero”, de Ismael Horowitz. Su consagración es con “El amateur” la cual escribe y actúa. Participa en el excelente unipersonal “4 jinetes del Apocalipsis”, “Compañero del alma”, “A lo loco”, “Tres hermanas”, “Sueño de una noche de verano”, entre otros. Dirigió “Somos childfree”, “El batacazo” (en la que también actuó y escribió) y la exitosa “El Bululú. Antología endiablada”. En la actualidad, terminó “Toc Toc”, tras nueve temporadas de éxito. Está presentando su unipersonal “El Equilibrista”

4- En televisión, comienza en “Tiempo cumplido” en 1987. Participa en “Cosecharas tu siembra”, “Gerente de familia”, “Amigovios”, “Como pan caliente”, “Las chicas de enfrente”, “Tiempo final”, “Un año para recordar”, “Los Únicos”, “Guapas” y “Quiero vivir a tu lado”, entre otras.

5- Ganó el Premio ACE como Actor Revelación por su participación en “Compañero del alma” y “A lo loco” y como Actor protagónico en comedia y/o comedia dramática -2011- por “Toc Toc”; Estrella de Mar 2012 al Mejor Actor Protagónico por “Toc Toc”. Con “El Amateur” ganó una gran cantidad de premios. El ACE 1998 como Obra dramática argentina y Revelación Masculina del Año; el María Guerrero, Florencio Sanchez y Estrella de Mar como Mejor Autor;  El Leonidas Barletta y Estrella de Mar como Mejor Actor.

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