“Lo que dura la lluvia” (Teatro)

Un refugio para guarecerse.

Dramaturgia: Laura Otermin. Actúan: Emanuel Moreno Defalco, Laura Otermin, David Paez y Luli Zunino. Diseño de vestuario y de escenografía: Jorgelina Herrero Pons. Diseño De Iluminación: Lucas Orchessi. Asistencia de dirección: Magui Zilli. Diseño gráfico y dirección: Patricio Azor.

Itaca Complejo Teatral. Humahuaca 4027. Viernes, 20.30 h

Las historias de amores “desencontrados” suelen ser esa arma de doble filo de saber cómo son y plasmarlos de manera seria y cautivante, sin caer en obviedades y redundancias. Tal es el caso de la historia de Martín y Diana que comienza con ambos guardando los juguetes de su hijo. Hablan y se nota cierta tensión entre ellos. Todo, como diría un bolero de antaño, “a media luz”. Afuera, se escuchan truenos y las consabidas precipitaciones hasta que irrumpen en la escena Roco y Paloma.

De a poco, sin prisa, pero sin pausa, se construye una historia que va y viene a través del tiempo, que vincula a Diana y Roco. Cuentas pendientes que terminan siendo incobrables para aquellos que tenían expectativas que no se condecían con su contexto. Más aún cuando el amor tiene de todo menos ese romanticismo que se publicita como si fuera el único y verdadero.

Aquí es donde se ve la riqueza del texto concebido por Laura Otermin. Es claro y elocuente a las “diferencias” que se plantean respecto a un presente y un futuro que se condice con el clima oscuro, a nivel meteorológico. Dicen que “no se puede salir del agua sin mojarse”. Algo similar ocurre con la coyuntura en la que uno vive. Ese “living with eyes closed, misunderstanding all you see” que eligió mucha gente como axioma inquebrantable, se quiebra ante la vida misma –que también incluye a la muerte-. Ni hablar si esta última, cuenta con un plan pergeñado para llevarla a cabo.

Pero la pluma de Otermin también abre la posibilidad de llegar a separarse de su contexto original para instalarse en un lugar tan sinuoso como atrapante como el de los vínculos meramente personales.   

En un ambiente absolutamente metafórico en lo que puesta y tratamiento del tiempo se refiere, todas las piezas del rompecabezas comienzan a unirse. La iluminación es fundamental para crear ese clima envolvente que permite el desarrollo de la acción. Lo mismo que el vestuario que establece ese no-tiempo fundamental para dejarse llevar por el relato para evitar cualquier tipo de aseveración previa. La dirección de Patricio Azor es precisa. Dota de armonía a un relato que se desarrolla con un ritmo que aprehende a los espectadores y los sumerge en sus planteos y debates internos.

Dentro de un elenco sólido en sus actuaciones, la propia Otermin se reservó para ella el desarrollo de una Diana a la que dota de la humanidad propia de quien ama, pero sin ver del todo las contraindicaciones de uno que se aleja de las normas “comunes”. El que exige un compromiso por un ideal que, en ocasiones, no se sabe como tomar.

“Lo que dura la lluvia” recorta una historia de lo que fue “la noche más larga” de Argentina. La lleva a cabo con una puesta atrapante en que la memoria termina jugando fuerte al igual que la justicia para aquellos/as que fueron víctimas de esa tormenta de odio. 

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