Parados en el medio de la vida
Libro y Dirección: Lautaro Vilo. Con Paula Ransenberg, Valeria Correa, María Ucedo, María Abadi, Julián Calviño, Andrés Ciavaglia y Francisco Civit. Voz en Off: Damián Canduci y Lautaro Vilo. Vestuario y Diseño de escenografía: Jorge Ferrari. Diseño de luces: Gonzalo Córdova. Diseño sonoro y Música: Adolfo Oddone. Operación de luces: Nayla Perissé. Fotografía: Juan Agustín Flores. Diseño gráfico: Mariana Rovito. Asistente de producción: Micaela Molina. Asistencia de dirección: Ignacio Ansa. Producción ejecutiva: Gabriel Cabrera.
Teatro Del Pueblo. Av Roque Sáenz Peña 943. Viernes, 21 hs.
Vidas aparentemente opuestas terminan entrecruzándose en un punto que será una ciudad en la Patagonia. Allí, donde hay tanto chocolate como petróleo para explotar, varias (no todas) existencias encontraran su destino personal. Como es lógico, “vivir solo cuesta vida” y algunos estarán más proclives que otros a iniciar este camino que implica riesgos que no desean asumir.
La dramaturgia de Lautaro Vilo se destaca en el dibujo de esas existencias tan ricas de ver como poco deseosas de vivir en carne propia. Vilo describe con sabiduría y buen gusto situaciones que navegan entre la comicidad y la seriedad, lo serio y lo patético, tal como la vida misma. Fabiana y Leo reciben una herencia que es un salvavida de plomo. Será Fabiana la que se haga cargo de la empresa familiar ante la muerte de su padre y la desidia de su hermano. Leo -un caballo que se volvió potro sin galopar- vive con Roxi, una maestra jardinera de carácter volátil al tiempo que espera que el jazz le guiñe un ojo a su suerte y lo ubique en el lugar donde cree que debería tener pero su falta de talento le impide. En medio de estos enredos, llega la visita de la prima Paula, en un momento por demás inoportuno. Mientras la madrastra de Roxi, Antonia no sabe qué hacer con esa hijastra ante la muerte de su padre, Fernando será el punto de ruptura de las situaciones al ser tan introvertido como atractivo para las mujeres, pero con una tensión interna a punto de estallar. Los hermanos Felipe y Ulises tendrán una participación breve pero importante en el marco de los seis cruces anteriores.
Pero lo que parece tan engorroso de leer, es dinámico y divertido en el escenario. El diseño de espacio es creativo y de gran valor ya que permite crear diversos lugares pero sin afectar el desarrollo de la puesta. La iluminación juega un papel fundamental al respecto ya que permite crear todos los escenarios en los cuales se desarrollarán las acciones. Es brillante la manera en que ilumina, ubica espacios y crea climas diversos, con tubos fluorescentes, con tiempos de precisión suiza y erudición creativa. Las actuaciones son de gran nivel, destacándose Paula Ransenberg como la conflictuada Fabiana y la prestancia de Valeria Correa para la conflictiva Roxi.
Por otra parte, la pluma exacta de Vilo deja algunas cuestiones para reflexionar. El humor permite (pero no deja de lado) cuestiones como la soledad, las relaciones familiares, el estancamiento ante la imposibilidad de hacer frente a un futuro que llegó hace rato asi como la forma en que los recuerdos vuelven del pasado para hacer pata ancha en el presente. La muerte dice “presente” a través de fuertes ausencias como la de dos padres que tienen fuerte predicamento. El pasado se resignifica a partir de casetes o ideas que se irán transmitiendo por mediaciones que no siempre son de las mejores. La puesta cuenta con variadas situaciones de enredos y una duración exacta, con un final por demás enigmático, que deberá completar el propio espectador. Inclusive, apelando a sus propias situaciones.
“Cabaña Suiza” es una puesta de calidad, que permite una risa franca y sincera al tiempo que se da el gusto de reflexionar sobre ese período tan intenso, fuerte y enigmático denominado “vida”.