Después del aire (Teatro)


En vivo y en directo

Dramaturgia y letras de canciones: Andrés Binetti y Mariano Saba. Con Malala González, Ignacio Bartolone, Marianela Iglesia, Teresa Murias, Tano Pascarelli y Pablo Sciolini. Diseño de escenografía: Andrés Binetti y Pablo Sciolini. Diseño sonoro:   Guillermina Etkin. Realización escenográfica: Andrés Binetti y Pablo Sciolini. Música original: Martin Gonzalez. Diseño gráfico: Andrés Kyle. Asesoramiento de vestuario: Julia Camejo. Asistencia de dirección: Sabrina Gilardenghi. Diseño de luces y Dirección: Andrés Binetti.

Apacheta Teatro. Pasco 623. Sábado, 21 hs.

Hay géneros que, de a poco, van apagándose por el devenir de propuestas superadoras –o no-, o que deben soportar el axioma de “escoba nueva, barre bien”, para después reinventarse y lograr un retorno a las mieles del éxito. En el caso de “Después del aire”, segunda parte de la trilogía concebida por Mariano Saba y Andrés Binetti, el género elegido es el radioteatro pero como punta de lanza para hablar de una gran cantidad de temas. De más, está decir que la forma que en se hablará de los mismos, contará con la impronta propia de esta prolífica dupla, basada en la ironía, el humor, el sarcasmo y una resignificación constante a partir de los conceptos vertidos.

La acción de este sainete oral se ubica en 1933, en las postrimerías de los últimos días de vida de Hipólito Yrigoyen, con momentos de tensión entre los seguidores de los conservadores y los radicales. Esto se vive dentro de un estudio de radio donde se realiza un radioteatro. Allí se encuentran todos los ingredientes que puede haber en un programa. El que quiere quedar bien con todos, el rebelde y revolucionario, la trepadora, el que usa el poder para levantarse minitas y la que habla de las buenas costumbres. Igualmente, el personaje principal es el de la Opa compuesta por Malala González, que es una niña-mujer que solo alcanza un nivel de normalidad –y genialidad- solo cuando canta.

Todos se relacionan por simple conveniencia, ocultando sus intenciones –o no-, en tanto salga el programa al aire. La gran paradoja, que nunca ha pasado de moda, ese dejo de soberbia y superioridad de algunos artistas que se llenan la boca hablando de su amor por el público y de como su arte está a plena disposición del soberano al mismo tiempo que lo desprecia por su incapacidad para “entender” o “sentir” aquello que se le brinda tan desinteresadamente…Situación atravesada, como no podía ser de otra manera, por un devenir político en el cual la lealtad a una idea puede ser una moneda de cambio o un salvavidas de plomo de acuerdo a donde se ubique el artista en cuestión.

El texto está muy bien desarrollado en tanto constituye un camino lleno de espinas en tanto alegorías, ironias y alusiones que van y vienen a través del tiempo, siendo el espectador aquél quien deba terminar de llenar de contenido lo que fue dicho. Es imposible no hacer analogías con lo que es hoy en día, el radicalismo –tan distante de sus orígenes- y con lo que después fue el peronismo con su líder carismático al decir de Weber en relación con ese propio radicalismo que terminó combatiendo a un movimiento que tenía su propio germen.

El diseño del espacio es correcto al igual que las actuaciones, con Malala González creando una Opa para el recuerdo, con una voz de excelente registro.

Desmintiendo el axioma que sostiene que “las segundas partes no son buenas”, “Después del aire” es una muy buena continuación de la imperdible trilogía pergeñada por el dúo dinámico compuesto por Binetti-Saba.

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