Humor, critica y mordacidad
Adaptación del texto de Osvaldo Dragun, “Historia de cómo nuestro amigo Panchito González se sintió responsable de la epidemia de peste bubónica en Africa del Sur”. Con Paolo Baseggio, Ernesto Fontes, Leandro Ibarra, Daniel Miranda, Natalia Olabe y Guillermo Valdéz. Luces: Fernanda Balcells. Música: Dos Cachivaches. Video y diseño: Paolo Baseggio. Asistentes de dirección: Paula Banfi y Claudia Mac Auliffe. Producción: Natalia Fernández Acquier. Dramaturgia y dirección: Martín Seijo
Nueva adaptación de un texto autóctono a cargo de la Compañía de Funciones Patrióticas. Ahora le tocó a una obra de Osvaldo Dragún en el que la ironía y la mordacidad están a la orden del día. La posibilidad de retomar “valores” muy en boga y resignificarlos es una tarea que el teatro está dejando un tanto de lado. La Compañía de Funciones Patrióticas encara cada obra como si fuera un viaje que va de un lado a otro, con el consabido enriquecimiento de las situaciones que se van desarrollando en el medio. Siempre partiendo de la interpretación no convencional del Himno, se va descubriendo la puesta como si fuera una mamushka teatral. Políticamente incorrecta pero con un contenido fuerte, uno de los tantas aristas que toca es la distinción entre la zona sur y la zona norte de Capital Federal como punto de inicio de la historia en la que Panchito Guerrero, por abaratar los costos de la empresa (de capitales extranjeros) de carne en que trabaja, utiliza otro tipo de “materia prima” para su comercialización a cambio del consabido aumento de sueldo. El camino a la obtención del permiso para dicha comercialización y las consecuencias de la misma poseen ironía y una feroz crítica a valores como “abaratar costos”, “necesito un sueldo más alto” y demás axiomas de moderna actualidad. Porque en esta sociedad de consumo, todo está justificado en pos de una relación costo-beneficio, ya sea para una persona, una pareja o una empresa aunque esto implique degradación o muerte. ¿Cuántas veces se utiliza la frase “son todos negros”, “mentalidad de negro” o “cosa de negro” para justificar los prejuicios propios y las acciones que esto conllevan?
Como todas las obras de la Compañía, el souvenir final (de una estética y un amarillo muy visto en los últimos tiempos) es la cereza del postre de lo que sería en música “un disco conceptual”, con una idea que va más allá de la obra para instalarse en una fuerte crítica política, no partidaria a la situación de las instituciones y de los valores imperantes en la sociedad.
Una recomendación al lector es estar siempre atento a lo que puede llegar a ocurrir con las presentaciones de la Compañía de Funciones Patrióticas porque las obras se hacen una sola vez, destacando el momento único del acto teatral. La calidad conceptual in crescendo de la Compañía amerita que sea menester seguir los pasos de algo que se convirtió en un oasis teatral de contenido y sapiencia interpretativa.