Sexo dora-do
De Lukas Bärfuss. Con Florencia Naftulewicz, Silvina Katz, Aldo Alesandrini, Leandro Caamaño, Pablo Lambarri, Celeste Monteavaro y Mario Petrosini. Vestuario: Laura Molina. Escenografía: Carlos Di Pasquo. Iluminación: Marcelo Cuervo. Música: Tian Brass. Asistencia de dirección: Natalia Córdoba. Dirección: Mariana Díaz.
Celcit. Moreno 431. Domingos, 16 hs.
Dora presenta una discapacidad por la cual fue medicada durante su niñez. Ya de adolescente, la madre decide quitarle la medicación por lo que Dora empieza a descubrir los placeres de la vida, sexo incluído. La puesta indaga más allá de lo que podría ser una discapacidad para adentrarse en una temática ligada a la conducta sexual en la que se trata de evadir todo lo que, a nivel “buena conducta”, se debería hacer. Asi está matizada toda relación que entabla Dora con todos los hombres de la puesta. Desde su padre hasta el médico, pasando por el dueño de la verdulería en la que trabaja y su novio “ocasional”. Igualmente, la puesta deja translucír algo que habría ocurrido en su niñez pero como mantiene cierto aire de inocencia, este le quita la contundencia a situaciones bastante fuertes. No obstante, la pregunta es si sin esa “inocencia”, no terminaría siendo una puesta por demás dura. La sábana corta del fútbol muchas veces se hace extensible al teatro y este es un caso. Las actuaciones son sólidas y parejas, sobre todo en el trabajo de Florencia Naftulewicz, como Dora, a la que interpreta con naturalidad, sin caer en excesos que podrían someter a su personaje en una caricatura dramática o graciosa. La utilización de la pantalla es acorde a la puesta y ubica en el tiempo. La escenografía, basada únicamente en un mueble que hace las veces de estantería o cama, es exacta al minimalismo que busca la puesta para hacer hincapié en las palabras.
“Las neurosis sexuales de nuestros padres” es una puesta que se deja ver aunque no termina con la contundencia que plantea su título