Y a vos, ¿qué vida te hubiera gustado vivir?
Dramaturgia: Sebastián Irigo y Teresa Donato. Con Victoria Bertone, Mara Guerra, Graciela Muñiz y Carolina Pfaffenbauer. Diseño y realización de escenografía: Ariel Vaccaro. Diseño de vestuario: Analía Morales. Confección de vestuario: Mariana Paz. Diseño de iluminación: Sebastián Irigo. Fotografía: Alejandra López. Fotografías de escena: Atomobit (Gabriel Macarol), Lucas Ober @lucas.ober y Ojo Límbico @ojo.limbico. Producción general: Grama Vica. Música original: Colo Belmonte. Asistencia de dirección: Verónica de Bunder. Dirección general: Sebastián Irigo. Duración: 60 minutos.
Espacio Callejón. Humahuaca 3759. CABA. Viernes 22 hs.
“La vida fue más rápida que yo. Es muy raro, pero a veces me parece que todavía soy esa, que pensaba que iba a ser cuando era chica. (…) Yo soñaba otra cosa para mí. ”. Magdalena, hermana mayor de “Aquellas mujeres”
A veces la vida y la muerte se confunden, se mezclan y se entrelazan. “A veces, no”, digo para mis adentros, “esto es algo que pasa siempre”. Ese es el pensamiento que queda tras ver “Aquellas mujeres” de Sebastián Irigo, inspirada en las hermanas March de la novela Mujercitas, el reconocido clásico de la escritora estadounidense Louisa May Alcott. Sin embargo, lo destacable de la creación de Irigo es su reinterpretación como una obra íntegra.
Al entrar al espacio en donde se desarrollan los hechos, inmediatamente uno puede sentir que se va a meter en un mundo ajeno y distinto. En una oscuridad parcial, se aprecia a una mujer de espaldas en el centro del escenario, al fondo, se ve a otra con un vestido largo y blanco que mueve sus manos de aquí para allá. A la derecha del escenario, un columpio se balancea casi fantasmal, sujetado desde las vigas que circundan el escenario. Suena una música de fondo, casi imperceptible. Los sonidos resultan parecidos al tecleo de una máquina de escribir. (Un detalle: la música fue compuesta originalmente para la obra por Colo Belmonte y está disponible para escuchar en Spotify y otras plataformas). De repente, las luces se vuelven más brillosas y comienza la función.
La historia se centra en el encuentro anual de cuatro hermanas, en una fecha especial. El punto de reunión es la casa de Magdalena, la mayor. Cada una ya ha hecho su vida: Magda se casó y se quedó en la vivienda que las vió nacer a todas; Majo se convirtió en una escritora famosa, Ani es una mujer exitosa, que hace poco enviudó de un hombre de mucho dinero. Elisa, la más chica, se quedó atorada en el tiempo y en el espacio que transcurren los acontecimientos. Ellas se encuentran todos los años para charlar, a pesar de que no tengan nada en común. Ni siquiera saben que están las cuatro juntas cuando sucede el festejo.
La dirección de Sebastián Irigo se aprecia en los detalles ya que, además de haber sido el director general, diseñó la iluminación y en dupla con Teresa Donato, concibieron el texto. La dramaturgia nació a partir de pensar cómo serían aquellas mujercitas en un contexto contemporáneo y en un espacio distinto. A quienes deseen una adaptación exacta de la novela original, se les recomienda ir con otra idea, ya que van a ver algo distinto. La frescura del texto radica justamente en que podemos reflexionar sobre los hechos del pasado en el presente y repensar cómo el pasado afecta nuestra manera de percibir el mundo que nos rodea. Una historia que podría ser la de cualquier familia, la de cualquier mujer que conozcan. Inclusive, la de una.
El relato costumbrista se mezcla con lo fantástico. Apenas comienza, Elisa (Mara Guerra) le dice a Majo (Victoria Bertone): “Pensás que no va a venir, pero yo sé que va a venir” y Majo (parece) que le responde. Las miradas sentidas de Elisa, inentendibles al principio, abren el camino a una triste realidad. Cuando se pelean, abrazan, ríen y se cuentan sus más íntimos secretos, parece la escena de la propia familia. ¿Cómo no sentirse identificado y no creer que lo que esté pasando arriba del escenario es absolutamente real?
La actuación del elenco conmueve, hace reír y también deja al espectador reflexionando sobre todo lo que tuvo que afrontar la familia a lo largo de su vida. Surge la pregunta, ¿es realmente necesario verse todos los años, en esa fecha? El “ritual” que se lleva a cabo recuerda a los festejos de cumpleaños y las fiestas de Navidad y Año Nuevo a las que a veces uno debe asistir aunque no tenga demasiado ánimo.
¿Por qué hay que conocer a estas hermanas? Porque ellas, en sus individualidades, encarnan un sueño. Pero, ¿hicieron realmente lo que querían con sus vidas? A la vez que se exploran los sentimientos más profundos de las protagonistas, el espectador también se pregunta si realmente, en su caso, ha hecho lo que quería.
Con un texto y dirección de calidad y un elenco maravilloso, “Aquellas mujeres” es una puesta realmente valorable en su reinterpretación. Si se tuviese que definir en una sola palabra, diría que es muy “sentida”, desde diferentes aspectos, como lo emocional, lo corporal, lo sentimental y lo sensorial. Una salida para invitar amigos, familiares y sobre todo, para ir con hermanos/as (si estaban peleados, tal vez se reconcilien después del espectáculo).
Texto: Victoria Moroy