Gimena “Cowacha” Farina. “Todo pelo es político”

Desde “Cowachas” su cuenta de Instagram, deconstruye mitos sobre el cabello al tiempo que reivindica a los rulos y a las canas.  Con humor y conciencia política y social, Gimena Farina planta bandera frente a las tendencias estéticas hegemónicas.

-Gimena, contame como surge “Cowachas”

– Hace mucho tiempo, tuve un problema de salud y perdí mucho pelo. En medio de búsquedas diversas al respecto, me metí en “Rulos Arg”, un grupo de Facebook. Allí conozco el método “curly” y lo pruebo. Era medio complicado, pero le agarré rápido la vuelta. Lo implementé y me funcionó. Armé un grupo de whatsapp con amigas en el que traducía –por decirlo de alguna manera- en qué consistía el método. Una prima me sugirió “Abrite un Instagram”. Al final, lo abrí y comencé a compartir las experiencias en el uso de productos, rutinas de lavado, etc. De a poco, me empezó a seguir cada vez más gente. Solía saludar a las chicas con un “hola muchachas” y pasé a un “hola cowachas”, un juego de palabras con el “cowash”.  Creció bastante la cuenta en un momento en que había varias que hablaban de rulos. En la pandemia, hubo gente que hizo pan y otra, cowash. Igualmente, la cuenta no tuvo otra idea más que la de compartir experiencias de lo que se aprendió. También comparto recomendaciones en el cuidado de la piel.

– ¡Creció muy rápido tu Instagram!

– Si, es cierto. Igualmente, no tengo mucho registro en la cantidad de seguidores ni de los momentos en que esto ocurre. Me daba cuenta de la respuesta de la gente, con los mensajes y la participación, pero no estoy atenta a los números. Sé que hay quienes tienen más fresco estos datos. Hubo un crecimiento durante la pandemia por el deseo de aprender cosas en general. Después, como subí algunas publicaciones que, quizás, no tenían que ver con el tema del pelo, decrecía un poco pero no es algo que tenga en consideración.

– ¿Cuál sería tu “público”?

-Hay de todo. A veces me pongo a chusmear que edades hay y en general, coincide con quienes usan Instagram. Mi idea era direccionarlo a gente de mi edad y más grande, pero se engancharon pibas más jóvenes que le pueden trasladar todo esto a sus viejas o abuelas, que quizás, no están tan al tanto de las redes sociales. Básicamente son mujeres, pero también hay chicos que tienen pelo largo o le gusta la idea general de la cuenta. También me siguen peluqueros, con fuerte presencia masculina, que preguntan mucho. Se generan encuentros con ellos para que se traslade todo a los interesados.

– ¿Cómo te llevabas con tus rulos en la adolescencia?

– Bastante bien. Tenía una preferencia más hacia la onda que al rulo. No bucle sino con una curva más suave. Como tenía rulos, usaba productos para poder estirarlos. Te estoy hablando de un tiempo anterior a la aparición de la keratina. Usaba el pelo muy largo para poder estirarlo por su peso. También tuve una época en que me lo planchaba mucho…

– ¡Sucumbiste a la planchita!

– ¡Si! Me lo planchaba un montón. Me gustaba como me quedaba lacio. Después lo lleve bastante natural en tanto no me lo alisaba. Este es un tratamiento un tanto destructivo ya que no te permite volver a los rulos. Tenes que dejar que el pelo crezca. Con el tiempo, a los treinta, me enfermé después de mi segundo embarazo. Estuve con un tratamiento que me hizo perder mucho pelo. Cambió su estructura y usé keratina para cuidármelo.

Visibilizar y reivindicar

-Hay cierta presión social que exige que se deba planchar el pelo quien lo tenga enrulado…

-Cambió bastante de un tiempo para esta parte. Antes era mucho más contundente. Había normas más hegemónicas de como la mujer debía ser y como mostrarse. Todo esto cambió con los feminismos que lograron interpelarnos en muchos sentidos. La manera en que somos, nos vemos y como debemos cambiar para encajar en determinadas normativas estéticas. Fue un detonador para cuestionarnos las diferencias de los patrones capilares que no son más que una característica física, como el color de los ojos y de la piel. Se cuestionó esa belleza hegemónica que no es “LA” belleza. Esto hizo que mujeres con un determinado pelo lo lleven como lo tengan y acepten su patrón capilar, que incluye aceptar sus canas y dejar de teñirse. El avance del feminismo y la legalización del aborto fueron un antes y después para las argentinas y la consolidación del feminismo en el continente. Todo está relacionado.

-Haces una doble ruptura con la reivindicación de los rulos y de las canas.

-Si. Es lo que trato de comunicar. Creo que fue Susan Sontag la que dijo que “los hombres maduran y las mujeres envejecen”. Encanecer es algo natural pero se acepta en los varones y no en las mujeres. Se ha instalado en la sociedad que la mujer no debe permitir que el tiempo le marque su paso y deba mantener su misma fisonomía, lo cual es muy injusto. Con la explosión del feminismo y el arribo de la pandemia, muchas mujeres se quedaron en casa, sin el yugo de la estética ni la obligación de mostrarse. Vieron como crecían las canas y se animaron a mostrarse con sus transiciones (parte de canas y cabello teñido). El confinamiento significó estar atrincherada, tomar valor y salir. Hubo una nueva cara. No fue mi caso ya que, durante la pandemia, me seguí tiñendo. Cuando dejé de hacerlo, simplemente lo hice. Coincidió con un momento en que me hackearon la cuenta a la cual no tuve acceso. Si bien lo venía pensando, fui directo a dar ese paso. Dije “me voy a dejar las canas”. Cuando me devolvieron la cuenta, conté que me verían con las raíces porque me iba a dejar las canas.

– ¿Cómo fue esa toma de decisión?

– Rotunda. No fue un proceso muy complejo. Veía mujeres canosas y me encantaba como les quedaba. Nunca tuve el prejuicio -bastante instalado- de “la mujer que no se tiñe, está abandonada”. Me gusta ver el color blanco-grisáceo que, para mi gusto, queda muy bien. Siempre tuve un contraste en mi cabello. Me hacía un balayage y me quedaba el pelo castaño y las raíces, negras. Mi cabellera era a dos tonos. Corté con la parte que tengo decolarada por lo que el contraste fue blanco y negro. Dejé que creciera y ahí tuve muchas críticas.

– ¿Si?

– Si, si. Me cargaban mucho. Instagram es una red social con muchas normas y exigencias estéticas. Entras y ves una gran cantidad de mujeres maquillándose y haciéndose algo en el pelo. Entonces, cuando aparece una mina que se deja las canas, llama mucho la atención. Me decían “zorrino” porque tenía una parte canosa y la otra, oscura. Otros me preguntaban porque hacía esto si “era tan joven”.

-De paso, se mete el prejuicio de la edad…

– ¡Claro! Está super relacionado. Me decían que “era una verdadera lástima” y que, por eso, me iban a “dejar de seguir”. Al mismo tiempo, también pensaron que me dejaba las canas para que me siga más gente. En realidad, como te dije, fue una decisión mía y eso es algo que tenes que hacer vos misma. Si te dejas llevar por las opiniones de los demás, es muy difícil de sobrellevar. Se abre un espacio a la opinión del otro sobre algo que es propio. Más que nada, por esta presión social que es peor en las mujeres. Si te gusta teñirte, hacelo, pero sabe que estás siguiendo ciertas exigencias estéticas.

-Algo que está impuesto.

– Y…si no podemos decidir cual es el color de nuestro pelo…

-Te consultan mujeres por las transiciones ¿y los hombres?

-Lo pueden decidir con mayor libertad porque se dejan crecer sus canas. Si bien hay muchos que se hacen tratamientos, al dejarse el pelo más corto, no es tan difícil la transición. Pueden pelarse o se lo dejan muy cortito por lo que arrancan más rápido. En la mujer es más difícil, aunque lleve una melena corta el contraste entre el cabello cano y el teñido. Pero hombres que no se animaran a dejarse las canas, no me pasó.

Te amo, te odio, dame más.

– Como podía ser de otra manera, también cayeron los haters…

-Siempre están, en mayor o menor medida. La gente que me sigue es muy macanuda. Cuando fue el debate por el aborto, fue duro porque posteaba a favor de la legalización. De hecho, fui a marchas y todo. Ahí tuve la primera bajada de gente. “Estoy a favor de la vida y no te voy a seguir más”. Lo mismo ocurrió cuando manifesté mi postura política, pero me lo tomé con gracia porque no soy de fogonear esa agresividad. El humor es una buena forma de contrarrestarla

-Un posteo tuyo que te sorprendió por la reacción fue el destinado a Diego Maradona.

-Me llamó mucho la atención. Para mí, es un ídolo que se conecta con mi sensibilidad. Me conmovió su muerte. Cuando hice un posteo en el que lo asociaba con el tema de los rulos, recibí muchas críticas diciendo que “no soy feminista”. ¡Como si una pudiera olvidarse de su historia y no llorar a las personas que te conmueven! La vida de Diego Maradona me sigue emocionando. Me siento parte del feminismo popular, que se puede conectar con sus ídolos.

-Hay varios feminismos….

-Absolutamente. No puede perderse de vista que también hay una cuestión de clase al respecto. Así es como te dicen que Evita no fue feminista. ¡Construyó muchas cosas y consolidó un movimiento! Las críticas a la publicación de Diego me llamaron mucho la atención. Mas cuando dijeron que “el feminismo maradoniano no existe” o que era una contradicción. Ahora, la gente que me sigue tiene una idea muy clara de lo que pienso.

-A muchas mujeres les pasó algo similar con respecto al Diego, que fueron criticadas por un ¿feminismo conservador?

– Si, si. O antipopular, que no reconoce lo popular por sobre otras cuestiones. Para mi está fuertemente relacionado con eso y es, justamente, lo que más interesa. Por eso, hablamos de feminismos, en plural. Si bien hay una fuerte lucha por los derechos de las mujeres y las disidencias, tenemos diferentes miradas respecto a esto, el punitivismo y un montón de cosas con las que no vamos a ponernos de acuerdo.

Avanti morocha

-Por otra parte, manifestaste tu posición política a favor de CFK y dijiste que “todo pelo es político”.

– Partamos que lo personal es político y ahí está incluido el pelo. Estamos en un presente en el que hay lugares en el mundo en que las mujeres no pueden mostrarlo. Mirá si el pelo no es político… ¡Incluso las que echan de sus trabajos por dejarse las canas!. Entonces, está todo muy relacionado.

Por otra parte, en algunos medios, el tema de las canas se lo asocia con la autoayuda y la “vuelta a lo natural” porque no se quiere nada artificial. Al respecto, mi mirada es otra. No creo que tenga que ver con eso sino con cuestiones fuertemente políticas en las que se decide sobre nuestros propios cuerpos. Si empujamos para lograr los mismos derechos que los hombres, también podemos elegir como tenemos el pelo. No está bueno tener una cuenta en la que haya que disociar los valores que transmitimos, separar lo estético de los intereses políticos, culturales. Todo es parte de lo mismo. Inclusive la persona que decide no hablar de cuestiones políticas y/o partidarias, está tomando una decisión política.

-El silencio es político.

-Exacto. Es una decisión. Ojo, tampoco creo que todos deban ser como yo. Mi mirada es tan válida como la de tantos y debe ser respetada como las demás. No me gusta tener que privarme de decir algo porque tengo una cuenta de rulos. Es absurdo.

-Algunas de las que te dejaron de seguir manifestaron “decepción” y “bronca”. Un planteo bastante infantil…

-Si. Creo que los usuarios de Instagram piensan que uno está a la espera de seguidores. Quienes utilizan esta red como un trabajo o una manera de comunicación alternativa, tratan de no visibilizar algo que apunte a la diferencia. Es respetable pero no es mi caso. La cuenta refleja como vivo. No quiero transformarme para estar en Instagram. Negocio algunas cosas partiendo de la base que, si haces algún planteo estético determinado, IG no te muestra. Hay que encontrarle la vuelta teniendo en cuenta que está muy ligada a las tendencias estéticas hegemónicas. Hay que lidiar con estas reglas pero también patearlas para poder instalar lo que vos queres transmitir. Si bien hay influencers que lo viven de manera más profesional y comercial, no es mi caso. No obedezco a esa lógica de buscar seguidores o evitar mensajes que provoquen alguna fricción.

-Igual sos una influencer, quizás de manera más sensible y artesanal.

-Es cierto. Quizás habría que redefinir el concepto si fuera el caso, en el sentido de hacer un producto o servicio sin pensar en que no vas a hacer guita con esto. Para mi es algo que se convirtió en algo divertido y que puedo dar una mano.

– ¿Qué te dicen las nuevas generaciones?

-Me siguen muchas chicas jóvenes, que les interesa lo que comparto. Me doy cuenta porque me reconocen en la calle. En las marchas, me encontré con chicas de 20 años…Tengo 45 y hay casi dos generaciones de diferencia. Me saludaban “¡Hola, Cowacha!”.  Es muy loco que te reconozcan o te pidan fotos. Antes era famoso el que salía en la tele y ahora, es el que tiene más seguidores en las redes sociales.

Mirada interna y futura.

– ¿A qué te dedicas?

– Soy editora y trabajo como correctora de textos. Hace varios años que lo hago. Nada que ver con lo otro. Me gusta mucho mi trabajo. Pasó que me dijeran “largá todo y dedícate al IG” pero no…. Disfruto lo que hago. Soy una persona de gustos muy variados, con un abanico muy amplio. Las redes también pueden tener una veta de difusión cultural y lo aprovecho.

– ¿Pensas en hacer un sitio web o sacar un libro?

– Lo del libro puede ser. Siempre pensé que, en algún momento me iba a sentar a escribir. La verdad es que la transición a rulos y/o canas es digna de ser escrita porque es muy importante. A veces es absurdo pensarlo en términos de decidir en como debemos llevar el pelo, pero es así. En algún momento me gustaría hacerlo. La cuenta es para pasar un momento y no quiero profesionalizar este interés. Asi como antes se coleccionaba estampillas yo tengo un Instagram de pelo. Lo del libro se verá.

-Si por este café, entrase la Gimena que estaba por hacer el primer posteo de IG, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?

-Le diría que “las ideas que le vayan surgiendo, las haga”. Fue lo que hice. Le diría que no reprimiera nada. Es un espacio que uso con mucha libertad y responsabilidad. Nos hemos deconstruído en tantos sentidos…No me gusta publicar algo que haga sentir a alguien mal o que le haga ruido. Por eso le pregunto a mi hermana menor, a la que le llevo casi quince años, sobre cómo ven algunos posteos. Trato de comunicar aquello de lo que estoy segura. Obviamente me puedo equivocar sobre todo en algo tan inmediato como es una red social, pero me gusta darle bola a lo espontáneo.

Instagram: @cowachas

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