Silvio Soldán: «No me gusta la televisión por su falta de códigos».

Hablar de Silvio Soldán, es hacer mención a una leyenda viviente de los medios en nuestro país. Trabajó en radio y televisión y vivió una vida que fue un tango, un blues y un rock al mismo tiempo. Sin pelos en la lengua, Silvio Soldán habla de todo con ECDL

– Silvio, ¿cuándo empezó en la televisión?

– Tengo apenas cincuenta y tres años en la televisión. Mis dos primeros programas de animación los hice en 1959, en el viejo Canal 7. Uno iba los sábados de 13 a 14 hs y se llamaba “Tangos de Sobremesa”. Estaba con Enrique Mario Franchini, un gran violinista, una fila de diez violines y el piano de “Chupita”, Héctor Stampone, uno de los grandes pianistas y compositores de nuestro medio. El otro programa lo hacía los jueves pero no en Canal 7. No había espacio y alquilaron unos estudios cinematográficos que estaban en Pavon 2444, donde hoy está Telefe. Ahí, Canal 7 alquilaba al estudio de cine para hacer nuestro programa. Iba los jueves a las 21. Se llamaba “Varieté” y lo conducía con María Concepción César. Había un poco de todo. Música, humor, un magazine. Estos fueron los dos programas que hice en 1959. Era muy pibe, ¡ojo!

-Teniendo en cuenta lo que era la televisión en ese momento y la televisión actual…

– En ese momento, estábamos todos aprendiendo a hacer televisión. Los directores, los iluminadores, escenógrafos, camarógrafos…Todos los gremios que tienen que ver con la televisión. La estabamos pariendo en ese momento. Se hacía lo que se podía. Fue un aprendizaje desde el vamos. No vino nadie a decirnos como se hacía. Por supuesto, hubo errores y aciertos. Así salió la televisión del día de hoy, con miles de altibajos, para arriba, para abajo, para los costados.

– ¿Cómo la ve usted a la televisión de nuestros días?

– Para empezar, veo miro poco. Tengo entendido, por lo que me dicen, que las ficciones son bastante buenas. Tal es el caso de “Graduados”, donde participé hace poquito. Fue lindo y tuvo muy buena repercusión. Ese programa le está ganando a Tinelli. Una cosa curiosísima teniendo en cuenta que venía arrasando con todo –y lo sigue haciendo- Evidentemente, lo que hace tiene mucha repercusión pero me da la sensación que, poco a poco, la gente se va cansando de los escándalos que antes, morbosamente, atraían tanto. Por eso, según leo, el rating de toda la semana, a pesar de que los programas de Tinelli tienen muy buena recepción, “Graduados” le está ganando en promedio. Es fantástico. Esto lo había imaginado, en el comienzo de la temporada, antes que empiece lo de Marcelo.

-¿Si?

– Si, si, porque veía la repercusión que había alcanzado el cine de la tarde. Un fenómeno por demás sorprendente. La gente lo ve por las presentaciones de Virginia Lago. Además se lo han tomado en joda en todos lados. Después las ficciones que fueron presentándose…. Obvio que aparece Marcelo pero su repercusión es un poco atenuada respecto a años anteriores. Realmente, la televisión que tiene tantos escándalos y problemas, tanta falta de respeto, de códigos y de ética, a mi no me gusta. Pero igual digo siempre que el éxito no se discute. Si hay algo que tiene éxito, tiene éxito. La gente lo apoya y a otra cosa. Al éxito no se lo puede discutir.

– ¿Cree que esto es una cuestión generacional, de cambio de códigos?

– No sé si es tan asi… Las nuevas generaciones conocen esta televisión y es lo que hay, como dicen los chicos. No saben que hubo antes, si era mejor o peor, igual o regular. No lo saben. Los que hemos transitado por la televisión durante cincuenta y tres años sabemos que es bueno y que es no tan bueno. Así que no creo que sea el producto de una nueva generación. O puede ser el producto de una nueva generación que se encuentra con lo que hay y sigue haciendo lo que hay.

-Como que habría un redoble de la apuesta…

– Si, que cada vez haya más escándalos…

-…y piensa que esto saturó…

– Y si… Los programas de la tarde siguen transmitiendo en cadena lo que pasó en lo de Tinelli. Eso, antes no existía. Teníamos prohibido comentar lo que hacía otro canal ya que cada uno se sustentaba con lo suyo. No había programas que tomasen segmentos de otros para salir al aire. Tenías que hacer tu programación y era la política de los canales. Es más, los que estábamos contratados (ya sea el 9, el 13 o el 11), teníamos que pedir permiso para ir a un programa de otro canal, como “invitados”. No era fácil. Lo tenía que autorizar el dueño del canal (algo que ahora ya no hay) o su secretario privado en última instancia. “Por favor, tal día fui convocado….no conviene quedar mal”. Te autorizaban pero no querían que fueras a otro canal. Ahora ocurre algo similar con algunas productoras pero no es tan riguroso como antes.

-Eso era una diferencia importante. ¿Recuerda alguna otra más?

-Era inadmisible que un conductor de un programa se pelee con un colega de otro canal y menos aún -algo que pasa ahora con mucha frecuencia-, que se pelee el de la mañana con el de la noche. O en el mismo programa. Había otra forma de ser. No se si será más antiguo pero no me parece lo de ahora….

– Cuestión de códigos también…

– Si, seguro. Falta de códigos o, directamente, otros códigos. Igualmente hace tiempo que estoy jugando en Primera B, como el cable. Le tocó a River…¿por qué no me va a tocar a mi? (risas). Igual, somos muchos los que estamos en Primera B ahora. Les voy a contar una cosa, muchachos. Hace muchos años, hice muchísima radio. Siempre en la AM y después, apareció la hermanita menor, la FM. Esta comenzó a escalar tanto, que hoy pareciera que tiene más trascendencia la FM que la AM, en líneas generales. Es posible que algún día, quizás no muy lejano, ocurra lo mismo con la televisión abierta y el cable. En tanto y en cuanto la televisión abierta presente programas que no interesan, que den fastidio y la gente mire para otro lado…

-….o que repiten el formato millones de veces…

– …si…seguramente…..mucha gente se ha volcado al cable. Yo soy uno de ellos. De televisión abierta miro los informativos para saber que pasa en el país, tanto pro y contra del Gobierno. A favor del Gobierno, cada vez menos. Dentro de poco tiempo, creo que no va a haber ninguno si sigue esto asi….(risas). Espero que no, al menos en los medios de comunicación, que haya pluralismo. Esto es maravilloso. Es necesario que la gente escuche todas las opiniones y saque sus propias conclusiones. Que no haya un mensaje único ni de un lado ni del otro.

-Se refirió a los cambios de tiempo en la televisión. Hace poco falleció Juan Alberto Badía y todo el mundo recordaba Badía & Cia. Usted, por su parte, estaba con “Feliz Domingo”. Hoy, programas de ese contenido y de esa franja horaria, ¿serían posibles?

– Nada es imposible. Lo que hace falta es voluntad para hacerlo. Nada más. Hay gente de los medios que dice “nosotros damos lo que pide el público”. La gente no pide, le dan. Nadie va con pancartas pidiendo que las “vedettes” se estén peleando por todos lados, pero lo ven porque hasta resulta divertido. La falta de códigos es terrible. Dos mujeres que se dicen de todo, por todos los canales durante una semana; al día siguiente, se dan un piquito en la boca y “aquí no ha pasado nada”. Eso es no tener códigos. Cuando vos te peleas con alguien, te peleas y punto. Con el tiempo, se limarán las asperezas, pero no al día siguiente, después de decirse las barbaridades que se dijeron. “Ay..somos amigas…”. Eso es muy feo pero, que se yo. Entonces, la gente se lo toma en joda y piensa que es un show.

-Pero se mezcla lo que es el show para la cámara…

-Es que empieza como show y termina en serio. Es un enfrentamiento programado y se van tanto con la lengua que terminan peleándose en serio. Si me peleo, es para siempre o al menos, por un rato largo. No me peleo por un rato.

-Usted dice que “la gente no pide” pero tuvo una participación en Feliz Domingo, en el 2005, y después lo pidieron.

– Ahí ocurrió una cosa muy curiosa. Me llamó la producción y me pidieron que vaya a darle la bienvenida a los chicos. “Si, como no. Todo bien.”. No guardo ningún tipo de rencor y lo que yo hice, si lo hace otro, me parece bien. Fui y les di la bienvenida. Cuando aparecí, no se si fue casualidad o que, el rating subió de 5 a 21. Algo asi. El lunes siguiente, me llaman del canal. “Queremos que vengas al programa”. “Ok, un rato si”, y tomaba el programa a eso de las 18 hs, con ellos en el piso. Un día, uno de los conductores cometió una imprudencia –nada grave- y lo sacaron del programa. Tampoco quise agarrar la posta de todo ya que no me parecía ético. Lo que hizo el conductor fue elogiar un programa de otro canal. Si es muy bueno, ¿por qué no lo vas a decir? No fue algo agresivo pero lo separaron del programa. Cuando termina el ciclo, a fin de año, le hacen una entrevista a la directora de programación de Canal 9. Le preguntan si “Feliz Domingo” se va a repetir al año siguiente y dice que si -aunque no se hizo-. “¿Y Soldán?”. Ella dice “los chicos lo quieren un montón, lo adoran y nos dio tan buen resultado..”; “¿Va a seguir en el programa?” y ella responde “NO”. Tal cual. Tampoco se hizo el programa. El porqué me elogió tanto y después no iba a contar conmigo en el programa, no tengo idea. Habría que preguntarle a ella aunque dudo que ahora esté en el canal….

– ¿Cómo recuerda “Feliz Domingo”?

– Fue maravilloso. Me divertí mucho y creo que he ayudado a divertirse a mucha gente. Eso lo veo todos los días en la calle. La gente me agradece con algo que hasta parece insólito, por los buenos momentos que uno les hizo pasar. “Gracias por esto”, “gracias por aquello”. Es una cosa fantástica. En estos momentos, estoy defendiendo mi vida a través de eventos empresariales o familiares y voy a hacer “Feliz Domingo”. Tengo un pequeño show montado de una hora, hora y cuarto, con un actor que hace de escribano. Llevo la música, el Cofre de la Felicidad y la gente pasa una hora y pico divertidísima.

-Además, muchos deben haber ido al programa, seguramente.

– Es lo primero que pregunto “¿Cuantos de los que están acá, fueron a Feliz Domingo?” y siempre hay cinco o diez que fueron. Repasamos la música, las prendas, y se divierten mucho. Especialmente cuando es una fiesta familiar y se conocen entre ellos, porque después se cargan. “Ustedes que decían que los chicos eran unos burros, también se equivocan”, pero en pavadas. Todo con buena onda, sin ningún tipo de groserías.

-¿Cree que tanto “Badía & Cia” como “Feliz Domingo” fueron dos programas emblemáticos para la juventud?

– Es probable. Badía & Cia fue muy importante, además de ser él un tipo muy querido. Lo recordé mucho cuando falleció. Un día me llama, cuando estaba haciendo “Estudio País”. Me dice que había leído mi libro de poemas…(al fín uno que lo leyó! -risas-) y me contó que estaba haciendo, justamente, el programa en Canal 7. “Como vos tenes un poema dedicado al país –que se llama “Qué pena no ser poeta”- quiero que vengas a decirlo”. Fui a su programa y lo dije. Le gustó mucho. El poema recorre cada una de las regiones de nuestro país y habla de la gente, que está incluida. Fue una de las pocas veces que estuve con él. No eramos amigos ni nada que se le parezca. Estábamos en veredas sino antagónicas, al menos opuestas. Él estaba con el rock y con los Beatles y yo estaba con el tango.

-Pero a “Feliz Domingo” iban bandas…

– Si, por supuesto, pero también venía Alberto Castillo, Enrique Dumas y también de folklore como los Chalchaleros, aunque fundamentalmente conjuntos de rock o baladistas modernos. Alejandro Sanz decía que era ahijado mio y mirá a lo que ha llegado ahora! No me acuerdo que año pero fue la primera vez que vino al país. Fui una especie de padrino de los Autenticos Decadentes y los Calzones Rotos.

-Los Calzones Rotos….

– Si…! (risas). En los 60, hice un programa que fue el sumun de la televisión. Hace poco, un historiador de la televisión me decía “De los cuarenta programas más emblemáticos de la televisión argentina, usted condujo tres. Uno fue “Feliz Domingo”, otro fue “Grandes valores del tango” y el tercero fue “Special”. Este era un programa que, todos los meses, teníamos una figura internacional. Trini López, Sarita Montiel, todos venían. Nino Bravo, Rita Pavone, Mina, Milva, Iva Zanicchi.

-De “Grandes Valores”, ¿qué recuerda?

– Para mi, fue muy importante ya que me gusta mucho el tango. El hecho de conocer a todas las figuras que admiraba y hacerme amigo de ellos, fue maravilloso. Ahí es cuando empiezo a escribir tangos con Héctor Varela.

-Usted compuso uno con Mariano Mores.

– Si, “Sabor de adiós”. Escribí con Mariano Mores, Horacio Guarany, Sandro, José Colángelo, Mochín Marafiotti, Hugo Marcel. Tengo doscientos temas grabados.

– Si le pregunto por Piazzolla…

– Con Piazzolla empezamos peleándonos por Héctor Varela porque no lo quería. Decía que hacía “valsecitos”, “musiquita” y Héctor se enojaba. “Yo no escribo valsecitos” decía. Al respecto, con Héctor hicimos un vals con el que fue un éxito impresionante, con el que estuvimos primeros en el ranking de ventas de discos durante meses. Se llamaba “Así bailaban mis abuelos”. Cuando hago shows en el interior, lo canta todo el público. Está muy metido en la gente y fue un éxito muy grande.

-¡Si! Lo conozco!

-…Y bueno, Varela se enojaba con lo que le decía Piazzolla. “Yo escribo valses”, decía. Eran muy antagónicos y se peleaban mucho. Como yo estaba al lado de Varela, caía en la volteada. “Soldán hace sus audiciones para pasar sus temas” (le imita la voz a Piazzolla). ¡Mentira! En aquella época tenía pocos temas, que después fueron más por supuesto. Yo decía que él hacía sus recitales para tocar su música. ¿o que música tocaba Piazzolla? (risas). Entonces, me decía que presentaba “discos de artistas muertos”, por los de D’Arienzo, Troilo, etc, y le contestaba que Laurita Escalada –colega mia y mujer de Piazzolla-, estaba haciendo valses de Strauss en la calle Corrientes. “Lo que hace Laura es de un muerto mucho antes que Troilo, D’Arienzo, y todos los otros”. Teníamos una guerra permanente.

-¡Se tiraban con munición gruesa!

-Cuando gana las elecciones Carlos Menem, convocaron a Canal 7, a los animadores emblemáticos de cada canal. Fue Antonio Carrizo, Andrés Percivale por el 13, Héctor Larrea por el 7, yo por el 9. Todos muy conocidos. Él estaba en Europa. No se si estaba en Francia, Alemania o donde porque él siempre estaba en Europa. Lo llaman por teléfono y le dan la nómina de todos los animadores que estaban en el piso. Le preguntan con quien quiere dialogar y dice “Con Silvio Soldán”. Lo saqué yo al aire. Después, en Grandes Valores –al que criticaba diciendo que era “mersa”, “una porquería”, “que no existía”-, lo invitamos y vino volando. Le hicimos un programa de homenaje que quedó precioso y lo disfruto mucho.

-Lo criticó pero «¿cuando me invitan?».

– Claro. Pero Piazzolla era así. Peleaba porque era una forma de promocionar sus espectáculos. Entonces, siempre con algún quilombito, metía más gente en sus recitales.

-Cuando ganó Menem, dijo que no iba a volver más a la Argentina.

– No solo volvió sino que le fue muy bien y quedó encantado con Menem. Salió al aire conmigo hablando de Menem. Ya no tenía más rencor.

-¿Y la música de Piazzolla? ¿La siente próxima?

– Me gusta su música. No toda pero me gusta mucho. Por ejemplo, “Balada para un loco” es un quiebre entre una música y otra y marca un nuevo rumbo. El éxito de “Balada…” no depende –se lo decía la otra vez a Horacio Ferrer– “ni de vos ni de Piazzolla, sino que tendrían que darle un porcentaje importante a Hugo Guerrero Marthineitz”. Termina el festival y no gana Piazzolla sino «El último tren», un tango con el que no pasó nada. Pero el Negro dijo “Este es el tema” por “Balada”. Tenía un programa a la tarde en Radio Belgrano, que escuchaba el país. Durante las tres o cuatro horas que duraba, lo pasó como quince veces. Así lo metió en la gente. Fue gracias al Negro Guerrero Marthineitz y después le gustó a todos. Al principio lo criticaban a muerte al tema, al Negro, a Ferrer y a todos.

-Tenía una estructura rara para lo que era…

– Era absolutamente raro, distinto. Muy original, además de precioso. Ferrer es un poeta excelso y Piazzolla, un músico excepcional.

-Con Mores tiene una anécdota, por el tema que grabó..

– La cosa fue asi. Un día me lo encuentro en el canal a Nito Mores, el hijo de Mariano. “Papá escuchó unos temas tuyos y le gustó como escribís. Quiere hacer un par de temas con vos”. ¡Se me cayeron los lienzos, todo! ¡No podía creer que Mariano -a pesar de que ya lo conocía y había escrito con los más grandes letristas y poetas del tango-, quisiera hacer un tema conmigo! Obvio que le dije que si. Voy y me dice “Tengo un tema que tiene letra –por una cuestión de discreción no voy a decir quien es el autor, un tipo muy conocido-, pero no me gusta la letra que me hizo. ¿Te animas?”. ¡Yo me animo a cualquier cosa! Soy un kamikaze. Bueno, me pasa todo con un viejo grabador. Se sentó al piano y arrancó. Me pasó la música y la tarareó. “Tarareamela que me resulta más fácil para escribir sobre música”. Con el tarareo tenes la medida exacta. Hice la letra de la canción, se la llevé y me dijo “No me gusta”. Le dije que no se preocupe. “Te hago otra, ¿cuanto tiempo me das?”. Mariano me respondió “Tomate todo el tiempo que quieras pero pensá muy bien que está diciendo mi melodía”. Mariano es muy exigente, lo cual me parece excelente. Por eso hizo lo que hizo en la música popular- .Me fui a mi casa y me concentré muy especialmente en la música. Que quería decir y a donde me llevaba…al agua al río, al mar. Ahí empecé a escribir la letra. Se la llevé y me dijo “Esto estaba buscando”. El tema tuvo como treinta grabaciones. Asi fue la cosa.

-Cuando le dijo “no me gusta”, ¿sintió un “uhhh”?

– No, ¿por qué? No tenía porque gustarle. Le he llevado a colegas míos discos que grabé y no lo pasaron pero nunca me ofendí. Jamás. Si no lo pasó fue porque no le gustó. No le interesó y tampoco tiene obligación. Se dio también a la inversa. Viene un amigo y me dice “Hice este disco, ¿me lo pasás?” y no se lo paso porque no me gustó. Después, no me saludaron más. Esto me pasó cuatro o cinco veces. Pasaba lo que le convenía a mi programa. Si no tenía nada que ver, ¿por qué la iba a pasar?”. Asi se me ofendieron mucho, varios diría yo….(risas)

-El tango, al día de hoy, ¿se lo baila más que se lo escucha?

– Si. En Estados Unidos, Europeo y Oriente, les interesa la danza. En América Latina interesa más la canción. Por eso los bailarines de tango viajan mucho. Tienen academias de tango en el exterior, a las que van a ver una vez por año a sus alumnos y a recaudar los fondos. A hacer caja

-Y acá en la Argentina, ¿cómo lo ve?

-Aca gusta más el cantante en primer y segundo nivel, parejito con la música y la danza no interesa tanto. Si van a esos lugares que hacen “tango para turistas”, donde cobran en euros o en dólares y que el argentino casi no puede ir, es todo danza. Bailan, bailan y bailan todo el tiempo.

-Que meten a un guapo con un gaucho, y hacen esa melange…

-Si, ¡es cierto! En medio de todo eso, meten un charanguista haciendo música del altiplano. ¡Y gusta muchísimo! Aparece un gaucho con boleadoras e impresionan mucho a los turistas. Además esas boleadoras que meten miedo. Les llega a pegar a un tipo en la cabeza, se la abre en dos…Después se la pasan por el pelo y demás. Es un número muy visual.

-¿Se siente reconocido por los medios o piensa que lo han maltratado?

– ¡Me mataron directamente! Pero bueno, tenían sus razones para hacerlo. Una es el rating que constituye una buena razón para hacerlo. Lo malo es que no compartieron las ganancias conmigo. Nunca me pasaron un peso por eso. Me pegaron mucho pero después se rehabilitaron conmigo. En líneas generales, cambió totalmente la cosa. No ahora sino muy pronto y esto fue hace tiempo. No iba a ningún lado, a ningún programa. Estaba muy herido y me seguían pegando, hasta que un día decidí ir y nunca más me pegaron.

– ¿Cómo recuerda esos años duros en los que llegó a estar en la cárcel? ¿Con dolor, resentimiento?

– Resentimiento, no. Tengo una gran facilidad para olvidar lo que me hace daño. Por eso, nunca me deprimí. Ni siquiera en el country de Devoto. No se lo que es una depresión y espero que no me toque. Soy un tipo que no tiene odios ni rencores. Lo que pasó, pasó y es parte de la vida. Son experiencias. “Pum” y a otra cosa. No fue nada agradable obviamente pero experiencia al fin. No muchos pueden contar lo que yo viví. Desconozco si es un mérito o no pero tengo una vivencia que pocos tienen. O gente que anda por derecha, ¿quien tiene esa experiencia? Algunos han caído. No quiero hacer nombres pero algún banquero estuvo ahí y era un tipo con una vida normal y transparente. Cayó por una situación cualquiera e injusta. Hasta algún peluquero pudo caer preso. Son experiencias de vida y ya está.

-¿No siente que, en algún punto, su vida fue como un tango en esa época? Las mujeres que le hicieron mal…

-No es tan asi. A la gente le hicieron creer que el tango eso y no es así. Cuando el tango tomo un auge impresionante en el país (ahora está en baja) y que era lo primero, las empresas discográficas tenían que desacreditarlo. Esa fue una forma de hacerlo. El tango para cornudos…y no es para cornudos. Es hermoso. Lo que pasa es que es un género centenario. Tiene cosas maravillosamente buenas, muy buenas, buenas, regulares, malas y deplorables. Hay miles de tangos, valses y milongas. Si analizan grandes temas de tango, se van a dar cuenta que tienen filosofía, amor, poesía, vida. Es muy lindo el buen tango. El mal tango hay que descartarlo. Cuando sembras algo, separas el fruto que te conviene del que no.

-Y si…

-En cambio, las compañías discográficas traían una matriz del exterior para imprimir los discos. Preferían eso antes que pagar, tener estudios, orquestas de diez o doce músicos, con regalías mayores. Había que desacreditar al tango para que funcione lo otro. Eso fue lo que se hizo. Al tango hay que escucharlo. En «Feliz Domingo» teníamos una prenda que era “Qué sabe usted de tango?” y que, a propósito, una vez, lo ganó Mario Pergolini. Los chicos decían “No, tango no…” y les preguntaba “¿Vos te podés enamorar de una chica que no conocés?”. “No, ¿como me dice eso?”. Y les decía “Conocé al tango y capaz que te enamoras. Escuchalo”. A los quince días me decían, “escuché cosas muy lindas”. Los rockeros…¿hay alguno que no haya grabado algún tango en algún momento? Casi todos.

-O coquetean…ya sea con su música, los arreglos o su poesía….

– Un día, mi chico, cuando tenía dieciséis años me dijo “Papá, ¿me comprás el disco de Calamaro?”. Creo que se llamaba “Yuyo verde”…o “Tinta roja”. No me dijo que era de tango pero si que era de Calamaro. Le dije “Pero eso es tango. Querés escuchar tango?” y me responde “Si, pero de Calamaro”. Son todos tangos los de ese disco.

-Si, tanto Andrés como Javier hicieron tango…

– Ah, bien. Le compré el disco y se aprendió todas las canciones. Las melodías estaban un poquito desvirtuadas pero de cualquier manera, hizo que se acerque al tango, lo que me parece bárbaro. Cuando Julio Iglesias grabó un CD de tangos, los tangueros ortodoxos lo criticaron. “Es una vergüenza”, “No tiene calle” pero ¡que boludos! ¿No te das cuenta que está difundiendo el tango en lugares donde nunca iba a entrar? Hay bateas de casas de discos donde nunca vas a ver un disco de tango, ahora lo vas a ver por Julio Iglesias o por Placido Domingo. No hay que ser negativo. Hay que sumar y no restar. Todo suma. Calamaro suma, Julio Iglesias suma.

-Hay rockeros que componen tango como Palo Pandolfo y Daniel Melingo.

– Si, los conozco. Hay muchos que se han tirado directamente para el lado del tango. Hay que escucharlo para saber si es lindo. ¿Como se va a decir que es una porquería sin haberlo escuchado? No puedo decir que el rock es una porquería sin haberlo escuchado. Tampoco digo que es una porquería. No es lo que más escucho ni lo que más me gusta, desde luego pero hay cosas que me gustan. Cuando vino Queen y se presentó en la cancha de Velez, fui a verlos. La gente me preguntaba “¿Qué hace usted acá?” y estábamos todos con el encendedor. Fui porque me gustaba y me interesaba verlo. Un espectáculo fabuloso con unas canciones bellísimas.

-¿Qué más le gusta del rock?

-Los Beatles me gustan mucho pero eso ya es otra cosa. Así como Piazzolla fue un quiebre en el tango, los Beatles lo fueron en la música mundial. Hoy en día, el rock es la música del mundo. No podemos compararnos. El tango es algo parcial, nuestra, de acá. La UNESCO, el brazo cultural de la ONU, ha proclamado al tango como patrimonio cultural de la Humanidad. Me parece maravilloso y me llenó de orgullo. Si se armó polémica, no escuché absolutamente nada

– ¿Cómo se lleva con la popularidad?

– Bien, me acostumbré desde chico, cuando empecé en la televisión. Hace cincuenta y tres años que la gente me conoce, asi que…para mi es algo absolutamente normal. Cuando mis hijos eran chicos, no entendían porque la gente me saludaba en la calle. “¿Por qué te saludan, papá?”. Ahora ya se acostumbraron. La popularidad es algo muy lindo. Hay momentos en que te favorece y otros en que te perjudica. ¿Qué se le va a hacer? Si te hace bien en una cosa, disculpale que te haga mal en otra.

-Si por la puerta de este estudio entrase el Silvio Soldán que recién empezaba a hacer sus primeras armas en los medios, ¿qué le diría?

– Que haga lo mismo que hice porque lo que hice, fue de buena fe. Equivocándome algunas veces, acertando muchísimas más. Hice cosas de las cuales no es que me arrepienta ya que son experiencias pero que no tendría que haber hecho. Algunos proyectos o cositas dentro de un programa que me fastidiaban o no me gustaba hacerlo pero que estabas obligado por las circunstancias. No tengo muchas cosas de las cuales arrepentirme en mi carrera porque me ha ido muy bien. Creo que me han dado todos los premios que se dan en este país. Hay uno solo que no me dieron, de una entidad religiosa, por mi vida sentimental…(risas). Es el único que no recibí. Por ejemplo, la Cruz de Plata Esquiu se entrega una vez en la vida y a mi me lo dieron dos veces. Nunca supe porqué. Lo mismo es con el Arcangel San Gabriel.

-¿Habrá renacido en algún momento? (risas)

– No se si se habrá abierto la cuestión pero después recibí todos los premios que se otorgan en todas las provincias. Premios maravillosos, que sirven para mucho y otros que son meras circunstancias.

-Hablando de su vida sentimental, de los problemas que tuvo con Silvia Suller y Giselle Rimolo, ¿eso le generó alguna barrera para volver a enamorarse o siguió abierto al amor?

– No…que se yo…Soy un tipo muy confiado. No guardo rencores ni esas cosas. Soy demasiado confiado.  Confío en la gente. Ustedes me escucharon hablar con mi representante que me hablaba de un cheque….¡Dale para adelante! Yo confío. Después, si me joden, el cargo de conciencia será para el otro. Confío en la gente y no puedo dejar de confiar. Lo único que va a ser difícil es que me agarren nuevamente conviviendo con alguien. Tengo una pareja ahora, pero ella en su casa y yo en la mia. Por las dudas, ¿no? (risas).

-La última. Por esas circunstancias que le tocó vivir, ¿tuvo miedo que le afecte en su carrera profesional?

– Cuando estuve en el country, si. ¿Qué va a pasar conmigo después? La verdad es que hubo un período en que estaba en una nebulosa. De cualquier manera, lo que me interesaba era el romance con la gente. Al día siguiente de haber salido, le digo a mi abogado Miguel Ángel Pierri, “¿me acompañás al teatro a verlo a Nito Artaza?”. Vamos y llegamos a último momento. Había dos asientos solos en la penúltima fila, atrás de todo. Nito, antes de salir a escena, de levantar el telón, entre bambalinas, cuenta algún chiste. No se si lo sigue haciendo. Depende si llega a tiempo porque suele llegar tarde. Dice algunos chistes y menciona a los famosos que están en la sala. “Hoy está Silvio Soldán”. Todos me aplaudieron. Me paré, saludé a todos y le digo a Pierri “Parece que estoy zafando”. Salimos del teatro y nos fuimos a comer a Edelweiss. La gente me saludaba en la calle. Haydée Padilla, la Chona, estaba comiendo un sándwich en el barcito de la esquina de Libertad y Corrientes. Dejó de comer, vino y me abrazó. De repente, seguimos avanzando y cae un auto que da una frenada terrible, contra el cordón. Baja un tipo y me dice “Soldán, soy abogado, me llamo Fulano de tal. No quiero pedirte laburo” pero me abrazó y me dio unas cuantas palabras de aliento. Entramos a Edelweiss y me saludaron de todas las mesas. “Hola Silvio”, “Soldan, ¿como va?” y me decía “Estoy zafando”. Al día siguiente, voy a lo de Jorge Guinzburg que estaba con su revista en otro teatro de la calle Corrientes. Vamos al teatro y me ponen en un palco. En el de al lado, había un jugador de River que estaba jugando en Europa en ese momento –no digo quien es por cuestiones de ética- de primer nivel. Guinzburg lo nombró y lo aplaudieron pero cuando me nombró a mi, sentí que hubo una ovación. “Sigo zafando”. Después Guinzburg me cargó toda la noche porque hacía un personaje de policía y perseguía gente. Se la agarraba conmigo siempre. Ahí fue cuando me di cuenta que realmente zafé. La gente siempre me trató muy bien. Entiendo que haya gente que no me quiera pero nunca me lo hicieron notar en la calle. Jamás vi un gesto de desagrado o que alguien me diga algo. Los pendejos, si… “saludos a la Rimolo”, “saludos a Silvia”. Son adolescentes y no es agresivo para nada. Nunca escuché nada desagradable y eso, para mi, es un logro muy importante.

-Si le preguntamos de un recuerdo de la radio….

– Hice muchísimos años de radio y tengo la suerte de haber hecho muy éxitos. Les voy a contar una especie de periplo que se hizo con Radio El Mundo, cuando todavía se llamaba así y era la radio más importante del país. La mañana la ocupaba Cacho Fontana, con el “Fontana Show”, un éxito impresionante. Un día, Cacho Fontana es contratado por Radio Rivadavia y se va. Queda el espacio libre y contratan a Héctor Larrea. Otro éxito y se divide la audiencia entre Larrea y Cacho. A Larrea lo tientan de Continental. Se va para allá, queda libre el espacio de Radio El Mundo y me llaman a mi. Ahí nos dividíamos la audiencia entre los tres. Mi programa se llamaba Matinata. Un mes salía primero Cacho, otro Larrea y después yo, aunque generalmente ganaba Cacho.

-¿De que año estamos hablando?

– Año exacto no me acuerdo pero era en la década del 60. Esto fue durante varios años.

-¿La radio es un refugio para usted?

– No. Dejé de hacer radio por voluntad propia. Me gusta mucho pero no la extraño. Hice cosas muy lindas. Me fue muy bien con «Matinata» y «Soldan esquina tango». Un día, el productor de Matinata –esto es una anécdota-, me llama y me cita en el barcito que estaba al lado, en la calle Maipu. “Vamos a tomar un café que quiero hablar con usted”. Perfecto, no hay problema. Nos encontramos y me dice “Soldán, yo soy el que paga el espacio, el que le paga el sueldo a usted y a todo el elenco. Pero las cartas, los elogios, las invitaciones y los premios son para usted. Como soy el que paga, me siento muy desubicado frente a usted, porque quería que todo eso fuera para mi. Por lo tanto, como soy el que paga, el que decide y el dueño del espacio, a fin de mes usted termina”.

-¿Lo echó?

– Si, porque quería que lo conozcan a él y nadie sabía quien era. La cara del programa es la del conductor, así como en una novela lo es la cara del actor principal. Tito Lecture hacía una pelea entre Nicolino y un campeón chileno. Se televisaba desde el hotel Llao Llao, en Bariloche. Me invitaron y fue Cacho Fontana, Neustadt, un montón de figuras muy populares en ese momento. Nos fuimos para allá, con todo pago. Me llama un amigo y me dice que llame urgente a Radio Splendid porque me estaban buscando. Cuando vine, armé “Soldán esquina tango” y fue un exitazo. Más que antes todavía. En Matinata pusieron al frente al chico que hacía los comentarios deportivos. El programa no llegó a los dos meses. Se le fueron todos los clientes.

-¿Tuvo la chance de verlo a este productor?

– Jamás. No se si vive o no. No se nada. En ese programa, lo hice debutar en radio a Guillermo Nimo, cosas que muchos me reprochan. También lo llevé a Canal 9, donde me hizo cada quilombo…Decía tantas barbaridades que me enemistaba con todo el mundo, pero era un tipo brillante y muy vivo. Era bravo Guillermo y sonaba muy escandaloso. Hoy miles pelean asi. 

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