Cantante y compositora de reconocida trayectoria, Daniela Horovitz está presentando su último disco “Entre las fieras y los lirios” donde musicalizó poemas de grandes escritores como Federico García Lorca, Edgar Allan Poe, Safo de Lesbos, Alejandra Pizarnik y Marosa Di Giorgio, entre otros. Mientras reparte su tiempo entre La Impertinente Señorita Orquesta, su carrera solista y sus futuros proyectos, se hace un ratito para tomar unos mates y charlar de su actualidad artística.
– Leí bastante. Algunos estaban de antes por lo que me fue más sencillo. Lo único exhaustivo fue cuando le puse música a un poema de Borges, que era “Los enigmas” pero no conseguí los derechos. Ahí busqué sonetos que coincidieran con esa música, que ya estaba y me gustaba. Empecé con los de Quevedo y los españoles hasta que llegué a los de García Lorca, que en realidad eran dos que los hice uno.
-Los ensamblaste.
– Si. La segunda parte, “La dulce queja” es un soneto que entraba bien pero el otro (“Si mis manos pudieran deshojar a la luna”) me gustaba más porque lo recitaba antes. Lo que hice fue encastrarlos. Me tomé esas licencias. ¡Hasta le saqué una palabra! Después me di cuenta que muchos tenían que ver con mi historia. No es que los busqué al azar. A “La canción del sauce” le puse música en el 2004 cuando iba a clases de teatro. Era parte de la escena de Otelo. El profesor me dijo que haga la escena de Desdémona y cante una canción. Entonces retomé este tema que tenía todos esos años. Después, lo de San Juan de la Cruz, lo encontré, buscando sobre el tema. Los de Safo de Lebos también los tenía de antes. Desde el 2008 o antes que ya me había enganchado con ella. El de Poe –que fue el germen de todo el disco- surgió cuando me dijeron de ir a cantar al BAN, Buenos Aires Negra, que es el Festival de Literatura Negra. ¿Quién es el pope de todo esto? Poe.
-Con la utilización de los separadores, el disco tiene un clima radiofónico…
– Puede ser…Es como una gran obra. En mi primer disco, “Y de amor no supe nada”, también hay un separador, “La fruta exótica” que es más largo y tiene más partes. Es esa idea que tenía.
-Sorprendió la elección de ciertos instrumentos como el laúd.
– Me interesaba un instrumento antiguo. Además, lo había pensado para “La canción del sauce” que es del 1400, por lo que el laúd caía bárbaro. Ahí lo llamamos a Jorge Maronna, el luthier. Se copó pero prefirió tocarlo en el separador de San Juan de la Cruz, porque era una afinación rara. Después llamamos a Alan Plachta, el arreglador de mis primeros dos discos para que arreglara el tema. Lo hizo a dos guitarras y quedó hermoso porque es más fiel el instrumento para eso y el laúd quedó confinado a un lugar más de color. Ahora estoy más con la lira.
– El disco tiene una atmósfera muy artesanal.
– Si! Era la idea. Que sonase acústico, con mucha “madera”. No hay regrabaciones ni postproducción o cosas eléctricas casi. Esa fue una búsqueda. Los autores son de otro tiempo. Hay temas con 2600 años. Había que buscar algo que homogeneizara todo, por lo que se nos ocurrió un sonido más crudo y fidedigno.
-¿Cual fue el tema que te costó redondear más en el estudio?
– Al principio, teníamos algunas dudas con “Annabel Lee”, el poema de Poe. La pensamos de mil maneras como hacerla pero quedó genial. Después, fue todo bastante fluído. Un día me agarró como una locura con “De verdad, morir yo quiero”, que fue el primer tema que grabamos. Sentí que lo hacíamos muy rápido y que siempre lo hacíamos más lento. Lo escuché al final del día porque había que juntar a todos los músicos de nuevo pero después me encanta! Es la neura de uno eso de cuan rápido tiene que ser algo. Eso estaba en mi cabeza pero después quedó muy lindo.
-Justamente, en Annabel Lee participa tu sobrino Amadeo
– En un principio iba a ser en inglés y después lo recitaba en español. Pensé en Tom Lupo pero después tuvo el accidente. A todo esto, ya había decidido hacerlo en castellano. Era largo pero estaba buena la idea del recitado. Le dije a Leo Masliah, para hacerlo más gracioso pero a Leo no le copó la idea…Estaba todo ahí boyando y se lo comenté a Melina Kyrkiris, de la Impertinente que me dice “¿Por qué no lo hace tu sobrino?”. ¡A ella se le ocurrió! Lo que pasó fue que le había contado que mi sobrino me había recitado por Skype algo de Lope de Vega y ella se quedó con eso. Se lo dije a mi hermana y se copó con la idea.
-Además, cuadra perfecto por el acento que tiene.
– Si! Le da una impronta antigua que está buena. Es como cuando lees un libro de 1800 inglés traducido, te da una sensación de español más arcaico. Además el tema dice “yo era un chiquillo y ella, una chiquilla”. ¡Cerró todo perfecto!
-¿Habrá una segunda parte del disco?
– Podría ser…Lo que tiene este disco es una temática un tanto oscura. Si hiciese la otra parte, sería con otra mirada. Una contraparte. Sería la luz, como si fueran la noche y el día. A partir del disco, me fui encontrando con diversos poetas. Incluso siento que lo haría con poetas contemporáneos.
-¿Cómo ves tu desarrollo artístico a través de los tres discos que editaste?
– Creo que responde mucho a las etapas y a los momentos. No sé si veo un crecimiento en el sentido que parece medio peyorativo eso que que crecer es mejor que la inmadurez. No veo eso. Me parece que este disco volvió con la fuerza del primero. El del medio tenía el fluir del primero…más “segundo”. En cambio, este es otra cosa. Los discos anteriores tenían letras mías y músicas compartidas. Lo que estuvo bueno ahora fue el no depender de otros, de tener independencia. Voy a agarrar lo que sea y le hago la música. Esto fue muy importante y es un crecimiento. Siento que puedo hacer un disco nuevo con mis letras y mi música..
-Además los terceros discos son representativos en las carreras de los artistas.
– El primero es más como un escupitajo…! Igualmente no siento que lo que voy a hacer es musicalizar poemas para siempre. Ni ahí. Pero tiene esa fuerza de algo nuevo, como fue el primer disco. Ahora hago otra cosa.
-¿Algo más ecléctico…?
– No es ecléctica la palabra ya que no estoy cambiando de géneros o hablo de cualquier otra cosa. Hay una unidad entre los temas ni hay cosas tan locas. Hubo gente que me dijo que podrían haber sido canciones mías. Ahora me voy a mandar con otra cosa, un unipersonal por lo que tengo la cabeza la tengo en otro plano.
-¿Estas terminando el proceso de este disco?
– Tengo dos posibilidades. Terminar esta primera etapa con estos conciertos que tengo a fines de octubre y sanseacabó. O seguir con el disco con un formato unipersonal, con guitarra y lira. Si salen algunas cuestiones. Si se da, será de esta forma. También tengo el proyecto de un unipersonal de teatro solo de Safo de Lesbos, en la que voy a tocar, cantar pero en formato de obra de teatro unipersonal-musical.
-¿Cómo siguen las presentaciones?
– Nos quedan dos fechas y me están dando ganas de armar algo con esta formación, que es piano, violín, cello y percusión. Está muy bueno. Toco la guitarra en “Antígona” y la lira en otro. Me enfoco en mi rol de cantante. Está muy linda la formación. El otro día, le decía a Analía (Rosenberg, pianista y productora musical del disco) que los chicos –violín y cello- me decían “¿no queres que toque acá?”. ¡Le daban ganas! Por lo que vamos a hacerlo más en banda para lo de octubre. Después, se verá. Pero todo es muy a pulmón.
Mis proyectos son La Impertinente, mi proyecto solista y lo que estoy preparando ahora, del unipersonal de teatro y música.
-¿Podes adelantar algo de lo de teatro?
– Es un proyecto que presenté con el Mecenazgo. Lo pude ganar y ahora estoy esperando al respecto. Lo va a dirigir Lucía Maciel que es una actríz amiga mia. Pasó por varios procesos y ahora lo estoy definiendo en su forma final pero tiene que ver con un día en la vida de Safo. Pensé si era en una isla, en su casa o mi casa. El proceso creativo de teatro es distinto al musical y es muy interesante. No va a haber texto. Van a ser las poesías que voy a recitar o cantar. Va a haber acciones pero desde otro lugar. Mi idea es crear algo lindo, agradable, lumínico y afable. Que la gente vaya y pase un momento de ensueño. El disco lo tiene pero es más bosque y oscuridad. Quiero algo más luminoso, donde el amor y la pena están pero un poco más liberado en su peso, más liviano.
-¿De esto vas a hacer disco o solo la obra de teatro?
– Por ahora va a ser una obra. No lo pensé porque no son tantos temas como para un disco. Un unipersonal tiene 50 minutos, una hora.
-¿No te agarra esa cuestión de muchos músicos de “Quiero regrabar todo lo que hice”?
– No, para nada. Voy para adelante y sin querer olvidar lo que hice. No es que avanzo y tiro todo por la borda. De hecho me pasó algo lindo. Me llamaron para cantar dos temas en la presentación de un libro la semana que viene. Es un libro muy positivo, que habla del alma y los caminos. Lo único que me dijeron fue “Está buena tu música pero ‘El sueño de la muerte’ no va para esto”. Se complicaba con el repertorio pero vieron mis discos anteriores y le gustó un tema llamado “Al alma salada”. Ese tema casi nunca lo canté en vivo. Quedó ahí y ahora lo retomé. Lo fui a buscar y vi que era un poco grave. Le subí la tonalidad en la guitarra pero no me gustaba el final. Quedaba un poco ambiguo y lo cambié. Ahora quedó positivo pero no solo para la ocasión sino porque mi momento es asi. Nunca me gustó el final y me cayó justo la propuesta para cambiarlo. Le cambié eso y al final, quedó genial como se modificó esto que había hecho en el 2010.
-Si por la puerta de esta casa, entrase la Daniela Horovitz que estaba grabando su primer disco solista, ¿qué le dirías?
– “Go on!”. Jajajajajaja. Todo se fue desarrollando de manera muy fluída. No es que…Ese disco –el primero- casi no hubo ensayo. Hubo sesionistas, muy buenos músicos y pasé mas tiempo grabando después. Con el tiempo pensé en que era mejor tener una banda e ir ensayando para después grabar, tal como es con La Impertinente. Cada cosa es distinta y cada momento pasa lo que tiene que pasar y lo que te pide. Podría ser mejor pero no lo voy a pedir porque no es la realidad. Es lo que tenía que ocurrir.
Daniela Horovitz presenta “Entre las fieras y los lirios”.
Sábado 1 de octubre, a las 19 hs. Hotel Castelar, Av. De Mayo 1152. Entrada libre y gratuita
Miércoles 26 de octubre, a las 21 hs. Teatro Nacional Cervantes, Sala Orestes Caviglia, Libertad 815. Entrada libre y gratuita