Polaroid de locura ordinaria
Con Laura De Luca, Alvaro Murias y Francisco Polyktretis. Músico y música original: Diego Svriz. Escenografía: Ricardo Walter González. Diseño de luces: Fernando Raíces. Diseño gráfico: Stefano Masala. Asistencia de dirección: Jazmín Trujillo. Coreografía: Ana Lasalle. Dirección: Valerio Cocco.
Espacio Sísmico. Lavalleja 960. Viernes, 19.30 hs.
Escenario con un biombo, una mesa y una silla. Luces blancas y poderosas atravesarán cada una de las situaciones que se sucedan. Una mujer baila mientras un doctor quiere saber que ocurre. Supuestamente es “el que sabe” frente a los planteos de pacientes que deben ser “curados”. Pero no todo es tan lineal. Es más, nada es lineal. Menos aún cuando se trate de temas relacionados con la psiquiatría y la locura.
Pero su palabra es santa. Es quien detenta el saber y el poder (al decir de Foucault) para dictar sus propias leyes en el marco de una clínica psiquiátrica en la que hombres y mujeres pasan a ser un número -o menos que eso-. Despersonalización y barbarie. Cuerpos que reciben pastillas como si fueran caramelos en la búsqueda de una solución que va más allá de una “cura”.
Depresión, locura, paranoia y delirios. Un coctel explosivo que un galeno todopoderoso tendrá la solución al alcance de una receta.
Será este el planteo de una puesta corrosiva y ponzoñosa que le pone arte a una situación dura. El tratamiento es crudo y fuerte. No se escatiman recursos que pongan el dedo en la llaga de la exclusión y el rol que juega la sociedad en la misma, tocando las fibras de la sensibilidad del espectador, el cual no puede desviar la mirada. Esto va más allá de su punto de vista –personalísimo- en tanto individuo que pertenece a una sociedad. Sus valores, el porqué piensa lo que piensa y bajo qué parámetros.
Una guitarra estridente le pondrá música a los hechos al tiempo que las pastillas van y vienen en un frenesí que podrá incluir una lluvia de fármacos. Una imagen de alto impacto que da lugar a un monólogo que cala profundo, en tanto el corazón prime sobre la frialdad de la razón.
Cada uno de los personajes es por demás ilustrativo y elocuente. Laura De Luca es una mujer que baila y canta en la calle. ¿No responde a una conducta “normal”? Perfecto. Se la encierra. Un enfermero silencioso que solo cumple órdenes, extiende sus tentáculos a una gran parte de la sociedad, muda testigo de la tortura de la cual es cómplice. En cambio, Alvaro Murias será enfermo y psiquiatra, variando de acuerdo al momento. Será ese propio cambio el que llame a la reflexión en tanto quien cura podrá ser el «enfermo» según el momento en el que lo ubique su rol en la Matrix en la cual vivimos.
Con un impacto que va más allá del mundo de la psiquiatría, “Psssikiatry” shockea con un planteo diferente respecto a lo que la sociedad toma respecto de aquellos que “no encajan” en un modelo tan perfecto que excluye cada día a más personas….