Iride Mockert: Una fiera llamada Cleopatra

Actriz de sangre caliente, lleva cinco obras en el año y dos en cartel (“Los áspides de Cleopatra” y “La Fiera”). Además de interpretar a la Reina del Nilo y a una asesina en la selva tucumana, se hizo tiempo para tocar el oboe en el último disco de Fernando Samalea y contarle a ECDL como fue esta vorágine. Iride Mockert no para, arrasa.

Foto 1: Nicolás Savine

– ¿Cuándo empieza el proyecto de “Los áspides de Cleopatra”?

– En febrero me llegó una convocatoria abierta que había lanzado el Teatro San Martín en conjunto con la compañía nacional de Teatro Clásico de España, en la que buscaban actores y actrices menores de 35 años para el Montaje de «Los áspides de Cleopatra». Tenías que mandar tu material y contestar un par de preguntas relacionadas al verso, a montajes en verso que hayas visto o actuado, etc. Envié mi material, y de ahí elegirían solo 30 personas para audicionar en un taller intensivo con el maestro en verso Gabriel Garbisu, el director del montaje Guillermo Heras y en preparación Física Carlos Casella, conjuntamente con Norma Angheleri y Gustavo Schaier. Me llamaron un día que había quedado para el laboratorio, ¡No lo podía creer!

– ¡Qué grande!

– Me acuerdo que cuando fui a firmar un papel de compromiso, pregunté “¿Ya se sabe quien va a hacer el personaje de Cleopatra? ¿Va a ser una actriz española?”. Me dijeron “No, va a salir de acá”. No entendía nada y le digo “Ah, es una actriz argentina! ¿Y no se sabe todavía?”. La señora que me había atendido me responde, “No, nena. Sale de acá, de este laboratorio. Vos podés ser Cleopatra”. ¡Me fui enloquecida! Había pensado que el laboratorio sería para elegir actores para coro o personajes menores. Después vino el laboratorio que fue muy intenso y exigente en lo físico y con el verso. Fueron cinco días en los que todos los que participamos, lo único que teníamos en la cabeza era el cambio de verso, los opuestos, las cinalefas. Por suerte el grupo era lo más, y todos, a pesar de que queríamos quedar, nos alentábamos en esta difícil experiencia que era el verso y en las condiciones de un casting. Había muy buena onda entre todos.

– Eso es fundamental.

– Luego, quedo la espera del llamado que tardó….al tiempo que mi ansiedad era tremenda. El día que me llamaron, estaba ensayando una obra donde todos sabían que estaba esperando el llamado por si o no. En un corte, veo un mensaje que me dicen “te estamos queriendo llamar. Avisanos cuando puedas atender”. Me llaman y me dicen “Tenés un lugar para sentarse” y casi me muero. “¡Quedaste de Cleopatra!” Me puse a llorar y me bajó la presión. Mis compañeros saltaban en silencio, porque les hacía caras para que no griten. ¡Iba a encarnar ese personaje histórico! ¡Iba a actuar en esa obra maravillosa que cada vez que la leía me hacía emocionar, en una sala increíble! No lo pude creer. Había días que pensaba “Si lo llamo a Gustavo Schaier para chequear que es así, no habré escuchado mal?¿No estaré soñando como Segismundo? Pero nunca llamé porque iba a quedar como una loca! Jajajajajaja.

– ¿Cómo fue abordar el texto, teniendo en cuenta que es en verso?

– Uuuuuffff, fue muy difícil. Había que ir el primer día de ensayo con todo el texto sabido, ya que tendríamos 1 mes y 3 semanas para montar esta obra tremenda. Fue tarea ardua aprenderse todo ese texto a la perfección. Era difícil pero maravilloso entrar en el mundo del verso que, para mi, era algo nuevo. Gabriel Garbisu, nuestro maestro en verso, fue y es un capo. Muy exigente e intenso, porque quería sacar lo mejor de nosotros en el mes que tuvimos de trabajo con él. Al principio me angustió bastante porque era mucho texto, mucho trabajo y no me alcanzaban las horas del día para entrenarlo.

– ¿Qué hiciste al respecto?

– Salía de ensayar 6 horas, llegaba a mi casa y seguía marcando el texto asi como escuchando en el habla cotidiana los opuestos. Tenía que entenderlo como una partitura. Gabriel nos decía que si al leer verso, uno puede entender la partitura, ya tiene la mitad del trabajo. Es que en el verso está todo: cada cinalefa, cada verso agudo, cada verso compartido, habla de impulsos, del pulso que tiene el personaje y la acción que lo mueve. El tema es poder leer y llevarlo a la acción. Fue un trabajo muy intenso; de mucha prueba, error y angustia, pero de a poco, creo que todos fuimos entrando en la dinámica que proponía el verso. Ahora, en cada función, tratamos de que el verso baje al cuerpo. Que se haga carne y suceda.

– El ritmo de trabajo, imagino, fue intenso. ¿Implicaba un trabajo físico también?

-Si, fue muy intenso. Entrenamos con Carlos Casella varias veces por semana, y teníamos una suerte de rutina para entrar desde el cuerpo al trabajo. El primer día que entrenamos con Carlitos salieron unas cosas corporales en equipo que nos dejaron asombrados a todos, como si fuese que hace años veníamos entrenando. Ese día todos nos fuimos sorprendidos y felices. También salíamos a correr por el tema aeróbico. Es muy importante el aire en el verso, por la respiración. Caso contrario, empezás a cortar los versos y a romper el sentido. Algunos compañeros hicieron gimnasio. Muchos abdominales…¡hay que ponerle el cuerpo a los trajes romanos y las panzas al aire! ¡A mi me cuesta!

– Al día de hoy, las repercusiones de la obra fueron buenas…. 

– Me alegra mucho esto. Siempre que uno hace una obra está poniendo mucho en ella. Mucho de la pasión, del alma, de la búsqueda que cada uno tiene como artista. Salimos desnudos al escenario defendiendo ese deseo de actuar, de contar… Entonces cuando el público acompaña esa entrega es maravilloso. Está buenísimo que la gente apoye este tipo de obras que acá, en Argentina, estamos muy poco acostumbrados. Que se gesten proyectos que apuesten a jóvenes, con tamaño texto y que el público acompañe, le da sentido a todo.

– ¿Cleopatra es el personaje más importante de tu carrera?

– Uuuuhhh! ¡Qué pregunta! Es difícil, pero más importante no sé…Todos los personajes son importantes. Todos son oportunidades para ir más lejos en mi búsqueda como actriz. Cleopatra fue y es un desafío inmenso para mi porque todos tenemos alguna imagen de ella. En esta obra, Cleopatra no es la de las películas. Es guerrera, deja su reino por amor y se mata por amor. A pesar de que vi películas y leí, me hice adicta a la serie “Roma”. El tema no estaba en Cleopatra como forma, sino entrarle a esa pasión que la vuelve, en un instante, de la frialdad y la inteligencia a ser capaz de todo por estar con Marco Antonio. Ponerle el cuerpo, la emoción a textos dificilísimos que, por momentos se me vuelven inabarcables, vuelve la cosa más desafiante aún. Algo que nunca había vivido hasta ahora.

– ¿Qué representa tener tu primer protagónico en el San Martín?

– Es un regalo pero no es un regalo gratuito. Creo que vengo trabajando mucho, que salió la oportunidad de esta convocatoria, la cual agradezco eternamente. Puse todo de mi para poder estar en el proyecto. Ser Cleopatra me sorprendió y me asustó. Era un personaje arrasador, con un texto bellísimo pero muy difícil. El verso era algo que no había entrenado. Al principio se me hizo inabarcable todo. Era mucho y me agobio al inicio. Pero con el paso de las semanas, con mucho trabajo, prueba y error y la confianza de Guillermo Heras y equipo, sacamos este viaje adelante. Ahora, antes de que se abra la cortina para que entre Cleopatra, me emociono, por saberme ahí, haciendo lo que más quiero que es actuar. Este es el regalo que uno le pediría al Ratón Perez, a Papá Noel y a todos los dioses.

– Estás presentando «La Fiera», tu primer unipersonal. ¿Como fue el proceso para esta obra?

-“La Fiera” es un proyecto que deseo hace años. Venía pensando ideas, imágenes, pero lo más importante era armar una obra con música en vivo donde actuara y cantara que es algo que me gusta desde niña. Desde hace un tiempo que a los músicos Sonia Alvarez e Ian Shifres les venía diciendo un día vamos a hacer algo juntos. El tema era encontrar quien escriba y guíe el proyecto. El año pasado vi “Lima Japón Bonsai” y “Quiero decir te amo” de Mariano Tenconi Blanco y quedé alucinada con su talento. Por esas cosas de la vida, a partir de octubre empezamos a ir a un karaoke algunos amigos artistas, dentro de los cuales venía Tenconi también. En diciembre, en el medio de la noche de karaoke pensé “Me tiro el lance y le pregunto». Quería saber si se copaba en armar algo con las ideas que yo tenía. Dijo que si.

– Bien ahí!

– A partir de ese momento, fue todo como nunca me había pasado. Todo feliz, fluido, sin esfuerzo. Cada persona que le contabamos del proyecto se sumaba con pasión. El equipo que se terminó armando es arrollador con Matias Sendón, Carolina Borca, Oria Puppo, Paola Delgado, Nacho Bartolone, Carolina Castro, Lucas Coiro y muchos más que colaboraron.  El proceso de la obra con Tenconi fue maravilloso y creo que, en la obra, se ve. No nos privamos de nada. Probamos de todo. Jugamos en cada ensayo, desafiándonos, yendo más lejos, resignificando la temática a través de lo lúdico en lo actoral.

– ¡Eso es muy bueno!

– La obra toca una temática que es la trata de mujeres, puede sonar feminista. Pero en realidad el eje está en que cualquier persona, en este caso una mujer, pero cualquier persona desde su cotidianeidad puede ser heroína o héroe, puede cambiar las realidades más terribles y abominables. La verdad es que “La Fiera” es un sueño cumplido, en el que pusimos mucho trabajo y amor para salga a la luz. Así que estamos muy felices.

– La música que atraviesa la obra, ¿la habías pensado o fue surgiendo a medida que pasaban los ensayos?

– No, la música fue variando a la par de lo que íbamos probando. Intercambiamos entre varios temas musicales y géneros para perfilar hipótesis. Los músicos también empezaron a crear algunos temas y las letras las hicieron Mariano y Nacho. Sobre eso fuimos probando los temas musicales propiamente dichos. La música que recorre toda la obra la fuimos probando entre ideas de los músicos y mariano y yo. Fueron 8 meses de ensayos que si algo sabemos es que no nos privamos de probar nada y que hasta una semana antes de estrenar hicimos cambios en lo musical. Incluso tenemos como 3 temas que no quedaron en el montaje pero que los vamos a sacar a la luz como sea!

– Imagino que la preparación para un unipersonal es diferente, ¿no?

– Es mi primer unipersonal. Es maravilloso; un entrar en un túnel del que salís con los aplausos finales. No te puedo explicar lo que me divierto. ¡Es superior! También es muy vertiginoso. Estoy sola y cualquier cosa que pase la tendré que resolver solita con mi alma, y a la vez el público está tan presente en este relato que todo lo que la gente hace acciona sobre mi. Esto es algo nuevo, porque eso no se ensaya. Sucede o no con cada público, cada función, por lo cual es un desafío mayor y un riesgo hermoso en el que me meto cada martes.

– En lo que va del año, estuviste en cinco obras (“Paraná Porá”, “Lis Chi”, “A Mamá”, “La Fiera” y “Cleopatra”), una vorágine muy fuerte. ¿Es la primera vez que te pasa esto?

– ¡Es la primera vez que me pasan proyectos tan importantes todos juntos! Proyectos hermosos, con elencos y directores talentosísimos y muy compañeros. Es una vorágine. De pronto, había días que ensayaba tres obras. Fue agotador, pero también fue una experiencia maravillosa, porque todo lo que descubría o me decían en un ensayo lo resignificaba en los otros. Me volví esponja y todo lo absorbía.

Tuve la posibilidad de ser “la polaca” en “Paraná Porá”, Marina en “Lis Chi”, Electra en “A mamá”, Cleopatra y La Fiera. Las cosas, no sé porque pero siempre ¡vienen todas juntas o no vienen! Ante la ola de cosas que vinieron me saqué la ropa y me tiré a la pileta. Estoy feliz y también muy cansada porque poner el cuerpo es agotador, pero es un cansancio feliz, pleno y agradecido. Disfruto cada instante, perdiéndome en cada función para ir a parar a vaya uno a saber dónde, y terminar feliz.

– Con tanto vértigo, también tocaste en el disco de Fernando Samalea. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿En cuantas canciones participaste? ¿Improvisaste o Samalea te decía que tenías que tocar?

– Si, eso fue muy groso. Fernando es muy importante en mi vida. Nos conocemos desde hace once años. El año pasado me llamó contándome del CD y que quería que participe. Me emocioné mucho porque, a pesar de que toco el oboe desde los 9 años, y hace tiempo que fue quedando un poco relegado por el teatro, para mi, es como un familiar más o menos, una parte de mi cuerpo. Grabar en un CD era un regalo hermoso para que mi oboe quede inmortalizado en semejante disco. Fernando me dijo sería en unas semanas la grabación. Y le dije que sí, pero a los dos días, un jueves, me dice podés este sábado porque logramos combinar entre los vientos… y casi me infarto. Estaba en la salsa y tenía que bailar. Me paso las partituras y después fue ir a grabar a zona sur. Escuchamos las directivas de Fernando y del sonidista y confiamos.

Toqué en todos los temas del CD y se armó una pequeña orquesta tremenda. Escucho el cd ahora y no lo puedo creer. Quién diría pero ahí estoy sonando con mi oboe. Fue una felicidad completa y era lo que defiendo desde niña: el teatro y la música, se revelan este año con fuerza y pasión en espacios y proyectos maravillosos.

“Los Áspides de Cleopatra”. Teatro General San Martín. Av Corrientes 1530. Miércoles a sábados, 21 hs; domingos, 20 hs.

“La Fiera”. El Extranjero Teatro, Valentín Gomez 3378. Martes, 21 hs.

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