María Dupláa: “El teatro es mi remanso”.

Empezó su carrera actoral como una “muela” en un supermercado. Acaba de terminar su participación en el under con “Las otras”, basada en textos de Daulte, al tiempo que disfruta del éxito en “El Elegido”. María Dupláa habla de su momento actual, el trabajo en la tele y el teatro y sus escenas con su “tio” Pablo Echarri
– ¿Cómo surge la posibilidad de hacer “Las otras” de Daulte?
– Surge porque en un momento, había trabajado con Alejandro Guevara, el director y con Ayelén Godoy, la otra actriz de la obra. Hacíamos promociones en supermercados, con obras infantiles para Colgate…
– Esto fue….
– Hace seis años…
– Si! Ale me contó eso…que se disfrazaban y todo…
– Si si, hasta me disfracé de muela. Estábamos todo el día en el supermercado haciendo caras y cada media hora hacíamos una obrita para los chicos. Ahí lo conocí a Alejandro. Cuando él tuvo la idea de hacer la adaptación de tres obras cortas de Daulte en una obra entera, la llamó a Ayelén. Yo había perdido contacto con Ale y él le preguntó, “Che, María que está haciendo? Estará interesada?”.  Me llamó y me pasó la obra con los textos. “Vos fijate”, me dijo y cuando los leí, me encantaron.
– ¿Qué obras de Daulte tomaron?
– “La otra”, “Después” y “Femenino”. Son tres obras cortas que no tienen nada que ver una con otra pero Ale las adaptó y realizó la dramaturgia para que formen parte de una misma historia.
– Hiciste un personaje doble…
– Fue mucho laburo. Estuvimos ensayando como diez meses pero a un ritmo muy tranquilo. Es mucho tiempo que se ensayó para una obra de teatro pero Alejandro lo planteó desde el primer momento como un proceso largo. De descubrimiento de personajes ya que las dos actrices teníamos dos personajes para realizar y descubrir. Al principio, fue mucho trabajo de mesa, de texto. De leer e investigar. Leímos hasta textos de psicología para analizar a los personajes, tener conocimiento, si bien a la hora de interpretarlo no se autoanaliza y dice “mi personaje está loco”…
– Pero…
-…uno como actor, tiene que conocer los problemas del personaje para encararlo. Al principio, fue un laburo de mucha libertad. Alejandro nos dio mucha libertad para trabajar, para probar cosas antes de que él empiece a dar las directivas. La verdad, eso estuvo bueno porque fue un proceso al que no estaba acostumbrada. Con otros directores había trabajado de manera distinta por lo que estuvo buena la experiencia también. El ir descubriendo cosas uno solo antes de que te digan “tenés que hacer esto”, con una bajada de línea. Está bueno que uno tenga las herramientas para hacerlo solo.
– ¿Y las luces? Hubo mucho laburo de luces…
– Eso fue complicado en la obra porque la puesta de luces estuvo armada recién cuando llegamos al teatro, al cual llegamos dos semanas antes del estreno. Estuvimos muy ajustados. Si bien Ale tenía en su cabeza como iba a ser la puesta, desde el primer día, estuvimos ensayando en espacios muy reducidos. Sabíamos que el espacio en el que nos íbamos a mover iba a estar determinado por la luz y que iba a ser muy chiquitito para poder hablar de la opresión de los personajes. Entonces, muchas veces nos encontrábamos ensayando en salas enormes, rodeados de sillas para no poder salir. Pero las luces recién las tuvimos dos semanas antes. Fue un proceso muy acelerado y de mucho nervio porque la luz es protagonista fundamental de la puesta.
– Además, trabajar casi diez meses y encontrarse con las luces dos semanas antes es difícil.
– Claro! Muy rápido. Estas haciendo el estreno encima y de repente, tenés la ropa, el maquillaje, las luces y decís “la puta madre como hago con todo esto en dos días?”. Lo bueno de haber tenido un proceso largo de ensayo es que los personajes estan muy aceitados y eso lo teníamos muy incorporados.
– Se logra atmósfera oscura y con ritmo entrecortado, por decirlo de alguna manera…
– Se siente muy intenso. El texto tiene mucha carga. Si bien, por momentos, el ritmo es muy acelerado y también, muy entrecortado, hay todo el tiempo una tensión que tiene que ver con el descubrimiento de cosas que nos fueron surgiendo en los ensayos. Sobre todo, porque tenemos mucha confianza entre todos los actores y nos llevamos muy bien. Entonces, cuando conectás con tus compañeros, hay algo que sucede, sin que uno tenga que estar generándolo constantemente. Me parece que eso es fundamental y se nota. Le da una densidad a la obra que le da mucha fuerza.
– Es como la chispa…
– Si! Hay gente con la que te conectás y otra que no. Sea por piel o lo que sea. En la actuación es muy importante tener buena compatibilidad con el compañero.
Intermedio: El clima de Buenos Aires es destemplado. María llega con un pañuelo en la cabeza y ruleros con lo cual, hace falta una segunda mirada para ver que realmente es ella. María habla con rapidez y con una visión muy clara de lo que quiere. Sencilla por donde se la mire, se ríe a través de sus brackets sin que esto le quite gracia alguna.
– ¿Cómo te manejabas con el tema de estar con una actuación así, en teatro y saltar a la tele?
– Está bueno porque no tiene que ver una cosa con la otra y en algún punto, te equilibra. Estoy toda la semana corriendo, con los tiempos acelerados de la tele, donde muchas veces no tenés tiempo de “generar emociones”. No te piden hacerlo más chiquito sino que se ve menos. Entonces, el espectador aca lo tenés sentado y te está mirando todo el tiempo. Ahí vos tenés el tiempo para estar generando cosas para que lo note. Con la tele, cada escena puede durar un minuto y de cada minuto de escena, tu cara apareció dos veces, dos segundos en cada una. Una en un plano grande y la otra en un plano cortito y capaz que las cosas que vos hiciste se perdieron porque lo que importa es la funcionalidad de la escena en si misma y en el contexto, es otra cosa. Lo que importa es no perder tiempo. Entonces, claro…sale, sale y sale. A veces es un poco abrumadora la velocidad con la que tenés que trabajar. De golpe, llegaba el sábado, con el teatro, con otro ritmo, mucho más tranquilo. Es el remanso de la semana.
– ¿Cómo fue hacer el personaje de Jimena?
– Estuvo bueno porque solo había hecho tele una sola vez. Sentí que esa vez había aprendido mucho y volver a la tele nuevamente es como reconocer que uno ha aprendido a través del tiempo distintas cosas. Que hay cosas que ya conoces, hay ritmos que te podés meter mas. Siempre tuve bastante prejuicio con lo de la tele por esto de la velocidad y sus tiempos pero terminé descubriendo que es un entrenamiento fantástico. Ahora me siento mucho más segura como actriz para encarar cualquier cosa. Por ahí, es un ejemplo tonto, pero tener que llorar en un minuto y medio porque te dicen “Grabamos esto ahora y tenés que llorar” y poder lograrlo, te da una seguridad terrible. Es poder decir que una, las herramientas, las tiene. Que no es poco. Las pongo sobre la mesa, las uso cuando quiero. Eso te da mucha seguridad pero no solo para la tele sino para todo el resto de los ámbitos. En un punto siento que me voy armando y me voy afianzando. Eso está bueno y se siente bien.
– A Jimena ¿le buscaste alguna vuelta de tuerca en particular?
– Si, cuando me llamaron y me contaron como era el personaje, estuve analizando las cosas que querían, las bajadas de línea y todo. Armé un personaje que terminó siendo cualquier cosa. Esto es lo que tiene la tele. En una obra de teatro, uno conoce desde el principio como es la progresión, donde empieza y donde termina. En tele, eso no pasa. Sabés donde empieza pero no tenés ni idea que puede pasar en dos capítulos. Mi personaje empezó siendo una chica que podía ser lesbiana y que tenía un carácter muy fuerte y de repente, nada que ver! Terminé siendo la que cuida a la nena, que parece ser super dulce y como que fueron descubriendo otros matices. Está en la cintura del actor, el tratar de ir adecuando esas modificaciones al personaje, que no parezca que el personaje es directamente, otro. Llevarlo de a poquito, ir manejándolo.
– ¿Cómo ves la evolución tuya en la actuación, ya sea en tele como en teatro?
– La veo bien, fundamentalmente porque tuve mucho tiempo. Empecé haciendo publicidades a los 15 y a los 13, estudiando teatro para después hacer obras con grupos independientes. La verdad es que el paso del tiempo ayuda y también, una va aprendiendo a los golpes. Con el correr del tiempo, las experiencias, y de hacer cosas distintas. Asi tuve la experiencia de hacer cosas distintas y tuve la suerte de hacer de todo como aprender un poco de todo. Como me gusta lo que hago, estoy muy pendiente de cómo se manejan los tiempos y no solo de lo que tiene que ver con la actuación. También los productores, los iluminadores. Trato de obtener información de todo con lo cual te permite formar.
– Vos no te apuraste. Tu carrera es muy metódica.
– Si, eso tiene que ver con mi familia que siempre fue muy contenedora. Con que mi tía es muy famosa y el camino fácil lo podría haber hecho, ni ella ni yo estábamos de acuerdo en que ese era el camino correcto. Ella siempre me dijo que estudie, que es preferible tener las herramientas y que yo me sienta segura. Que es un medio cruel y hay que saber enfrentarlo. La verdad fue el mejor consejo que me pudo dar porque realmente me formé y traté de hacer mi camino, más allá de que el apellido lo tengo. Traté de hacer las cosas tranquilas, con tiempo, a paso firme y no acelerandome. Si das zancadas, después se te termina cayendo la estantería.
– ¿Cómo fue grabar la primera escena con Pablo?
– (Risas) De mucho nervio. No esperaba que fuera asi. Fue raro. Es otra cosa. Uno es el Pablo tio, tomando mate y otra es el actor, ahí trabajando, que además es productor por lo que tiene un nivel de autoridad muy importante. Más allá que tengas mucha buena onda, es medio imponente de una manera y me dio mucho nervio aunque me duró dos minutos. No solo soy su sobrina sino que es re buen compañero. Después me relajé y pudimos laburar muy bien. Es más, tengo muchas escenas con él y las disfruto mucho. Hay un ida y vuelta y una relajación que está buena.
– ¿Te dan consejos a la carrera?
– No. Viene cuando yo lo pido y suceden con cosas muy puntuales. “Che, Na, pasó esto. Qué opinás?”. Ella me da su opinión y yo hago lo que me parece. Igual está bueno contar con la opinión de alguien que tiene mucha experiencia en el medio y sabe como manejarse al respecto.
– ¿Cómo son los cinco minutos después de bajar de escena?
– Adrenalinicos. Quedo con mucha energía, excitada. Es muy loco. Bajas del escenario, te cambiás, transformás en vos y esa adrenalina, a los cinco minutos se va y te deja un cansancio….jajajajja. Te baja todo y uno no es conciente que le pone tanto al escenario. Cuando te relajás es cuando te das cuenta.
– Si por la puerta del teatro del Sur, entrase la María que recién empezaba con las publicidades, ¿qué le dirías?
– Ja! Que se tome las cosas con calma, con mucha paciencia. Soy bastante ansiosa y esta carrera la ansiedad te come porque es muy inestable. Un año tenés laburo y al año siguiente, si no pegaste ninguno, te querés morir porque no sabés que hacer. Vas a castings, hacés pruebas pero a veces no sale nada. Entonces, si no tenés paciencia, calma y seguridad, sobre todo, con lo que uno quiere, es complicado.
– Dijiste una palabra recién, seguridad. ¿Esta tiene que ver con el ego?
– No, no lo creo. Me considero una persona bastante insegura para conmigo y bastante segura para con mi profesión. Son dos cosas distintas.

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