– El Festival El Porvenir surgió hace seis años. Paula, compañera del equipo de trabajo Efímero (Paula Baró, Julieta Potenze, Antonella Querzoli y Rosario Alfaro), llego a una de nuestras reuniones con la idea de producir y crear el festival. En ese momento no existían festivales para directores menores de 30 años en la ciudad de Buenos Aires (en ese momento todas éramos menores de 30 años) y nos parecía interesante generar y producir un espacio donde a nosotras como artistas nos gustaría estar. Generar el espacio a jóvenes directores de participar de un festival y a su vez que la participación en el mismo no dependa de un curador determinado sino que sean sus colegas los cuales lo eligen. Nosotras no programamos el Festival, sino que los directores de la 1er edición eligen a los directores de la 2da edición y así sucesivamente. En ese sentido, como actriz que se auto/produce y gestiona, creo en la colaboración y el trabajo en conjunto con mis colegas y a su vez en generar espacios no oficiales para el desarrollo de nuestros proyectos.
– ¿Cómo surge la posibilidad de trabajar en «La Máquina idiota»?
– En el año 2011 empecé a entrenar en el Sportivo Teatral. Después de medio año, Ricardo nos escribió a un grupo de compañeros para comenzar a investigar sobre distintos temas e hipótesis. Ahí surgieron los ensayos abiertos con público, que eran improvisaciones temáticas guiadas con la intervención de la dirección. Luego surgió la necesidad de crear un objeto terminado, una obra convencional y ahí comenzamos con los ensayos, estreno y funciones hasta el día de hoy.
– ¿Qué sentiste al leer por primera vez el texto?
– No sentí nada en particular ya que “La Máquina Idiota” no es una obra que está apoyada en el texto. Si bien lo tiene y es muy interesante y expansivo, el mismo surge de la escena, de intensidades. De movimientos y de climas. Por eso, no es que un día llego el texto, como muchas veces se bromea en la obra, sino que fue algo en paralelo entre los ensayos, el dialogo entre la dirección y la actuación.
–¿Cómo fueron los ensayos? ¿Y crear a Noemí, tu personaje?
– Los ensayos fueron muy intensos y viscerales. Cada compañero se descarnó y trabajó en forma colectiva. Eso fue un gran aprendizaje para todos, siendo un número tan grande de actores. En ese sentido, es extraño y muy difícil pensar en Noemí como un personaje, ya que creo en la singularidad de cada actor y cada actriz. Por lo tanto no hay un concepto o un distanciamiento de persona-personaje. Si bien hay otras dinámicas y diferentes problemáticas no es algo creado sino algo que ya está dentro de mí.
– Hace ya un tiempo que se estrenó “La Máquina idiota”. ¿Cómo viste el crecimiento de la puesta?
– Hacer tres funciones semanales (viernes y sábados 22 hs; y domingos 20 hs), es un gran entrenamiento. La obra está en constante movimiento. Si bien se repiten los momentos, textos y escenas, tiene un latido interno y particular cada función. No se cristaliza y todos intentamos trabajar de esa manera.
– ¿Te sorprenden las interpretaciones que surgen a partir del texto?
– Es extraño el público. Siempre pienso en él de esta manera, como un extranjero que ingresa en la sala a ver una obra, algo ajeno a él que puede tomarlo o no. Ya desde el espacio físico, de la convención, los de allá son público, los de acá somos actores. Hay algo de esto que es raro. La demanda, la necesidad de llevarse o de venir a buscar algo. Esto sucede, en “La Máquina Idiota” en ese sentido. En muchos casos es un público desconocido por mí y a su vez, es variado en cuanto a edades. Se percibe como cada escena rebota en diferentes direcciones dependiendo del espectador.
– ¿Cómo fue la gestación de tu unipersonal «Bestia, dispositivo para ser ella»?
– “Bestia, dispositivo para ser ella” fue una locura absoluta. “Una quijotada” como dice Jimena Kroucco la directora de la obra. Surgió de un trabajo presentado en el seminario de Maricel Álvarez. Esa fue la semilla. Luego, el trabajo cobró cierta autonomía dentro de mí. Un significado más intenso y personal que me sorprendió. Me encontré, no solo gestionando, produciendo y pensando en el dispositivo escénico asi como escribiendo el texto; sino también, revisando historias, pensamientos y anécdotas de mí. Poniendo en jaque ideas y debatiéndolas. Investigar sobre Eva Perón, me acerco un poco más a mí misma. Siempre sostenida en este viaje por un gran equipo de trabajo. Tanto Jimena como Felipe Díaz (asistente general), se embarcaron sin ninguna restricción. Todos entregamos todo y eso fue mágico.
– A medida que se fue desarrollando el proceso creativo de «Bestia», ¿se modificó tu visión acerca de Eva Perón?
– Debo confesar que antes de “Bestia, dispositivo para ser ella”, no era una peronista de primera línea. Si bien de chica (hace tiempo ya), había leído y sabia su historia, no era algo que me perturbase. Pero luego de leer en el material de Lamborghini “Eva Perón en la hoguera”, me sucedió algo extraño, y me tomo por completo. El texto es una versión de “La razón de mi vida”, una edición, un recorte esencial del material original. A partir de esa lectura, comenzó el periplo por distintos materiales, escritos, audiovisuales, fotográficos, artísticos e históricos sobre Eva. Sintiendo empatía, reflexionando sobre su condición de actriz, mujer, guerrera, de bestia impasible; dispuesta a entregar su vida por la causa, una heroína Argentina y popular.
– Desde el comienzo ya contenía su esencia. Después de un par de meses de ensayos, convoque a Jimena y repensamos juntas el dispositivo, montando el espacio escénico para la obra. Fue hermoso encontrar, luego de mucho trabajo, un lenguaje en común entre nosotras. Que el dispositivo dialogue con el material, no solo con el texto, la iluminación, la actuación, la dirección, el vestuario, la escenografía y la música. Siempre pensamos en que todas las aristas del trabajo tenían que ser la misma y apuntar a contener la obra, que la obra sin su dispositivo no era la obra. Entendimos que la obra y el dispositivo, en “Bestia, dispositivo para ser ella”, es la misma cosa.
– Si Rosario Alfaro no era actriz, ¿qué hubiese sido? ¿Tenías alguna otra vocación además de la actuación?
– Siempre desde chica me gusto actuar. Era y es un juego para mí. Cuando me pensaba de grande siempre era actuando. Nunca pensé en ser otra cosa de niña.
-Si por la puerta del Sportivo, entrase la pequeña Rosario Alfaro que empezaba a estudiar teatro, qué le dirías? ¿Algún consejo? ¿Alguna recomendación?
-Es difícil pensarme como la pequeña Rosario como algo lejano, sigo siendo pequeña y a su vez siempre creo que hay algo que aprender. Tanto en el Sportivo Teatral como en los otros lugares donde me forme y entrene, siento que fueron lugares de aprendizaje adecuados al momento. Sin duda, de cada lugar o maestro uno toma lo que cree transcendente para uno. Creo que sí tendría que decirme algo es “En la medida de lo posible, se libre”. Algo no muy distinto a lo que intento decirme todos los días en todos los aspectos de mi vida.
“La Máquina Idiota”. Sportivo Teatral. Thames 1426. Viernes y sábado, 22 hs y domingo, 20 hs.
Festival El Porvenir. Martes, jueves, viernes y domingos de agosto 20hs + Actividades gratuitas todo el mes. En Club Cultural Matienzo, Pringles 1249 y Av. Córdoba. Información: http://www.festivalelporvenir.com.ar/