Disco: “Mr Lucky” de John Lee Hooker

Antes que nada, digo que no hay ningún motivo en particular para escribir sobre este disco. No es nuevo, no coincide con ninguna fecha de edición o de nacimiento/muerte del genial John Lee Hooker.
Todo empieza allá por los principios de la década del 90 en el cual llegaron a estas tierras una gran cantidad de artistas de blues como B.B.King, Buddy Guy, Albert Collins, Albert King o Taj Mahal. Venían todos pero él no. Y no vino nunca a nuestro país.
En esos años, solía frecuentar una disquería que aún está abierta en el barrio de Flores, en la galería Le Boulevard. Era solo para gente que buscaba cosas especiales y era atendida por Jorge (también conocido como “Barba”). Asi las cosas, en pleno auge blusero en Baires, el Barba me recomienda “Mr Lucky” de John Lee Hooker. Ávido de conocer todo lo referido al blues, tomo su recomendación como mandato y adquiero el CD. 
Lo que vino a continuación fue un amor incondicional a un disco genial de un artista sublime que tuvo el buen tino de invitar a una gran cantidad de músicos reconocidos, hacer un álbum con un sonido renovado y sin perder ni un ápice de autenticidad. Algunos de los músicos que tocan en este disco son los siguientes “nenes”: Albert Collins, Van Morrison, Keith Richards, Robert Cray, Johnny Winter, Carlos Santana, John Hammond y Johnnie Johnson. John Lee Hooker se despachó con un disco en el cual compuso todas las canciones –salvo en dos temas, en coautoría con Al Smith- y la música, con la excepción del que hace con Santana. Pero veamos el detalle de los temas. 

1- I Want to Hug You (Hooker, Al Smith) – 2:52
2- Mr. Lucky (Hooker, Smith) – 4:38
3- Backstabbers (Hooker, Smith) – 5:01
4- This Is Hip – 3:23
5- I Cover the Waterfront – 6:39
6- Highway 13 – 6:32
7- Stripped Me Naked (Hooker, Benny Rietveld, Carlos Santana, Chester Thompson) – 4:18
8- Susie – 4:23
9- Crawlin’ King Snake (Tony Hollins, Bernard Besman, Hooker) – 3:20

10- Father Was a Jockey – 4:58 


La frescura del disco se aprecia desde el mismo momento en que se aprieta “Play” y se escucha el piano de Johnnie Johnson como intro de “I want to hug you”, un excelente tema en el que Johnson se come la melodía y un John Lee dando cátedra de como cantar un blues rápido.
Con la escucha atenta de la primera vez y ante una segunda vez de poner el disco y deleitarse con el mismo, surge una gran virtud: todos los músicos aportaron su sello particular, su estilo, para que el sonido de John Lee Hooker se enriquezca y crezca aún más, sin que parezca forzado para nadie. Esto se aprecia en canciones como “Mr Lucky” en la que Robert Cray pone su depurada técnica de estudio –en vivo, Cray no derrocha mucho “corazón”-, al servicio del tema que le da nombre al disco y que es uno de los mejores de los cuarenta y seis minutos de duración del CD. 


Lo mismo ocurre con esa guitarra sanguínea que le pone el “Master of Telecaster” llamado Albert Collins, con la diferencia que, a diferencia de Cray, es incendiario en estudio y en el escenario. Collins pone lo que hay que poner en “Backstabbers”, un tema que también cuenta con el aporte de Deacon Jones –el mismo que hizo un disco con Pappo-, en órgano y de Ken Baker que realiza el contrapunto exacto con la virulencia de Collins, desde la sutileza de su saxo. 


“This is hip” cuenta con Ry Cooder en guitarra y Jim Keltner en batería, en un tema animado que preanuncia la cadencia que arribará con “I cover the waterfront”. Aquí, John Lee Hooker realiza un dúo de antología con el gran Van Morrison en un blues que cala en el alma y los huesos. El dueto, con un tono profundo que emociona, logra poner a aquél que lo escucha en contacto con las propias emociones a través de barcos, bahías y viajes hacia el lado más sensible de nuestras almas. 


La emoción se mantiene con “Highway 13”, donde las escobillas y el slide se entrelazan en la melodía de una canción en la que el fraseo de John Lee Hooker le da el nervio motor exacto. En “Stripped me naked”, ocurre una paradoja que se centra en el músico invitado que es Carlos Santana. Como no podía ser de otra manera, le quiso poner a la música de John Lee Hooker el toque “latino” (o latinoide) que es su marca registrada….pero a los oídos norteamericanos. De tal manera, con una intro de bajo y teclados muy «característica», da paso a un solo de guitarra no tan diferente a otros tantos de Santana, que se mezcla con timbales y congas. La voz de Hooker ubica a la canción en su justo lugar pero….esa melodía tan Santana -a título personal- no termina de convencer.
No obstante, quien aparece para elevar nuevamente el nivel del disco es Johnny Winter que aporta su talento en las seis cuerdas para la declaración de amor que se escucha en “Susie”, un blues hecho y derecho donde se aprecia que la buena técnica no tiene porqué ir lejos del corazón y del sentimiento para llevarla a cabo. El solo del tema, sin ningún tipo de teclados “ilustrativos de un estilo”, da cuenta de lo dicho. 

Entramos en la recta final y aparece una gema llamada “Crawlin’ Kingsnake”, un blues hecho y derecho pero con esa forma tan particular de marcar con fuerza los acordes, que hizo de Keith Richards, un guitarrista con un sello absolutamente único y personal. La canción tiene una impronta “Stone” pero le calza a la perfección a John Lee, al tiempo que cuenta la forma en que un hombre puede gatear o arrastrarse en pos de una mujer, con las alusiones que pueden darse en la metáfora de la canción. Podes escuchar el tema haciendo click a continuación:

“Father was a jockey” es el último tema de un disco memorable y lo finaliza de la manera en que se debe, con un blues cautivante, de instrumentación mínima y contundente de guitarra, bajo, armónica y batería y la clarísima voz de John Lee le brinda todo su candor a un muy buen tema. 

Una apostilla de este disco es que está dedicado a la memoria de Stevie Ray Vaughan.
Al principio de esta crónica, decíamos que no había motivo para la misma. Rectifico lo dicho. Siempre hay motivo para destacar la obra de los grandes maestros de la música y John Lee Hooker es uno de ellos, de los que hizo escuela.
Amigo lector, si quiere ir a comprar el disco o bajarlo de algún lado, tendrá en sus manos una gema que escuchará una y otra vez, con la posibilidad de descubrir siempre algo nuevo. Más aún, de la mano del gran John Lee Hooker.  

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