Hoy compartiremos dos películas de diferentes latitudes. La primera es de Perú y da cuenta de las peripecias que vive el país en relación con la policía y la corrupción. En cambio, la segunda viene de Israel y pone el énfasis en la relación de una madre con el linaje de su familia, al que no duda en seguir aunque tenga que tomar decisiones drásticas para su vida y la de toda la parentela.
“Casos complejos”
En busca de la justicia perdida
Sorpresas inesperadas te da el BAFICI cuando menos te lo esperas. Llegar tarde a una función de prensa y optar por ver una película diferente a la planeada, es todo un riesgo. Tal fue el caso de la génesis de como terminamos viendo “Casos complejos”. Más allá que se trabó el rodaje y hubo que empezarlo de nuevo, nos quedamos a ver que iba a contar el director Omar Forero en el que es su cuarto largometraje.
En este caso, se adentra en el mundo de la delincuencia y la corrupción policial y judicial. Pero no se queda únicamente en eso. Realiza un dibujo preciso de los personajes que forman parte de una muy entretenida película. Desde un niño devenido en sicario hasta un fiscal que cree en la justicia aunque ésta le dé la espalda en la mayoría de las ocasiones.
Los giros, por demás sorprendentes, que se da a lo largo de los precisos ochenta y un minutos de duración, comienzan desde el mismo momento en que se inicia el film. El humor con el que comienza el relato sorprende y predispone al espectador a ver algo…que no ocurre. Ese tono de comicidad, no exento de ironía, abre el juego a toda una narración por demás actual en los países del continente americano. Policías y jueces que, por impericia o por estar comprados, dejan que sus deberes de funcionario público se coticen al mejor postor. En contraposición, el fiscal Joaquin Bardales es quien adopta el rol de cruzado por hacer justicia. Todo en la zona de Trujillo, de donde es oriundo Forero.
Pero a no confundirse, esto es solo la punta del iceberg. Forero va más allá de mostrar lo que ocurre con las bandas de jóvenes sicarios que se encargan del trabajo sucio de mafiosos, sino que se adentra en los motivos por los cuales un niño es la carne de cañon para estos cárteles de corrupción. En tal sentido, es de poética sutileza la forma en que se describe el devenir del niño Yonatan
Es menester informar que la mayoría de los hechos que suceden en la película están basados en aquellos que sucedieron realmente. La fiscalía de “Casos Complejos” existió entre el 2013 y 2015 desarticulando bandas criminales hasta su desarticulación en el 2016, siendo reemplazada por la Fiscalía del Crimen Organizado.
Las actuaciones son muy buenas, destacándose Oscar Alarcón, Gonzalo Vargas, Héctor Paredes. El primero, como ese fiscal que busca justicia por más que se tenga que pelear con sus jefes, ante la sugerencia que “no se meta en líos”; el segundo, como ese joven encargado de llevar a cabo los asesinatos en nombre de Los Iracundos y finalmente, Paredes que da vida a Huayhuash, un inescrupuloso jefe de banda que no duda en anteponer su bienestar frente a su “trabajo”.
Atrapante de principio a fín, “Casos complejos” es un gratísimo film que pone sobre el tapete algunos de los flagelos que afectan a nuestro continente, con seriedad y conocimiento de causa, sin caer en una moralina empalagosa o un complejo de culpa que solo sirve para que algunos malévolos lo usen y manipulen a gusto y placer, para sus propios fines.
Ficha técnica
Título original: Casos complejos. Año: 2018. Duración: 81 mins. País: Perú. Guión y dirección: Omar Forero. Música: Lucho Barrera. Fotografía: Omar Quezada. Con Oscar Alarcón, Gonzalo Vargas, Héctor Paredes, Robert de la Cruz, Samantha Solano Cruz y Fernando Bacilio.
– Lunes 8 de abril. Multiplex Belgrano 3. A las 14.50 hs
– Miércoles 10 de abril. Multiplex Belgrano 8. A las 19.45 hs
“God of the piano”
¡Tocala de nuevo, Itay!
El cine israelí suele tener su espacio en el BAFICI. Generalmente, con películas muy críticas con la política que lleva a cabo el gobierno derechista de Benjamin Netanyahu. Siempre en relación con los palestinos, los derechos humanos y la propia idiosincrasia de la sociedad, poniendo en tela de juicio tanto las decisiones políticas y la conformación del propio ejército en films un tanto más históricos.
Hete aquí, una de las películas que no tocan los temas señalados sino que se sumerge en las capas diversas de las relaciones familiares, tamizadas por mandatos y deseos. En ese sentido, sorprende la fuerza dramática de la opera prima de Itay Tal. Va más allá de la linealidad de un relato para adentrarse en las vidas de las personas. En este caso de una madre (Anat) que da a luz a un hijo y tras el descubrimiento que hace a partir del nacimiento del niño, cambia (literalmente hablando) el devenir del recién nacido. Siendo ella misma una concertista de piano de renombre, obviamente espera que su retoño –de nombre Idán-, siga los pasos de la familia, dentro del ámbito de la música. En tal sentido, se ve la importancia de la interpretación musical desde la primera escena de la película.
Pero el texto tendrá palabras y frases que, ubicadas en el tiempo, serán fundamentales en la construcción de sentido. Cada movimiento y decisión de Anat se abre a diversos puntos de debate que va más allá de las cuestiones morales. Allí es donde reside uno de los cambio a tener en cuenta. El contemplar y no dejarse llevar. Mirar con atención y no evaluar lo que ella hace. Mujer de armas tomar y pocos escrúpulos para seguir adelante con sus designios.
El deseo que se tiene en torno de la aparición de un talento en el marco familiar da cuenta de las frustraciones y la forma en que se plasman aquellas asignaturas pendientes en un niño/a. La relación de éste con la familia y las presiones de ésta, asi como la conformación de su propia personalidad, son factores fundamentales a tener en cuenta. Más aún, con una madre con las particularidades de Anat que lucha entre “lo hecho” y la cuestión moral de sus actos.
Con prestancia y exactitud, Naama Preis es una Anat calculadora, con sus ideas y objetivos perfectamente claros. Encabeza un elenco sólido que pone la lupa en una circunstancia especial (con todos los detalles de la historia –desde el primer instante de la película-) en las características de su hijo.
Atrapante y con un ritmo sostenido, “God of the piano” es un muy buen debut de Itay Tal en el mundo cinematográfico, con un tema poco visto que es la relación de los padres con un hijo excepcional y muestra las miserias humanas escondidas detrás de la santidad de la investidura de “madre”.
Ficha técnica
Guion y dirección: Itay Tal. Elenco: Naama Preis, Ron Bitterman, Andy Levi, Lira Rivlin. Producción: Shani Egozin, Itay Tal. País: Israel. Año: 2019. Duración: 80 minutos.
– Martes 9 de abril. INCAA Gaumont 1. A las 16.10 hs.