Acontecimientos


Escuchaba, percibía. Muchas voces lejanas retumbaban en sus oídos. Las sentía tan cerca. Como si estuviesen frente a él. Eran de una gran familiaridad y ya formaban parte de su vida, aunque de forma intermitente e inconstante. Eran voces y gritos. 

En su mente se proyectaban ojos sin luz que buscaban un destino que conocían de antemano y pretendían eludir sin éxitos. Cuerpos que cargaban a otros y que sabían que, en cualquier momento, se iban a reunir con estos. Horror que se sentía y no se reconocía. Canto a la maldad humana. Balas que tenían destinatarios predeterminados. Una madre busca salvar a su hijo al mismo tiempo que éste intentaba lo mismo para con su madre. Una novia llorando a su amado que había intentado liberarla del terror.
En ese momento, una anciana se proyecta desde la multitud. Miraba desde el hueco de unos ojos que ya no estaban. Se abría paso entre la gente hasta que situarse delante de él. Levantó su mano en la que se veían sus huesos y unos números que no se alcanzaban a distinguir. La mano de la anciana se aproximaba más y más……hasta que……

-Mr Roschmann, aquí tiene su café.

El hombre agradece con ademán al mozo y le pide azúcar.

-Disculpe…¿se encuentra bien?

El “Carnicero de Riga” respondió afirmativamente. Otra noche caía en una playa egipcia. Bebió su café y se dirigió a su casa. Creía que el irse a dormir le ayudaría a despejar su mente de acontecimientos de “hace tantos años” que ya ni recordaba.

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