-¿Hubo algún momento en que diste un volantazo respecto de lo que era tu estilo?
– ¿Un cambio total? Volantazo no…pero tuve tres etapas en mi carrera. La primera es cuando era muy joven, cuando pasé de la ropa pret-a-porter de lujo a la alta costura. Esto fue por el 84. En el 85, cambié para más y un día dije “voy a hacer una colección de alta costura que le rompa el cerebro a todos”, de la manera que yo quiero, como a mi me gusta, con todo. Asi me costó. Sangre, sudor y lágrimas. Hay muchos que se dedican a hacer vestiditos. Ves los vestiditos de cualquier modista y ahhh ahhhh. ¡Pará un poco la mano! Miremos un poco los libros y estudiemos lo que es la alta costura. Me crié a los 22 años con gente como Paco Jamandreu, Gino Bogani, Jacques Dorian, Astesiano. Eran todos grosos divinos que me enseñaron lo que era la alta costura. Ahora tengo 23 escuelas y todo pero me crié en medio de toda esa gente que era grosa de verdad. Aprendí de ellos, de los consejos que me daban o como me cagaban a pedos («¡esto no lo hagas!»). Era genial. Mi vieja era modista y me enseñó qué era el glamour y el buen gusto pero no me decía “esto si”, “esto no”. Me ayudó mucho al principio.
En el 88, me presento en el Consulado Italiano y voy a trabajar a Roma. Tuve que hacer una colección inspirada en el tango argentino. Eso fue importante pero nadie se acuerda porque hay una memoria de mierda. Hago una moda “Tango Argentino” que la llevo a Roma y después por todo el mundo. Es una colección que estuve dos años para hacerla. Hoy no podría hacerla porque es una colección superior a todo lo que se ha visto. Está inspirada en el vestuario femenino del tango y la milonga campera hasta Piazzolla, musicalizada y todo. Fue un furor y me recorrí todo el mundo. Ahí empecé a hacer alta costura. Me fue muy bien aunque después vinieron épocas políticas que nos hicieron mierda y eso. Nosotros vivimos en un tobogán permanente.
-Para no aburrirnos….
– Seeee. Un año nos va para la mierda, el otro divino. Un año compras una casa y al año siguiente, te la embargan. Ahí fue cuando cambié y empecé a hacer colecciones grosa, de alta costura pura. Dejé el pret-a-porter de lado totalmente porque hay mucha gente que lo hace y muy bien.
El último cambio que hice…Había hecho colecciones muy bizarras como “Los pecados de Piazza”, “Angeles en el infierno”. ¡Eran escandalosas! Mi abogada me decía “Roberto, ¿no podés obviar que el diablo salga con el pene erecto? Que salgan minas con tetas y concha”. No, porque se me canta las pelotas. Hasta me preguntaron si podía obviar de usar a mujeres obesas!
– Si! Estaba Ana María Giunta, ¿no?….
– Exacto. Estaba Ana María y un montón de gente más. Desfiló gente obesa, ciegos…Todo lo que la gente no quiere ver. Cris Miró desfiló por primera vez en su vida conmigo. Fui el precursor en el hacer desfilar a estos artistas, después de Paco Jamandreu. En el 2000, me cansé de tanta cosa bizarra y tanta irritación social y empecé a trabajar desde la armonía. Hice “Amor de mujer”. Le dediqué a mi madre una colección que era absolutamente femenina, que era exquisita. La presenté en el Tattersall de Palermo, con Silvana Suarez y varias mannequin divinas, joyas. Después seguí con un historial de colecciones dedicadas al amor y a la armonía, con títulos glamorosos y femeninos, hasta que llegamos a la colección que hice con Eva Duarte, “Eva, la mujer flor” que es el ícono máximo….Igual, no hablemos de política…
-No, no es la idea.
– Igual, Eva es el único ícono glamoroso femenino que tenemos en la historia. Esta colección de Eva fue un antes y un después. Esto, sumado al tema de la música. Ahora me contratan para hacer en el Celebrity Center de Hollywood, un show de tango y blues con las modelos desfilando con mi banda. Por ejemplo, cinco minas de rojo desfilando al tiempo que canto Malena, es “too much”; o cantar una balada de Sandra & Celeste o Patricia Sosa que cante el tema de Eva Duarte.
-Me acuerdo cuando fui a hacerte una nota hace un tiempo y me dijiste que haces vestidos como si fuera para una “única vez”.
– Claro. La realidad es que cumplís años una sola vez, te casas –teóricamente al menos, y con ese mismo tipo- una sola vez, cumplís cincuenta años, una sola vez. En general, la gente que compra un vestido de novia o de quince años, lo usa esa sola vez y después lo guarda. Podés comprar un vestido de novia y usarlo porque tenés muchas fiestas ya que lo sigue amortizando ya que lo usa en otras oportunidades. Normalmente se usan una vez y se guardan. Siempre me acuerdo de una clienta, de muy buen poder adquisitivo, que siempre me dice “quiero comprarte un vestido mejor que el anterior que te compré”. Te hablo de una clienta desde hace veinte años. En un momento, era imposible! Ya no sabía que hacerle! Me decía “yo lo uso esa noche y me siento una reina! Después, me lo quiero volver a poner y me siento una porquería”. Estaba completamente loca esta mujer pero bueno… su locura a mi me convenía. Después me lo traía de vuelta, me los dejaba y me decía “No tengo lugar en casa. Guardamelos, no tengo lugar donde ponerlos”. Las mujeres que tienen mucha vida social no pueden repetir el vestido. Por ejemplo, vayamos a la farándula –con la cual no simpatizo demasiado-, la Gimenez, la Legrand pero bueno, ponele que sean íconos de la vestimenta, no pueden repetir la vestimenta. La Legrand no repite un vestido y la Gimenez se compra todo.
-Hablaste de dos íconos como Mirtha y Susana, pero ¿no son un poco grandes?
– Depende la edad. La Legrand es una mujer grande, que lleva muy bien su edad, ya sea con cirugías y todo (yo estoy de acuerdo con las cirugías si es para mejorar la estética de uno). Ella viste como señora. A veces se sobrepasa de adornos, anillos pero como es una figura televisiva, todo le queda lindo. A ella no la voy a criticar porque me gusta cómo se viste y tiene buen gusto, dentro de lo que es una señora de su edad.
En cambio, la Gimenez si está deja vú. Viste mal pero compra bien. Se compra lo mejor que hay (Dior, Chanel, Cavalli, Dolce & Gabanna, zapatos de Loboutin). Ella tiene largos años. Hace veinte años, compraba ropa acorde a su edad; ahora, se sigue comprando la misma ropa, dos talles menos, de pendeja, como minifaldas y eso. Aparece apretada como una morcilla y eso no va. El pelo largo, rubio y lacio es de pendeja trola y no va. Lo luce solamente alguien muy joven y no le va a una mujer ya grande. En televisión, le queda lindo (lo admito) pero el mejor momento que tuvo fue una vez cuando fue a Italia y le cortaron el pelo cortito, tipo Iva Zannichi u Ornella Vanoni. Lo que pasa es que la mujer argentina tiene un mambo con el pelo y le gusta tenerlo el pelo largo y rubio.
-Me ganaste de mano con la pregunta. ¿La mujer argentina tiene mucho más mambo para vestir que otras mujeres de otras partes del mundo?
– Si! Mirá, lo digo con todo respeto pero en criollo, como hablo siempre, acá todas quieren ser putas pero nadie se atreve. Les encanta el rojo, una pollera ajustada o un escote pero no lo usan por el “¿qué van a decir?”. Tienen mucho rollo con la competencia, lo que va a decir la otra. Se creen que la sexualidad, la sensualidad y la seducción es apretarse y sacarse las tetas afuera. O transparentar todo. No, no pasa por ahí. Pasa por encontrar tu estilo y seducir desde tu lugar. Hace poco vino una diseñadora italiana muy importante y dijo que la mujer argentina era muy sexy y bella …
-…que es muy histérica. Esto aplicado a que se ponen una mini y se la estiran para bajársela. ¿Para qué te pones una minifalda si te estiras a cada rato? Te pones un strapless y te lo subís a cada rato para que no se te vean las lolas. ¡¿Viste esa manía!? Tienen mucho rollo, mucho mambo al respecto. La generación de mi madre o mi abuela están bien porque ya tienen resuelto todo pero ¿sabés quienes son las mejores generaciones de mujeres?
– ¿Quienes?
– Las nenas de quince. Vienen….con una personalidad absolutamente definida! Además, son bellas, divinas, con un pelo largo como el de la Gimenez pero lindo y de quince años. Hace un rato, estuvo una chica probándose un vestido negro y otra, uno de pájaros, lleno de colores. ¿Blanco? No! ¡Quiero de colores! dicen. Quieren tacos, maquillaje, y aros largos. O sea, ya vienen con una idea montada de antemano. Se acabó eso de antes, que venían con la mamá y ésta decía “la nena quiere un vestido rosa pastel, con moño a la cintura y al tono”. Esa cosa lánguida…nooo! “Usalo vos, vieja”, te dicen las nenas…
-Hablás de las nenas de quince años y retomando a las mujeres argentinas en relación con otros países, se me cruza Keira Knightley, una mina hermosa, que no tiene lolas pero viste muy bien. Es bastante sencilla y tranqui. Aca, casi no hay en esa onda, salvo, se me ocurre Celeste Cid….
–No me gusta Celeste Cid. No le creo nada y no me banco la soberbia que tiene. De esa generación, la que me parece más bella, con estilo definido es Natalia Oreiro. Es única. Va a ser la próxima diva que vamos a tener. Sabe lo que es vestir bien. La ves en jeans y zapatillas y está monísima. Tiene un carácter y una forma de expresarse brutal. No lastima, no es soberbia ni criticona, con muy buena vibra y energía (Celeste Cid es bella pero emana mala energía). Cuando va a una fiesta importante y la ves, decís “No puede ser que esta pendeja sepa vestirse asi!”. Sabe vestirse como las minas de Hollywood de los años 30 y 40. Es una diosa absoluta. Esto lo digo sacando que la familia hace ropa. El otro día estaba con un vestido de Jean Paul Gaultier, de satén de seda natural, color blanco, sin nada abajo, un peinado ondas al agua y un maquillaje bien retro, la mirabas y era un figurín…una foto de Rita Hayworth original. Increíble! La paré y le dije “no podes ser tan hermosa, tan perfecta!”. Otra no hay. ¡Son inventos de canje!
-¿Y a los hombres como los ves? ¿Están más preocupados por la estética y la moda?
– Si. Están más preocupados sacando a algunos que se creen que, si te vestis con una camisa o un sweater rosa, sos puto. Ese tipo de hombre, para mi, no existe y es un pelotudo. El hombre se preocupa más que la mujer pero para la ropa cotidiana, urbana. No para la ropa de fiesta porque no saben que hacer. La ropa de fiesta para hombre es muy llamativa y ahí le tienen un poco de miedo. Hubo un gran avance en el hombre, a veces casi extremo. Hay mujeres a las que le molesta que muchos se tiñan el pelo, se depilen porque -dicen -que le gustan los tipos más masculino. Eso es una huevada. Un tipo no va a ser menos masculino porque se depile. El tipo es menos masculino cuando es un pelotudo.
– ¿No crees que la franja de los 30 y pico son los más conservadores al respecto?
– Si. Y me gustó que usaste la palabra “conservadores”. Están más conservadores que no es lo mismo que clásicos. Hay diferentes clasicismos pero el ser conservador es una cosa absolutamente aburrida. Es como el empleado público, todo en grises, azules y marrones. Amo estos colores pero no con esa cosa vieja, horrible. Son épocas, culturas que irán cambiando poco a poco. Igual te critican a lo loco…
– Hay mucho prejuicio para vestir….
– Si. Es como que una mujer con un traje y tacos aguja, la miren y la consideren como torta. Un tipo no se anima a ponerse un traje rosa pastel o salmón -que quedan brutales para el verano-, o de terciopelo rojo para el invierno. Lo primero que piensan es “van a decir que soy puto”. Ahí está el mambo tanto de hombres como de mujeres, el “que van a decir”. La sexualidad la ponen delante de su gusto para vestirse. No vas a definir tu sexualidad ni tu atracción por lo que te pongas. Hay mucho mambo con la sexualidad. Este es un país que está atrofiado sexualmente. Tiene histeria, homofobia, se golpea a las mujeres, odian a los putos y hay mucho mambo con aparentarlo. Una atrofia mental terrible con el sexo, salvo raras excepciones, que son libres. En mi caso, fui gay desde que nací y el problema siempre lo tuvo la otra gente. Siempre me preguntan “tuviste algún problema en tu vida?” (tuve millones y ya los conté en mi libro) pero no por ser gay y a aceptarme como tal. Tuve problemas con otras cosas con las que no tenía la culpa. Desde que me supe gay, disfruté de mi sexualidad con hombres y nunca tuve drama. El problema lo tenía el que estaba enfrente. La familia, el padre, los hermanos, el vecino, los chicos que iban a la escuela. Soy gay y ¿cual es la historia?
-¿Cómo viste lo que pasó con los pibes a los que les pegaron hace un tiempo, en San Isidro?
– Primero, tendrían que ponerles una multa e ir presos porque lo que hicieron fue terrible. Al chico casi lo matan, estuvo casi media hora desmayado de la trompada que le dieron esos dos hermanos homofóbicos. Los pibes estaban de la mano. No estaban haciendo nada fuera de lugar y si eventualmente lo estaban haciendo, tampoco es para pegarle una trompada. Eso fue un retroceso total. Creo que hasta la Presidenta se metió en esto. Igual, en el ghetto gay no me meto mucho. No me llevo muy bien al respecto, pero si hay que defenderlo, lo defiendo. Yo vivo feliz siendo puto. No lo cambiaría para nada. Cambiaría solamente la mentalidad histérica que tienen los gays en este momento. Que el culito, que la gimnasia, etc. Están muy histéricas pero ya se les va a pasar.
-Al respecto, ¿por qué la comunidad gay toma cierta auto-referencia constante?
– Si. Por un lado, están los que son militantes que, me parece, a veces, exageran un poco. Esto lo digo respetuosamente ya que exageran el prejuicio. Es verdad que si vos ves a un tipo que hace de gay y no hace teatro, siempre el gay….hay una obra de teatro que se llama “Cock” que está en Buenos Aires.
-Si, la vi…
–¿Viste? Palabras mayores. Es maravillosa y ahí muestra al gay-gay. Después tendrás al gay más macho, menos amujerado…
– ¿La viste con Juan Gil Navarro o con Leo Sbaraglia?
– Con Leo Sbaraglia, aunque me gustó mucho Diego Velazquez. Ni hablar de D’Elia y de esta pendeja bellísima, que es amiga mia, Eleonora Wexler. La obra muestra el “gay normal”. No había ninguna escena de “Holaaaa, como te vaaa-aaa?”. Hay chicos gays que son asi. Lo respeto. Si te gusta ser asi, genial pero ojo porque te van a caer o joder. Asi como te estoy hablando, puedo decirte que soy bisexual, trisexual, pansexual. No tengo que estar con una pluma en el culo. Hay que aceptar como es cada uno. Tengo matrimonios amigos en el cual el hombre es más femenino que su esposa y no implica que por eso sea gay. Es “amujerado” y también conozco chicas que son “amuchadas”. Es muy raro definir todo eso. También hay mucha bisexualidad, que liberó algunas perversiones.
– Mujer elegante, Tete Coustarot. Un hombre elegante…difícil pregunta la tuya. Tinelli es un tipo elegante cuando lo saben vestir bien. No tiene un buen físico porque tiene espalda caída y cort chica, pero tiene una asistente de vestuario que es un sol –la conozco- y el año pasado estuvo muy bien vestido, porque sabían elegirle bien la ropa. Tiene espalda chica y cadera por lo que hay que elegirle bien la ropa. Después, tipo más clásico, puede ser Mariano Grondona pero a nadie le gusta. No hay muchos tipos que vos digas “el macho”. Ponele, Nico Repetto es un tipo fachero, super elegante, bien puesto, ya sea con un traje o con jeans. Después, los más chicos como un Sbaraglia o De la Serna no le dan bola a la moda….pero igual se visten con la ropita de moda pero clásica. A Leo Sbaraglia lo vestí cuando tenía quince años, con trajes mios. Era cuando él empezaba a ser famoso con la otra chica, Cecilia Dopazo. Lo vestía en mi casa y se ponía ropa mía. ¡Era un nene! Pero ellos no le dan bola al vestuario. A Sbaraglia lo identificas por su talento, su cara y no por lo que tiene puesto o su estilo.
-Vos tenés muy buena imagen con la gente, cosa que no pasa con otros diseñadores…
– Asi dicen…y eso que soy bastante guerrillero…
-Por eso…! La gente te banca mucho.
– Lo que pasa es que soy un tipo que me comprometí con muchas cosas. No soy un tipo que habla con la papa en la boca ni estoy metido en el círculo frívolo, snob y pelotudo. No participo de la huevada banal o esa banalidad que es la estupidez del concheto snob de Puerto Madero. Las revistas de páginas brillantes no me llaman mucho. Tendrán miedo a que diga cosas que no corresponden. Son medio brutos. Creo que soy un tipo medio desperdiciado…Igual, hace cuatro décadas que estoy acá. ¿Sabes lo que me costó que La Nación me haga una nota?
– ¿En serio?
– Te juro. He ido a tocarle la puerta al director de La Nación, allá lejos y hace tiempo, cuando era pendejo y hacia las colecciones. Le decía a Escribano, “Señor Escribano, qué parte no entiende que tengo 24 años, hago moda muy buena, soy un tipo respetado y respetuoso, con una clientela brutal y no me cubren un desfile?” (en ese momento, era amigo de la Legrand). Después de eso, ¡me cubrieron un desfile! Estuve asi hasta que llegué a ser Roberto Piazza. Ahora, como soy un tipo que está comprometido con la sociedad, presidente de una fundación, toco temas a los que nadie le interesa escuchar hasta que te toca. Aparte, mando a la mierda a quien sea, ya sea a la Legrand, la Gimenez, Tinelli o quien sea. Eso no me da de comer. Lo que si me quita es la posibilidad de estar en algunos lugares. Hace poco salió la revista Hola con una nota mía, de una página. ¡Aleluya! Suelta de globos y palomas en la puerta de casa. En Caras, no salió nada. En Clarin salieron notas pero solo hablando del desfile sobre Eva Duarte. Después, nada. El pueblo, la gente opina distinto. Me hacen notas más serias los periodistas intelectuales, hablando de cosas profundas que los de la farándula, acerca de la banalidad de las peleas. Yo no me meto más en peleas porque tampoco se quien carajo es tal persona. Algunas personas me dicen “No te veo en televisión” pero ¿a donde voy a ir? ¿A pelearme con Moria? ¡Es amiga mia! Después, cuando discutí con Mirtha Legrand con justa causa, le dieron con un hacha….y después dicen que es “la diva de la televisión”. ¿¿Que diva?? En Argentina, no hay divas. ¡Déjense de joder!
Por estos motivos, hay mucha gente que me sigue y otra tanta me odie. Igual, no podes gustarle a todo el mundo. Y tampoco me preocupa demasiado.
Viernes 13 de septiembre. Roberto Piazza. Ciclo de “Baladas y blues”.