De armas tomar
Dramaturgia y dirección: Alfredo Allende. Con Mirna Cabrera, Julia Nardozza, Flor Orce, Florencia Patiño y Florencia Pineda. Vestuario y escenografía: Clara Hecker y Gerardo Porión. Música: Julia Nardozza y Federico Patiño. Fotografía y diseño gráfico: Paco Fernández. Asistencia de dirección: Paloma De La Jara. Producción general: Síndrome De Eureka. Coreografía: Gabi Goldberg. Duración: 75 minutos.
Centro Cultural De La Cooperación. Corrientes 1543. Viernes, 20.30 hs
Corre el año 1816 y se declara la independencia. El general José de San Martín estaba preparando el cruce de los Andes para liberar al continente. Llega la Nochebuena y no solo la Navidad es importante. Hay que llevar una bandera que encabece el andar del ejército patriota.
Paralelamente, pasa de todo en la casa de Manuela, distinguida dama mendocina que apoya la causa libertadora y sabe que solo una mujer podrá ser parte del cruce de los Andes. Tiene muchos deseos de acompañar la epopeya libertadora, aunque sea por otros motivos. Reuniones y chusmeríos varios atraviesan la morada de esta mujer que vive con Piré, su criada mapuche.
De a poco, irán desfilando personajes varios con intereses diversos en el devenir de los hechos. Tal es el caso de su “enemiga íntima” Dolores (viuda chilena de un soldado caído en la contienda que desea volver a su tierra con el ejército sanmartiniano), la madre Juana (monja española de lealtad dividida) y la mismísima Remedios, esposa del Padre de la Patria.
El texto combina los hechos históricos junto con la comicidad de una comedia de calidad. Se ancla en un tiempo el cual se desarrolla con críticas incluidas a esas pequeñas (o no tanto) miserias humanas que nos atraviesan como individuos. La relación entre las mujeres da cuenta no solo de los celos personales frente a una situación determinada, sino que apunta a cierta hipocresía que trascendió a los deseos del Libertador, bien visible en el trato con Piré. Esto no ha cambiado con el paso del tiempo, siendo una de las tantas asignaturas pendientes de nuestra sociedad. Algo parecido sucede con conceptos como “libertad” o “independencia” en tanto a quien afecta/apela de manera real y el motivo por el cual luchar. Desde qué punto de vista (y de vida) abordarlos, civilización y barbarie de por medio, y el poner el cuerpo para llevar a cabo tales designios.
El dibujo de cada uno de los personajes va más allá del trazo grueso de cada una de sus características. Se tensa cada una de sus particularidades –tal es el caso de Remedios, la más joven de las presentes- pero sin caer en desbordes. Al respecto, otro de los puntos destacables es que, si bien hay pocas y certeras alusiones a la actualidad, no dialoga con ésta de manera constante. Sabe muy bien que quiere y que desea respecto de su propuesta.
La hilaridad no está exenta de ironía, lo cual establece un vínculo especial con el público. Hay tiempo para la carcajada como para esa sonrisa reflexiva o irónica, según amerite la ocasión. Sin prisa, pero sin pausa, con un desarrollo aceitado, cortesía de la ajustada dirección de Alfredo Allende, todo se desenvuelve de manera integral y armónica.
La música forma parte del relato con coreografías acordes. El vestuario es otro de los ítems a destacar. Las actuaciones son ajustadas y precisas, con toques clownescos que las potencian. Es “el todo” siendo más importante que la suma de las partes.
La compañía Sindrome de Eureka presenta “Damas bravas”, una puesta tan irreverente como sensata en que la risa no solo es salud sino también reflexión. Va más allá de pasar un excelente momento para instalarse como una de las ofertas teatrales más interesantes para disfrutar el viernes por la noche