Dramaturgia y actuación: Rosario Alfaro. Vestuario: Betanha Almendra. Iluminación: Rocío Caliri. Espacio escénico: Rosario Alfaro y Jimena Kroucco. Video: Sebastián Hermida. Música: Ignacio Sanchez. Fotografía: Patricia Costa, Anna Franken y Vanesa Trosch. Diseño gráfico: Sebastián Mogordoy y Vanesa Trosch. Entrenamiento acrobático: Hernan Quaroni. Asesoramiento escenográfico: Julieta Potenze. Asistencia general: Felipe Diaz. Producción: Efímero. Dirección: Jimena Kroucco.
Beckett Teatro. Guardia Vieja 3556. Jueves, 20.30 hs.
Una actriz que será otra actriz (como lo era Eva) pero que también es mito, leyenda, realidad, odio, amor y pasión. Eva más allá de Eva y lo que fue su legado. Será esa actriz (la excepcional Rosario Alfaro) la que emprenderá una travesía digna de una montaña rusa de ideas, conceptos, prejuicios y análisis para llegar “ese” lugar al que tanto desea arribar. Alfaro se desdoblará, como Dr Jeckill y Mr Hyde, o inclusive algún personaje más para dar cuenta de un trabajo que trasciende a ella misma como actriz. No dudará en recordar a quienes quisieron ser Eva, desde Esther Goris hasta Madonna, pasando por Flavia Palmiero o Anamá Ferreyra. Tendrá sus propios lugares donde dará cuenta de lo que está sucediendo como un escritorio con fotos de Eva que las mostrará al público.
El texto es rico y traza a cada momento, guiños con la realidad. Esa Eva tan cercana o lejana, de acuerdo a la condición peroncha o gorila de aquél que presencie el espectáculo, será plausible a cualquier tipo de aprehensión. Las palabras son un bombardeo constante de pensamientos y sentires de una mujer que cambió la historia del país y que está ahí, frente a uno, desgarrándose a través del (o en el) cuerpo de Alfaro. Será la propia Alfaro la que lleve el texto a un borde peligroso donde realidad y ficción juegan una partida de ajedrez en su humanidad. Al respecto, adquiere una nueva significación la forma en que trabaja el espacio. Alfaro habla, grita y siente pero atada con una cuerda a una columna que la contiene. Y surge una pregunta metafórica ¿será esa cuerda la que ata a la actriz para no caer en algún lado del cual no será posible salir?
La puesta es íntima e inclusiva, al tiempo que incómoda gratamente. El paseo de Alfaro como una fiera enjaulada al tiempo que el público ubicado en los cuatro lados de un ring como de un juzgado donde el veredicto y la contemplación de quien brinda el espectáculo se confunden en carriles similares. Con una iluminación sutil, creadora de climas que es operada por la propia Alfaro, se enmarca un espacio donde los opuestos se atraen. Fragilidad y bestialidad, inteligencia y pasión, reflexión y temperamento. El texto juega con los opuestos y una creación de sentido constante.
“Bestia, un dispositivo para ella” es de esas puestas que toman por asalto al espectador al que lo dejan en ese estado de opuestos que son la impavidez y la sorpresa con un deseo irrefrenable de hablar sobre lo que ha visto. El habla de aquél que mixtura el pensar y el sentir. De ahí, la riqueza de una puesta atrapante.