Mujer de tomar el destino en sus manos, después de la fama con “Montaña rusa”, se fue a Londres a estudiar, volvió, entró al Teatro San Martín y no paró. Con la obra “Inventarios”, Malena Solda reafirma su deseo por la búsqueda de nuevos horizontes interpretativos.
– Es un proyecto que me acercaron María Laura Santos y, en su momento, Agustina Lecuona, que estaban ensayando juntas con el director Gonzalo Martínez. El director les ofreció hacer esa obra y como faltaba una actriz y ellas son amigas mías, me llamaron a mi.
– ¿Qué sentiste cuando leíste el libro?
– Que era un desafío muy interesante porque en el texto no hay ningún tipo de indicación del autor para nada. No hay puntos ni comas ni signo de ningún tipo. Entonces depende mucho de la interpretación que quiera darle el actor o el director. Es como si el autor no te dijera nada de cómo y porqué dice lo que dice el personaje. Lo tenés que inventar vos sola y eso me parece muy interesante, además de la historia en si, de ironizar sobre la televisión y la exposición mediática asi como las revistas donde la gente cosas muy privadas, muy intimas y de que manera las cuenta.
– Me gusto como se laburó el tema de la palabra. Ese bombardeo constante que termina siendo un poco vacio….
– No, no creo que sea vacío porque la palabra está llena de humanidad. La idea es que no importa que vos no retengas todo lo que te están contando sino que te lleguen sensaciones. Lo importante es que te pueda conmover, que te vayas con una situación de que estas mujeres están vivas y te transmiten cosas más allá de en qué momento pasó tal o cual cosa.
– Estaba hablando de cómo la historia de unas mujeres en un reality pasa por una licuadora de “que pase el que sigue”.
– (Piensa) Creo que esa impresión la da el presentador pero tiene la velocidad de hoy en día, donde las cosas son muy veloces pero no creo que pase..y pasó porque deja algo. Te deja algo. Una sensación de tal forma o tal otra en alguno de los monólogos, en tal momento. Deja una marca y no importa que no puedas repetir lo que se dijo pero que mientras te quede una sensación de lo que se dijo, y los personajes estén vivos por ende, hay una comunicación ahí.
– ¿La obra puede tomarse como una crítica a los medios?
– No, no creo. Es un poco irónica en algunos casos pero en la puesta del director está la diferencia con otros casos de exposiciones. La diferencia la pone en que las mujeres son muy sensibles, muy honestas, que van a contar cosas muy intimas que no las cuentan asi porque si. Desnudan sus sentimientos.
– ¿Cómo fue hacer a Angela, tu personaje?
– Se fue armando a partir de los textos y de los ensayos con el director y de lo que iba surgiendo a partir del discurso que tiene pero no desde el discurso en el comportamiento físico. El discurso en relación con las emociones que puede estar sintiendo en ese momento y de las emociones y lo que le puede estar pasando a una forma asi fisicamente, en este caso.
– ¿Cómo ves la crítica que están recibiendo muchos actores por el tema de su militancia?
-¿Qué criticas?
– Que se los critica por algunos medios…
– En donde? No escuché esas críticas. Dame un ejemplo.
– Cuando se las critica a Florencia Peña o a Andrea del Boca por decir que apoyan este modelo. ¿Cómo ves ese tipo de situaciones?
– ¿La crítica o su alineamiento?
– La critica.
– Me parece que todo el mundo tiene derecho a hacer lo que quiere siempre y cuando no le falte el respeto a nadie ni se lleve por delante a los demás. Estamos en democracia por suerte y cada uno puede decir lo que le parece, respetuosamente, y hacer lo que le parece sin llevarse por delante a nadie. Los que están a favor y los que están en contra tienen todo el derecho. Es sano que se genere una polémica, con gente a favor y en contra. Me parece mejor todo esto a que todo te de lo mismo como pasaba en los 90.
-Pareciera como que el artista no tuviera que tomar partido hacia ningún lado y sea más neutro….
– Quien dice?
– Algunos medios critican a los actores por esa participación de los actores.
– O sea que el actor no tendría que estar comprometido con nada…
– Hay algunos medios que sostienen eso. No es nuestro caso.
– No estoy de acuerdo con eso. Cada uno tiene que hacer lo que le sienta cómodo. Yo me puedo sentir cómoda transmitiendo un mensaje pero no hablando desde mi persona. No me sale. Tengo derecho como también tengo derecho a hablar si tuviera ganas. No le presto atención a esas cosas, a esas críticas. Me parecen una pavada.
Intermedio: El 92 se portó bien y me permitió llegar con quince minutos de antelación al Bar Tolon, lugar de encuentro con Malena que, ya estaba en el bar. Pido un cortadito y nos sumergimos en la charla. Malena responde y repregunta mientras toma un te con leche. Pide especificaciones ante los interrogantes. Quienes han tenido la chance de viajar, saben que es una experiencia en todo sentido de la palabra. Malena no es la excepción a la regla.
– Cuando estabas trabajando mucho en tele, decidiste cortar todo y viajar a Londres a estudiar. Ese momento fue el punto de inflexión en tu carrera?
– Si. Necesitaba hacer un cambio en mi profesión porque sentía que estaba muy tomada por los mismos personajes y un estilo de vida de muchisimo trabajo que no me hacía bien. Quería dedicarme más al teatro y al cine y no podía hacerlo de un día para el otro. Entonces, para tomar impulso y pensar bien que quería y hacia donde pensaba dirigirme, me tomé un año haciendo este curso. La idea era tomarme un año como sabático, lo cual no fue así porque el curso fue tan intenso y tan riguroso que no fue sabático. Todo lo contrario pero me hizo muy bien igual. Siento que me definió mucho el panorama, quien soy yo, que quiero, que me gusta, que no me gusta, hasta donde puedo negociar y hasta donde no.
– Siempre se dice que los viajes –y lo digo por mi experiencia personal también- que “se saben como empiezan pero no como terminan, en tanto y en cuanto la experiencia que uno adquiere por vivir en otra sociedad. ¿Cómo fue tu vuelta a Argentina?
– Muy dura. Estaba en un medio donde estaba permanentemente estimulada. A medida que iba creciendo, me iban dando desafíos más grandes y más importantes. Obras cada vez más difíciles para actuar además de ir a ver mucho teatro clásico. Más en una ciudad con una tradición teatral muy fuerte y la afluencia del público al teatro es altísima. Los teatros son inmensos. Hay salas chicas del off pero hay muchos….Teatro San Martín, ya que sea público o privados. Eso era un estímulo para mi y cuando volví a Buenos Aires, sentía que no encajaba en el lugar que había dejado. No quería volver a hacer lo que ya había hecho y lo que quería hacer no podía porque no tenía acceso ya que recién había llegado. Hasta que te reinsertás, pasan unos meses. La gente se entera que volviste, que estás igual, que no engordaste 50 kgs. Se empiezan a abrir lugares para que vos entres. En esos primeros meses, hasta que lográs una continuidad laboral, fueron muy duros. Fue muy fuerte el shock de donde yo estaba a lo que veía en Buenos Aires. La calle Corrientes no tenía cosas interesantes. Me acuerdo que lo más interesante de ese año fue “La omisión de la familia Coleman”, en el 2006.
– Si, fue genial!
– Hermosa pero…te puedo nombrar una sola. No se si hay alguna más pero no había nada muy interesante. Me preguntaba que tengo que hacer aca. Estaba entrenada para grandes personajes, en grandes lugares y espacios y no había mucha oferta para eso. Todo hasta que entré en el San Martín y me puso muy contenta por tener la posibilidad de acceder a ese espacio y también por trabajar con gente como Elena Tasisto, Alberto Segado, Helena Tritek. Ahí encontraba pares con quienes trabajar y charlar sobre las cosas que a mi me interesaban. Después también me fui adaptando un poco más yo a toda la situación. Era adaptarse o quedarte sola! Oscilaba entre que me quería juntar y cuando me juntaba, no me entendían y después me aislaba pero después me sentía sola. Después encontré una forma de equilibrar todo.
– Después estuviste con, si la memoria no me falla, con “Tres hermanas” y “Marat Sade”.
– Si, antes estuve con “La Celestina” en Mar del Plata, con Elena Tasisto y Surraco. Después ahí si con «Tres hermanas» y «Marat Sade».
– Ahí ya se nota el cambio del que estabas hablando.
– Claro. Además, al mismo tiempo filmé con Lucía Cedrón, “Cordero de Dios”, por la que gané bastantes premios y todo fue como un mimo al alma.
– ¿Cómo sentiste que tomó la prensa tomó este cambio?
– Bien, positivamente. Siempre tuve una buena relación con la prensa y todo esto les sirvió para confirmar lo que intuían de mi. No se. No me afecta mucho porque no soy una persona muy expuesta ni muy mediatica. Veía si que la primera obra que hice cuando llegué que era “Pasionata” con Helena Tritek, Walter Duche ofreció la obra hubo una receptividad muy amplia. Todo el mundo quería hacer notas y todos con muy buena onda. Después, revistas y eso, como no estoy en televisión, no les importa y a mi tampoco. Es real.
– ¿Como te llevas con la popularidad?
– Más o menos. Me la banco si es por algo que valga la pena. Si es popularidad por ser popular, no. A ver, popularidad a nivel de estar en televisión y que todo el mundo te vea. Ahora este momento mio es muy tranquilo y no tengo ningún problema. Esos momentos de más exposición, que no podés entrar a un shopping porque te vuelven loca y eso, a ese nivel no me llevo bien. Por eso, si voy a estar expuesta a ese nivel, tiene que ser por algo que valga mucho la pena.
– ¿Vas a volver a hacer tele?
– Si, seguramente. Este año hice una miniserie que se va a estrenar en cualquier momento, para la televisión digital. Ya vi los afiches por lo que está por salir. Creo que para junio. Después no hay nada planeado. Igual este es un año raro con el tema de las elecciones y eso, como que todo para. Igual vamos a estrenar otra obra el 8 de julio, con Patricio Contreras también en el Konex, en la misma sala.
– ¿Qué te dio y qué te quitó la actuación?
– (Piensa) Creo que la actuación no me quitó nada. (Piensa) Yo no le veo nada en contra porque lo supe manejar. En el momento en que me agotó, antes de viajar, decidí parar, viajar y en un sentido olvidarme –que no me olvidé nada porque seguí estudiando- pero dejar de tener la presión profesional. Ahí me reconcilié y volví con muchisimas energías e inquietudes. Si no me hubiese ido, hubiese tenido mucho en contra, pero creo que si uno lo sabe manejar no va a tener ninguna contra. Al menos para mi. Y a favor? Es parte de mi vida, de mi identidad. Toda mi vida quise ser actriz. Es un juego permanente de disfrutar. Para mi significa eso, es muy lúdico.
– Si por la puerta de este bar entrase la Malena Solda que empezaba a estudiar teatro, qué le dirías?
– Que nunca se olvide de jugar. Todo se trata de un juego en la actuación. Que no se lo tome en serio. Digo, hay que hacerlo seriamente pero no tomarselo en serio. Sacarle la solemnidad, las tensiones y los egos. Se trata de disfrutar y de jugar, de disfrutar a través del juego. Si uno deja de jugar, deja de estar vivo en el escenario. Si uno lo hace solo por ganar dinero, por el “que dirán” o porque te conviene, si yo lo hago por eso, no brillo.
– Recién dijiste una palabrita…ego. ¿Cómo es tu relación con el ego?
– (Piensa) con mi propio ego? No se…vuelvo a ese año de estar afuera y ver las cosas con cierta distancia. Eso también me permitió tomar cierta perspectiva de lo que es importante y lo que no. Ahí el ego entra mucho. Muchas veces uno se enoja mucho por una cuestión de ego y no porque valga la pena enojarse. No es tan grave o es por inseguridades. Como pasé por muchas experiencias y por ese período de reflexión, creo que lo tengo dominado! Jajajaja. Y cuando aparece, me doy cuenta que se trata de eso.