Los diversos intentos por abordar la música siempre llaman la atención. Más aún cuando hay un cruce con otros lenguajes. Inclusive, el mismo mundo musical tampoco sería el adecuado para enmarcar dicha propuesta artística. Tal es el caso de la dupla conformada por Irene Goldszer y Pablo Potenzoni que se ubican en la definición esbozada en último caso. Algo de eso, contaron en una rica charla que sostuvieron con ECDL, pero, como siempre decimos, hay que ir y vivir la experiencia.
El dúo, ya conformado como tal, navega en experiencias sonoras en las que el mismo formato “canción” queda en duda. Los temas varían en su duración, arreglos y climas. Goldszer se encarga de interpretar, en voz y guitarra, situaciones y amores varios con sutil sordidez no exenta de proximidad. Pablo Potenzoni muestra su versatilidad en la batería en un registro completamente diferente a su faceta punk de TTM. De a poco, se arma el hecho artístico. Sin prisa pero sin pausa, se convierte en esa gota que horada la piedra de la atención y sensibilidad de los presentes.
De repente, Goldszer habla con el público. Dialoga y cuenta algunos aspectos de un show que tiene un segmento destinado a la Lengua de Señas Argentina (LSA). La iluminación crea climas que oscilan entre un recital, una performance o una obra de teatro. Será en este punto donde radica la riqueza del espectáculo. Es cerrar los ojos y dejarse llevar por la música. O mover la cabeza al compás de la melodía o el pie en sincronía con el bombo de Potenzoni. De esta forma y a la manera de un tal Robert Zimmerman, Goldszer desenchufa su guitarra y canta lejos del micrófono. Otro punto a favor: que el artista lo saque al público de su lugar de confort y le exija prestar atención a lo que se está viviendo.
Con la armonía que se desarrolla el show, teatralmente hablando, se ve la mano invisible de la dirección de Vanina Falco que amalgama toda la propuesta. El sonido es preciso a la requisitoria del show. De más está decir que las interpretaciones de Goldszer y Potenzoni son de calidad. La sinergia y complicidad que lograron es palpable arriba del escenario, permitiendo que esa flor que es el espectáculo, despliegue sus pétalos con belleza, en tiempo y forma.
Llega “Que”, la última canción. Goldszer avisa que no hay bises y deja abierta la puerta a algo diferente para el próximo encuentro. Será casi una obligación ir el este jueves 13 a ver que trae el dúo Goldszer-Potenzoni bajo el brazo. Lo que si es seguro es que se va a pasar un grato momento de arte combinado en diversos lenguajes. Dejarse llevar a esas dimensiones tan propias que es el vínculo personal con la música. Al fin y al cabo, como dicen por ahí, el mundo cabe en una canción. Perdón, diría que varios universos más.
Irene Goldszer y Pablo Potenzoni presentan «A un paso del tiempo». Jueves 13 de junio. El Galpón de Guevara. Guevara 326. A las 21 h.