“Civilización” (Teatro)

El salvajismo de los “bien pensantes”

Autor: Mariano Saba. Actuación: Julieta Brito, Pablo Fusco, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra. Vestuario: Julieta Harca. Escenografía: María Celeste Etcheverry y Santiago Rey. Iluminación: Soledad Ianni. Peinados y maquillaje: Agustina Luque. Diseño sonoro y música: Agustin Flores Muñoz. Realización de escenografía: Iván Aurelio Elías. Realización Set-electric: Valentina Avila, Caterina Fólgar Pacheco, Emily Graf, Soledad Ianni, Valentina Pezzali y Casiana Ronconi Palma. Fotografía: Sebastián Freire. Diseño gráfico: Javier Jacob. Producción y asistencia: Gabo Baigorria. Asistencia de vestuario: Mila Mattarazzo. Asistencia general: Luciano Heredia. Coreografía: Jazmín Titiunik. Co-producción: Dumont4040. Dirección: Lorena Vega.

Dumont 4040. Dumont 4040. Viernes, 20 h.

Las dicotomías y los antagonismos son parte de una argentinidad que puede estar «al palo», según el momento histórico. Por eso, cuando una puesta abre el juego con el título de “Civilización”, surge instantáneamente su contraparte.

En el caso del texto escrito por Mariano Saba, se toma a la Buenos Aires de 1792 en el preciso instante en que se incendia el Teatro de la Ranchería. Allí, dos hermanas escapan del fuego devorador y deambulan en busca de ayuda. Como no podía ser de otra manera, hay diferencias entre ellas, más allá de un atuendo similar. Dos soldados españoles serán los encargados de esclarecer el siniestro aunque, de repente, surja una sospechosa como una «media hermana» del dúo de mujeres sobrevivientes.

Es aquí donde la pluma de Saba explota en su esplendor. A partir de una situación determinada, se esboza una cadena de hechos disparatados que conforman una creación de sentido con un mix de humor e ironía. Más aún cuando se tiran ideas respecto a la contraposición que se esboza en el título. Es ese “caminar por el lado salvaje” al decir de Lou Reed que no se condice con la crianza y “educación” que se ha mamado a través de los años. ¿Y si la tan mentada “civilización” no es lo que dice ser?

La posición de los dos lados de “la grieta” (que siempre hubo, no es de ahora) queda bien expresada en cada intervención. La “media hermana” diferente a las otras dos –en especial a una-, es quien rompe con el statu quo con su pensar. Los soldados serán quienes lleven adelante las partes más hilarantes.

El linkeo con la coyuntura actual es absoluto. Los guiños son constantes y exactos, en especial si hay alguna referencia a ese gran prócer argentino (no es “Juan” José de San Martín) llamado Diego Maradona. Las risas atraviesan a casi todos los presentes (si, hay gente que votó al desquiciado que le gusta el arte. Algo inentendible…¿o no? je!), con aplausos incluidos. El teatro debe ser corrosivo y serio, más allá de cualquier tipo de “entretenimiento” que pueda brindar. La música que se interpreta brinda “aire” a los acontecimientos, manteniendo la misma tónica.

La dirección de Lorena Vega (faceta en la que ya había distinguido en la excelente “Precoz”) postula el “menos es más” como axioma inquebrantable en tanto permite el desarrollo armónico y atractivo de los sucesos. Tal como ese dicho futbolero que sostiene que, para que un equipo ande bien, “se debe poner la heladera en la cocina, el inodoro en el baño…”. Potencia las virtudes de un elenco de probadísima calidad que tiene momentos para que, cada uno, brille con sus personajes.

El vestuario es fundamental en la construcción de sentido. Los vestidos y las pelucas para las mujeres junto con el uniforme de los soldados dan cuenta de la búsqueda de precisión en tiempo y espacio. Al respecto, la escenografía es sencilla pero elocuente en tanto la construcción del lugar en que se desarrollan los acontecimientos.

“Civilización” es de esas puestas que combinan historia pasada y presente a partir de situaciones hilarantes que llaman a la reflexión y a la (auto) crítica. La sonrisa y la carcajada, el aplauso y la mano que se rasca la cabeza. Teatro en estado puro. De ese que modifica al espectador y lo lleva a otros horizontes. Aquél que los cascotes de turno atacan al igual que a toda la cultura. El mismo que hay que apoyar, defender y apoyar porque, como decía alguien que sabe mucho de esto, “el problema no es lo que los malos hacen sino lo que los buenos dejan de hacer”.

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