Se largó el BAFICI en su edición número 26°. Hubo algunos cambios que ya hemos contado con la cobertura del lanzamiento del festival en el Teatro General San Martín. Empezamos la recorrida en las –por suerte- reinstauradas funciones de prensa con propuestas tan interesantes como disímiles. Primer día con cuatro películas seguidas. Volver a los viejos tiempos.
“Moon”
La incertidumbre de un trabajo repentino
Hay películas que tienen varias capas de lecturas, más allá de su propuesta original. En el caso de “Moon”, se toma la vida de Sarah, una reconocida luchadora de MMA que, tras perder su última pelea, se ve ante la incertidumbre de un futuro que la corre con el reloj. Sin un trabajo que la atraiga, con una hermana esperando a su primogénita y amigos que están en esa adolescencia extendida en años, debe hacer “algo”. Esto le llega a través de una propuesta laboral de Abdul, un empresario jordano que la quiere contratar para que entrene físicamente a sus hermanas menores en Amman.

Kurdwin Ayub mete la lente de la cámara en la complicada mirada que tiene Occidente en las costumbres del mundo islámico, con sus dimes y diretes, incomprensibles para esta parte del mundo. Ni hablar si hablamos de los vínculos entre hombres y mujeres en este siglo XXI, feminismo, MeToo y Ni Una Menos de por medio. Si a este le sumamos lo difícil que es plasmar las costumbres personales en ámbitos completamente diferentes a lo acostumbrado, la ecuación se pone más turbia aún.
La necesidad tiene cara de hereje y un buen salario (junto con esa gran tentación que es conocer nuevas geografías) es una “oferta que no se puede rechazar”. No importa si está vedada la comunicación y haya contratos a firmar de confidencialidad. Es una gran oportunidad para usufructuar. Pero…¿vale la pena?
El estereotipo que sobrevuela la peli tiene una contraparte que, si se quisiese hacer “lo contrario” a lo planteado, termina siendo inverosímil. Hay una creación de un imaginario del mundo islámico que en “Moon” no desentona para nada. El poder económico es palpable y Occidente convive con esto, sin que se le caigan “los anillos” de su moralidad.
Si uno tiene la posibilidad de hacerle una “gambeta corta” a la cuestión geopolítica y se centra en la misma Sarah, hay todo un mundo a descubrir como es el día después en que se debe “jubilar” respecto de la actividad que siempre se ha realizado. Los caminos que propone (o no) una sociedad extremadamente exigente en los requisitos de pertenencia. La lucha constante –y perdida- contra el paso del tiempo para ser joven, bella y consumista. ¿Hay otra alternativa sabiendo que esto es imposible? Ni hablar si no hay un deseo de ser “madre” (o “padre” según corresponda), salteándose otro casillero en el juego de la vida.
Con un ritmo atrapante, donde todo está en su lugar, una historia bien contada y actuaciones acordes, “Moon” tiene muchas aristas para descubrir, mirar y debatir. Solamente hay que tener el deseo de salir del “sentido común” y el estereotipo para ver que, si uno puede criticar el otro lado, qué tan bueno es este. La instauración de términos e ideas no implica su aplicación y mucho menos, que estas sean positivas para la mayoría que conforma el colectivo denominado “gente” (antes le decían “pueblo”)
Ficha técnica
Guión y dirección: Kurdwin Ayub. Fotografía: Klemens Hufnagl. Edición: Roland Stöttinger. Dirección de arte: Julia Libiseller. Sonido: David Almeida-Ribeiro. Producción: Bruno Wagner, Veronika Franz. Producción ejecutiva: Ulrich Seidl. Con Florentina Holzinger, Andria Tayeh, Celina Antwan, Nagham Abu Baker, Omar Almajali. País: Austria. Año: 2024. Duración: 92’. Idioma: inglés, alemán y árabe.
Domingo 6 de abril. Cinépolis Houssay. A las 13.40 h.
“Denominación de origen”
La longaniza de la discordia.
San Carlos tiene una gran industria que es la producción de la mejor longaniza de Chile. Tiene un gran inconveniente: Chillán, una ciudad más grande, se lleva los créditos y las alabanzas al respecto. Como no podía ser de otra manera, San Carlos debe hacer algo ante esta situación.
Un grupo de cuatro vecinos del pueblo inicia la búsqueda de justicia y toma las riendas de llevar a cabo dicha requisitoria. Este cuarteto que incluye a una señora 100% militante de las buenas causas, un productor alimenticio, un abogado y un DJ. La riqueza de este falso documental reside en las actividades que se llevan a cabo en pos de lograr la reivindicación deseada. La búsqueda del espíritu colectivo por el bien común.

Todo empieza de manera tal que expulsa a quien se adentra por su carácter un tanto bizarro en su propuesta pero que, apenas sorteados los prejuicios del espectador, se deja ver una corrosiva y agradable película que deja pensando a más de uno. El humor está a la orden del día, pero no a través de la carcajada sino a través de esa sonrisa que despierta una situación disparatada que surge. Los entuertos y discusiones que atraviesan en su reivindicación quijotesca a ojos de muchos desconfiados. Además, el dibujo de cada uno de los personajes los ubica con un nivel de sensibilidad y sano deseo de justicia que permite la identificación instantánea. Lejos de ser héroes y heroínas con capas y superpoderes, solo buscan algo que considera justo para el pueblo.
Tomas Alzamora Muñoz (que en el BAFICI 2024 presentó la excelente “Historia y geografía”) vuelve a meterse en el inconsciente colectivo para dar cuenta de la eterna precisión del refrán “de buenas intenciones está lleno el camino al infierno”. Desde ese lugar, no escatima la acidez en la mirada frente a la aparición de la mezquindad cuando más se necesita de la unión vecinal. Desde ese lugar, contrapone los valores colectivos frente a un egoísmo tan actual y cercano que no sorprende.
“Denominación de origen” es de esas películas que se disfrutan una vez concluida, por las ideas que tira. Por eso, no será extraño el querer recomendarla o ir al Centro Cultural San Martín para verla en su última proyección de este festival.
Ficha técnica
Dirección: Tomás Alzamora Muñoz. Guión: Tomás Alzamora Muñoz y Javier Salinas. Fotografía: Sergio Armstrong. Edición: Valeria Hernández, Nicolás Venegas y Tomás Alzamora Muñoz. Dirección de arte: Nicolás Oyarce. Sonido: Peter Rosenthal, Mauricio Molina. Música: Martín Schlotfeldt. Producción Ejecutiva: Pablo Calisto. Compañías productoras. EQUECO. Con Luisa Marabolí, Exequías Inostroza, Roberto Betancourt, Alexis Marín. País: Chile. Año: 2024. Duración: 86’. Idioma: Español
Domingo 6 de abril. Centro Cultural San Martín 1. A las 13.20 h