Dirán que fue la noche (Teatro)

Corazón de mujer 

Sobre textos de Ivonne Bordelois, Juana de Ibarbourú, Marosa di Giorgio, Silvina Ocampo, Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni y Susana Thénon. Intérprete: Malala González. Músico en escena y música original: Gustavo Twardy. Vestuario: Ana Revello. Escenografía: Alejandro Alonso. Iluminación: Alejandro Alonso y Alfredo Martín. Asesoramiento artístico: Marcelo Bucossi. Puesta en escena y Dirección: Alfredo Martín.

La Scala de San Telmo. Pje Giuffra 371. Domingo, 18 hs.


Ella está en su dormitorio. Se mueve, se desplaza a través del mismo, al tiempo que cuenta parte -¿vasta o exigua? Igual, no viene caso- de su vida, sus deseos y su sentir. Allí es donde empezará el recorrido a lo largo de su ser por medio de poesías que apelarán al vuelo de sus palabras, por medio del contacto más puro con el alma.

A través de una puesta rica en matices y sensaciones, Malala González le presta su cuerpo, su sentir y su voz a varias poetisas que supieron describir como pocas esa condición tan propia y delicada de lo que implica ser mujer. Porque González caminará entre la cama y las sabanas de su habitación al tiempo que mutará en las diversas variantes de su propio ser. Podrá ser esa Alejandra Pizarnik que dice “me iré sin quedarme/ me iré como quien se va”, para después transformarse en la Silvina Ocampo que musita “El amor para siempre/Pero el día persigue la noche y se termina/la oscuridad con lechos”. La exquisitez y delicadeza con que están convertidos los textos en (casi) canciones dan cuenta de la seriedad en la concepción de una puesta magnifica, encabezada por la dirección del gran Alfredo Martín.


La ambientación es excelente, con una escenografía acorde, donde nada desentona y los objetos cumplen con su función. Nada está dejado al azar sino que cumple con una función determinada. Puede decirse lo mismo de la iluminación la cual recorta el espacio para crear cuadros donde la figura de González brilla con luz propia. Párrafo aparte para Gustavo Twardy, cerebro creador de la música que se escucha e interprete en vivo. Sus arreglos son de alto vuelo al tener que ponerle música a los textos y lograr un ensamble perfecto con la voz de la protagonista.

La sutileza y la emoción son los pilares en los que se sostiene una puesta de gran valor poético. Malala González es la persona exacta para llevar a cabo tal faena, sorprendiendo con una voz estupenda, más allá de su reconocida sapiencia con actriz.

“Dirán que fue la noche” es un oasis de poesía ideal para transitar los domingos por la tarde y de paso, regocijar el corazón.

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