Pasajera en trance
Autoría: Silvia Gomez. Traducción: Carolina Virgüez. Con Daniela Flombaum, Carolina Saade y Tomas Huberman. Iluminación: Ricardo Sica. Música original: Sebastián Schachtel. Música En Vivo: Mateo Monk. Dirección de arte: Paola Delgado. Dirección: Nayla Pose.
Estudio Los Vidrios. Donado 2348. Domingo, 19 h.
Una vigiladora cumple su función de patrullaje continuo hasta que encuentra con una joven que había sido agredido sexualmente. Es ahí cuando comienza un revelador camino de construcción de sentido.
El encuentro entre ambas mujeres es el comienzo de una puesta tan inquietante como amenamente densa. Un patchwork de ideas y sensaciones crean una atmósfera que muta constantemente. Las palabras que verbalizan lo acontecido son elocuentes. Van al meollo de la cuestión. La narración no es lineal y es, justamente allí donde radica su riqueza. Lo crudo se transforma en poesía sin resignar un ápice de contundencia. Los diálogos combinan ternura, bronca e impotencia. El ¿qué hacer? frente a lo ocurrido, que puede volver a pasar en tanto el criminal vuelve al lugar donde cometió el delito. Parapetarse frente al retorno de la maldad y de qué manera encarar la defensa. Es la violencia como forma de colonización de los cuerpos, mentes y corazones. Mujeres sometidas a los designios de una sociedad que no acepta nada que salga de la matrix dominante (¿el capitalismo en sus diversas formas?).
Al respecto, el concepto de “justicia” no aparece en ningún momento. ¿Será por la ceguera patriarcal que atraviesa a la sociedad? Desde ese lugar, se tira la piedra y no se esconde la mano. Por el contrario, surgen preguntas incomodas que intentarán –en algún momento y de alguna forma- ser respondidas.
El diseño sonoro y la iluminación son fundamentales. La música realizada por el “portuario” Sebastián Schachtel es de una calidad acorde a sus pergaminos. La creatividad al servicio del hecho teatral, convirtiéndose en parte fundamental de la misma. Algo similar a lo que había realizado en “Precoz” donde también dejó su rúbrica.
Las actuaciones de Daniela Flombaum y Carolina Saade son viscerales y sentidas. Llevan adelante personajes muy bien construidos, que ambas desarrollan con precisión. Ni hablar cuando cantan. Logran que el tiempo se detenga y las miradas y corazones se posen en sus voces. Todo esto, bajo la precisa y certera dirección de Nayla Pose que pone sobre tablas el axioma de “menos es más” junto con un mix de tecnología que le otorga un anclaje exacto a esta realidad y coyuntura.
Una tarde de domingo es el marco adecuado para presenciar la poderosa “En este mundo loco, en esta noche brillante”. Ir, pensar, reflexionar y recomendar. Es la vuelta del teatro a plantear interrogantes incómodos desde una puesta valiente, no apta para consumidores de “anécdotas largas” y sensibilidades banalizadas.
Las actuaciones de Daniela Flombaum y Carolina Saade son viscerales y sentidas. Llevan adelante personajes muy bien construidos, que ambas desarrollan con precisión. Ni hablar cuando cantan. Logran que el tiempo se detenga y las miradas y corazones se posen en sus voces. Todo esto, bajo la precisa y certera dirección de Nayla Pose que pone sobre tablas el axioma de “menos es más” junto con un mix de tecnología que le otorga un anclaje exacto a esta realidad y coyuntura.