Fé de vida (Teatro)

Una comedia para cortar la semana

Idea y dramaturgia: Rolando Pérez. Con Luciana Dulitzky, María Forni, Pablo Kusnetzoff. Vestuario: Alejandro Mateo. Estilismo: Bárbara Padin. Pelucas: Alba Diaz. Maquillaje: Bárbara Padin. Diseño de escenografía: Alejandro Mateo. Diseño de luces: Gustavo Lista. Redes Sociales: Boria Audiovisuales. Audiovisuales: Boria Audiovisuales. Fotografía: Nacho Lunadei. Diseño gráfico: María Forni, Santiago Fraccarolli. Asistencia de dirección: Agustina Dalmasso. Colaboración autoral: María Forni. Coreografía: Marina Svartzman. Dirección: Raquel Albeniz. Duración: 60 minutos.

Teatro Nun. Juan Ramirez de Velasco 419, CABA. Miércoles 21 hs.

“Fe de vida” es un término que conocí por primera vez cuando mi mamá iba al banco a sacar el dinero de la jubilación de mi abuela. En la vejez, se ve que hay que «tener fe para seguir con vida», pensé. A veces las cuestiones que ligan la vida tienen que ser tratadas con humor, para volver un poco más ligera la carga que conlleva la muerte en sí.

En esta ocasión, la historia gira en torno a dos hermanas, Liliana y María Marta, quienes representan dos roles de mujeres bien distintos. Lili es la hermana mayor, a la que le gusta maquillarse y arreglarse, se preocupa por su imágen y le gusta (tal vez demasiado) criticar la vida de su hermana menor. María Marta, por otro lado, encarna a la mujer mártir que se sacrifica por su familia. Ha enviudado y se ocupa ahora de cuidar a su madre anciana que está convaleciente.

El drama familiar sucede de manera ligera, con momentos de emotividad sin perder la hilaridad en la propuesta. Los tres personajes generan una sinergia suave, contándose mucho más de lo que aparece arriba del escenario. María Marta (María Forni) nos hace sentir empatía y hasta un poco de pena. Nos recuerda a las típicas nanas que se la pasan cuidando de su hogar y no tienen tiempo siquiera de pensar en un nuevo amor. En cambio, Lili (Luciana Dulitzky), no solamente hace que el contraste con su hermana sea evidente sino que lo lleva hasta la exacerbación cuando Danielito (Pablo Kusnetzoff) aparece en escena.

El elenco sabe manejar bien los tiempos de risas y los tiempos de reflexión: una decisión acertada por parte de la dirección de la obra. Los recursos son pocos (tan solo una mesa, un sillón, un biombo y una puerta) pero nos hacen ver claramente como estamos metiéndonos dentro de la casa de esta familia. Algunas coreografías musicales se intercalan con los hechos, para alegrar el ambiente y tal vez llevarlo a los límites de lo ridículo.

Con un final “redondo”, “Fe de vida” es una obra para ir a ver y reírse a gusto, sin juzgar si los hechos que acontecen son éticamente correctos o no. En el fondo del corazón humano, siempre hay un anhelo oculto que se quiere esconder. Como decía Sigmund Freud: “Todo chiste, en el fondo, encubre una verdad”. Ser capaz de reírse de la tragedia ajena no es justamente algo que podría considerarse “humor negro”, sino que nos acerca, un poco más, a la humanidad de nuestros tiempos.. Lamentablemente, la economía nos atraviesa a todos y es imposible pensar en vivir en un mundo que no gire en torno al dinero. ¿Qué pasa entonces cuando uno puede conseguir una fortuna? ¿Realmente seguimos siendo fiel a nuestros ideales, o nos podríamos convertir en personajes dignos de una comedia negra?

Por Victoria Moroy

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