Basada en textos de Witold Gombrowicz. Dramaturgia: Adrián Blanco y José Páez. Con: Ramiro Agüero, Manuel Bello, Estefanía D’Anna, Hugo Dezillio, Diego Echegoyen, Luis Alejandro Escaño Manzano, Mario Frias, Yamila Gallione y Cecilia Tognola. Músicos: Carlos Ledrag. Vestuario y escenografía: Liliana Robaina. Diseño de luces: Leandra Rodríguez. Diseño sonoro y Música original: José Páez. Asistente de sonido: Gustavo Luis Sandobal. Asistencia de dirección: Marina Kryzczuk. Producción ejecutiva: Adriana Pizzino. Dirección: Adrián Blanco.
Hasta Trilce. Maza 177. Miércoles, 21 hs.
Polaco de nacimiento pero con una mente tan creativa, Witold es el relato de fragmentos de gran importancia en su vida mientras el Gombrowicz adulto contempla lo que ocurre, en una especie de recuerdo vivido del cual es el protagonista principal. De esta manera, la lucha contra lo que se daba a llamar “buenas costumbres” a través de la palabra “madurez” terminó siendo una constante para el literato, cuya “inmadurez” terminó siendo un rasgo de su personalidad con todo lo que esto implicaba.
La dramaturgia de Adrián Blanco y José Paz gira en torno a esta “inmadurez” pero como bandera frente a situaciones cuya seriedad terminaron en baños de sangre o personas de infelicidad personal extrema. De esta manera, aparece el ejército como lugar en el cual se lo podía “educar” al joven Witold como si fuera una especie de doble relación de crimen y castigo, sin que haya un primero que amerite un segundo. Con una lectura que implica momentos de reflexión filosófica e histórica entrelazándose con otros de humor tanto absurdo como irónico, la puesta atraviesa el siglo XX con un Witold protagonista y testigo de los acontecimientos. La primera guerra mundial, o el reparto de su país entre Rusia y Alemania lo ubican en contextos donde había lucha en todos lados pero que enfrenta desde su particular lugar.
Algún rasgo de mayor poesía y con una notoria diferenciación con el contexto en el cual vivía y crecía como individuo, también da cuenta de la situación política en la que vivía. Al respecto, es fundamental ver la forma en que se refleja a su propia familia que cuadraría con exactitud en el concepto de «aparato ideológico del Estado» al decir de Althusser.
La escenografía es la adecuada a los requerimientos aunque la forma en que el placard/armario es utilizado, da cuenta de la creatividad en este ítem, donde el objeto «vive» en las diversas situaciones en las que participa. Con buenas actuaciones como la de Cecilia Tognola, la obra se extiende en demasía a través del tiempo. Algunos minutos menos ayudarían a que la puesta sea aún más disfrutable.
“Historia” trae la vida y la pasión de Witold Gombrowicz con una puesta arriesgada que va desde la poesía a lo absurdo, con sapiencia y buen gusto.