Live and let die
Concepto y dirección: Norbert Rakowski. Con Socorro Anadón, Jakub Klimaszewski, Filip Kołłątaj, Victoria Lago, Jacek Piątkowski, Bartosz Woźny y Marta Zięba. Voces de los narradores: Paola De Crescenzo, Krystyna Czubówna, May-Linda Kosumovic, Philip Leone-Ganado, Ana Facchini, Filip Kołłątaj, Ibrahim Koma, Felix Römer, Norbert Rakowski, Alejandro Tous. Coreografía: Janusz Orlik. Música: Tao Gutiérrez. Diseño de escenografía: Maria Jankowska. Diseño de vestuario: Paula Grocholska. Video: Wojciech Kapela. Diseño de iluminación: Bogumił Palewicz. Asistencia de dirección: Jakub Klimaszewski. Traducción: Sandra Boruc Calvo, Marta Eloy Cichocka. Traducción de la obra Desvanecimiento: Agnieszka Lubomira-Piotrowska. Duración: 100 minutos.
Jueves 4 y viernes 5 de diciembre. Teatro General San Martín. Sala Martín Coronado. A las 20.30 h.

La eutanasia siempre es un tema candente. En este caso, Norbert Rakowski y el JK Opole Theatre de Polonia ponen el dedo en la llaga al realizar distintos planteos sobre situaciones que ameritan poner fín a la vida ante circunstancias que lo ameritarían. Pero lo hace a partir de situaciones bien reconocibles para este 2025.
Una conferencia de prensa por parte de una “influencer” (¿) que brinda detalles sobre su decisión a tomar. Si bien la prolijidad del convite a los periodistas resulta un poco sorpresivo, el oído atento tiene mucho por reflexionar. Los interrogantes y la forma en que se manifiestan reflejan el tan mentado “sentido común” y sus obviedades insostenibles ante un análisis serio. Los diversos idiomas que se escuchan, dan cuenta del recorte a un Occidente que se preocupa en demasía por un “deber ser” que termina siendo exasperante. Más aún cuando pone la basura debajo de la alfombra al tiempo que desea brindar clases de moral a todo el mundo.
Otro tanto ocurre cuando la lupa se pone sobre una familia en la que la decisión de poner fin a la existencia. Pero allí, se cambia el ángulo de la información. La proximidad de la conferencia de prensa da lugar a un living en el que cada miembro entra y sale de la acción. La iluminación y el sonido son fundamentales. Si bien se lo ve “lejos” esto no implica distancia; por el contrario, el relato brinda una proximidad importante.
Todo tiene una razón de ser en la puesta. La luz, el sonido, el cariz de las actuaciones, la toma de decisión del director en ubicar el teatro de operaciones tanto en los medios de comunicación como en el AIE más viejo de la Historia que es la familia. La palabra y el silencio impactan desde el momento en que uno desea formar parte de lo planteado. La denotación es constante e impacta. Con algunos minutos menos, se lograría aún mayor contundencia respecto al propuesto.
Es menester recordar que el suicidio asistido está vigente en Suiza, y ha sido tratado en documentales como el realizado por Ferdinand Melgar que lo presentó en el BAFICI. La palabra de Melgar es reveladora.
La creación de sentido es poderosa en tanto inquiere e incomoda. La primera pregunta que surge es el porqué de tanta contra para una ley que, eventualmente, brinda un derecho. La sanción de una ley no implica que todos y todas tengan que hacer uso de la misma. Es una opción más ante una realidad. No hay obligación al respecto. Lo mismo que la IVE. ¿O será que este tipo de leyes brindan una salida alternativa para salir del capitalismo? Una enfermedad incurable implica medios y dinero para paliar sus efectos. Aquí, se corta de cuajo el sufrimiento de la persona, que es la que realmente importa.
Incómoda y ponzoñosa, “I’m nowhere” toma posición en un tema candente como el de la eutanasia con una puesta fuerte y argumentativamente sólida, con una pizca de humanidad propia de quienes forman parte de este mundo. Un estreno más que destacable por parte del CTBA para ir cerrando el 2025.
