Algo para recordar…
Autoría: Luis Miguel Zuñiga. Intérprete y puesta en escena: Cecilia Hopkins. Objetos y espacio escénico: Milena Machado. Asesoramiento de vestuario: Roxana Ciordia. Duración: 55 minutos.
CELCIT. Moreno 431. Sábado – 21:30 h.
El escenario es pequeño. Se ven algunas ropas que han sido lavadas, esperando a ser colgadas para secarse al sol. Es una casa ubicada cerca del mar. Allí transcurre sus días Manuela Sáenz, una mujer que necesita verbalizar sus recuerdos de otros tiempos. Para quien no lo sepa, fue la compañera de Simón Bolivar en su recorrido en pos de la independencia de varios países del continente.
El texto pergeñado por Luis Zuñiga no escatima detalles. La ironía y la risa conviven en partes iguales en la narración. Por tal motivo, el oído está atento a todo lo que se dice y su correspondiente significado. Es por demás enriquecedor escuchar cada palabra esbozada por Manuela. La manera en que viaja en el tiempo, cortesía de sus recuerdos, es atrapante. Sus intervenciones dan cuenta de lo que fue su vida en plena campaña en plena lucha contra el yugo español. Allí es donde Manuela relata las diversas aventuras y vicisitudes vividas junto al Libertador.
Los deseos de Bolivar y Manuela de construir una Patria Grande y soberana se cruzan con el recelo de quienes ven en ella, una amenaza. Tanto la iglesia como la sociedad de la época miran con desconfianza a quienes buscan salir del agujero interior del dominio foráneo. Ni hablar si rompe con la crianza/conducta imperante en la época. Por consiguiente, el linkeo con la coyuntura actual es inevitable. Mujer de armas tomar, se enfrenta contra una sociedad que le teme y la condena.
Los detalles son importantes. Se acentúan, por ejemplo, en la exacta cantidad de objetos que forman parte de la escena o los 55 minutos de precisa duración. Rememorar lo ocurrido con la distancia temporal y geográfica para realizar un análisis sobre lo acontecido. Un casamiento que hubiese conformado a más de una pero no a su espíritu volcánico, la aparición de nombres como el mencionado Bolivar, el general Sucre o el mismísimo José de San Martin, enaltecen hechos que son tan comunes en simples mortales y aún más, en los próceres de la Historia. Bajarlos al barro de la humanidad, con virtudes y errores, lejos del bronce en que se los quiere encorsetar.
Las lealtades y las traiciones, las alegrías y las tristezas, se hacen carne en la cautivante actuación de Cecilia Hopkins. Tal como ya lo había hecho en «La memoria de Federico«, combina la delicadeza de sus movimientos con la contundencia de sus ideas. Una mujer que sabía lo que quería. Mix exacto de rebeldía y decisión, a caballo de su juventud, encara su vida de lucha por sus ideales junto a Bolivar. La sociedad de ese tiempo no estaba preparada para recibir semejante dosis de carácter, sensibilidad e inteligencia. ¿Lo está ahora?
De alto valor poético, “La celebración de Manuela Saenz” hace honor a su nombre al rendir tributo a una mujer que se adelantó a su tiempo. Una puesta de calidad que mantiene el axioma del “menos es más” es la puerta de entrada a una experiencia teatral absolutamente disfrutable y personal