El espejo de tus sueños
Libro: Michael Ende. Adaptación y dirección: Hernán Bonsergent. Elenco: Dai Vera, Daniela Franceschi, Denise Depauli, Facundo Avila, Guillermina Gesualdi, Julieta Gelmini, Lautaro Fernández, Lautaro Martínez, Lara Polsak, Lucas Apa, Luis Podestá, Marcelo Duran, Martina Brugiati, Mateo Barbon, Mateo Beer, Morena Echevarria. Coreografía: Noli Rodríguez. Diseño de escenografía: Hernán Bonsergent. Diseño grafico: Made Studio. Fotografía: Fiorella Romay y Marikena Saavedra. Diseño de vestuario: Laura Torrecilla. Producción General: Ariel Ciocco. Asistencia De Dirección: Lucas Apa. Direccion Vocal: Marcelo De Paula. Asistencia De Produccion: Mauro Rodríguez – Magui Novoa – Bárbara Facigno. Asistencia De Produccion: Matías Pitetti – Camila Sánchez. Redes Sociales: Made Studio. Dirección De Coreografía: Denise Depauli. Realización Muñecos: Gustavo Garabito. Arreglos Vocales y coro: Marcelo De Paula. Diseño: Gustavo Garabito. Asistencia General: Sebastián Castillo – Esteban Bagnato
Teatro Multiescena. Av Corrientes 1764. Miércoles a viernes, 18 h, sábados 19 h y domingos, 13.30 h.

Por Cecilia Inés Villarreal
El preludio de las vacaciones de invierno tiene una oferta cultural muy variada. Las calles de «la avenida que nunca duerme» se llenan de familias que van a comer y a ver algún espectáculo. Hay otros circuitos, por supuesto, pero el más mainstream es el de la avenida Corrientes, nuestra Broadway vernácula.
En el ex cine Los Ángeles, reducto donde se proyectaban películas de Disney, se encuentra emplazado el Teatro Multiescena. Una de sus propuestas se llama “La historia sin fin, el musical”. Se trata de la adaptación argentina de la película homónima dirigida por Wolfgang Petersen de 1984. Asimismo, en 1979, Michael Ende había concebido esta novela filosófica, traducida al español como «La historia interminable». La taquillera serie “Stranger Things” resucitó “Neverending Story”, el hit de Limahl , haciéndolo conocido para las nuevas generaciones.
El musical, dirigido y adaptado por Hernán Bonsergent, tiene muchos aciertos ya que realiza una combinación del libro y de las dos partes de la saga. Para aquellos de más de 40 años, se trata de una película de culto cuyos personajes entrañables viven aún en su memoria infantil. Bastian es un chico tímido, solitario y lector acérrimo. En sus manos cae un libro con un símbolo extraño en su portada, que lo atrapa de manera voraz. Allí, la tierra de Fantasía junto a la Emperatriz agoniza, siendo amenazada por La Nada. Una serie de peripecias con personajes valientes como Atreyu y el mismo Bastian buscarán impedir esta desgracia. Las fuerzas del bien y del mal siempre están en una lucha continua. El Auryn será el símbolo protector, un tipo de ouroboros de la alquimia y de las civilizaciones antiguas.
Es ineludible la expectativa por ver de cerca a Comerrocas, a la tortuga Morla, a Artax y al dragón perro volador Falcor. Los muñecos, el vestuario y las caracterizaciones son excelentes y conmueven a los “chicos grandes” –ahora algunos ya son padres, madres, tíos/as- que estaban en las butacas. Se aplaude la exactitud y fidelidad con que fueron construidos por Gustavo Garabito. La aparición de Falcor inundó a la sala con un suspiro de asombro y de amor.
La sucesión de los cuadros y los números musicales está organizada de manera precisa ya que permite entender y disfrutar la historia. Los actores en escena despliegan sus dotes, junto a la escenografía que complementa los climas. Se destaca la frescura de los artistas de distintas edades que logran captar el espíritu de la obra. El registro y las dosis de humor son bien recibidos tanto por los adultos como por los chicos.
La adaptación cuenta con guiños argentinos, sin alterar el tono. El diseño de luces y la música acompañan el desarrollo otorgándole una atmósfera mágica a las dos horas de duración del espectáculo. Es meritorio que el público infantil haya tolerado el tiempo de atención, cuando en esta era de hiperactividad e impaciencia, estar sentados, prestando atención algo que no sea la pantalla de un celular, es un milagro. Punto para los padres y la puesta.
“La historia sin fin, el musical” enaltece valores como el amor por los libros, la justicia, la inocencia por preservar lo sagrado como los sueños y los deseos. Sin ese motor, no somos nada, solamente cortezas mecánicas, sin iniciativa ni alma. En estos tiempos de maldad extrema y cinismo, es lindo sentirse niño de nuevo. En mi caso, recuerdo con mucha emoción hojear las páginas de los Musicuentos Viscontea donde princesas, duendes, brujas y hadas cobraban vida en mi imaginación. La inmersión en las historias era total, mientras giraba el disco de pasta, con las voces y efectos de sonido de cada cuento. Siempre que haya alguien que lea y le de vida a los libros, las historias saltarán de la tinta al cerebro y al corazón.