“La segunda” (Teatro)

Si entre ellas se pelean…

Dramaturgia y actuación: María Zubiri. Bailarina y asistente en escena: Luisina Arito. Diseño de coreografía: Jazmín Titiunik. Diseño de vestuario: Gabriella Gerdelics. Fotografía de obra: Nacho Lunadei. Diseño sonoro y música original: Marcelo Martínez. Diseño de iluminación: Ricardo Sica. Producción: Felicitas Oliden. Diseño de video: Santiago Brunati. Puesta en escena y dirección general: Mauro Anton. Duración: 50 minutos

Camarín de las Musas. Mario Bravo 960. Domingos, 18 h.

Ella se ubica en el frente del escenario. Video y micrófono son partes de una indagación sin anestesia, tierra adentro del propio ser, en un tiempo lejano al actual. Esto no quita que no merezca revisitarse ni que las consecuencias sigan latentes. Se llama Luciana y necesita dar cuenta -primeramente- de las diferencias con su hermana gemela. Esa competencia de hermanos que los hijos únicos nunca entenderemos por motivos obvios pero, sabemos, es durísima.

El descargo personal sigue un derrotero de dolor con momentos de remanso, pero como buena adolescente, con las emociones a flor de piel. Amores y rechazos, amistades y “admisiones” varias, comprensión y descreimiento. Las situaciones vividas transcienden su propio marco, esperando ser analizadas un paso más adelante. Son ilustrativas e identificables con una dramaturgia ilustrativa y poderosa. Inclusive lo sería aún más si prescindiese de la ayuda del video. Pero no nos vayamos de tema. La “gracia” de algunos de los hechos debe ser tomada por el espectador, en linkeo directo con su propia experiencia. Solo esperamos que éste no se haga el/la otario/a, partiendo de su propia experiencia como hermano/a, padre o madre.

El texto va más allá de la historia en sí y pone la lupa en los padres. Al fin y al cabo, son los encargados de la educación de los/as hijos/as. Más aún cuando hay un favoritismo manifiesto a favor de uno/a de los/as hermanos/as en cuestión. Desde este lugar, es corrosivo el planteo en tanto la muestra de los acontecimientos. A partir de ésta, se aprecia una critica a la crianza la cual compartimos, sacándole el aura de impolutez a la figura del padre/madre. Todo, girando alrededor de la existencia de una Luciana tan próxima y reconocible, cortesía de la actuación contundente de María Zubirí y el fundamental aporte de Luisina Arito.

“La segunda” es de esas puestas que a muchos/as harán sentir incómodo en la butaca. Genial. Es el efecto modificador del teatro. El mismo que pide una seria conversación a la salida del mismo, más allá de la cena. Sería una lástima el hacer caso omiso de lo visto, aunque incluya una autocrítica. Justamente esta sería un rasgo de madurez, de los que no abundan por esta geografía.

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