La insoportable levedad del ser
Dramaturgia y dirección: Macarena García Lenzi. Actuación: Valeria Giorcelli. Diseño y realización de escenografía: Duilio Dellapitima. Diseño de luces: Julián Alerta Mujica. Asistencia de luces : Mercedes Abraham. Operador de luces: Fede Bellver. Vestuario: Paula Bianchini. Música versión del tema «My Favorite Things»: Fernando Santiago. Diseño gráfico: Martín Gorricho. Foto de Valeria Giorcelli: Vircha Rojas. Redes y comunicación: Daniel Chino Brown. Producción: Macarena Garcia Lenzi y Valeria Giorcelli. Duración: 50 minutos.
El Camarín de las Musas. Mario Bravo 960. Viernes 20.15 hs.
Por Cecilia Inés Villarreal
Una olla a presión es un peligro porque al estallar pueden suceder cosas fatídicas e irremediables. El dolor puede camuflarse en una especie de represa que no llega a desbocarse como un corcel, pero esto verdaderamente, ¿cómo afecta a la psiquis? ¿El dominio exacerbado de las emociones conduce a buen puerto? ¿Es bueno que la procesión vaya por dentro y no se exteriorice?
Al respecto, Macarena García Lenzi realiza una inquietante propuesta teatral. Aquí, el cruce de las femineidades y la introspección tienen un giro inesperado. En este unipersonal agridulce interpretado por Valeria Giorcelli, la protagonista espera la visita de unas amigas de la adolescencia. La particularidad es que, en un guiño beckettiano, los Godot aparecen de modo singular. Será justamente la mente de la anfitriona la que recrea el reencuentro de amigas. La visibilización de los personajes en el escenario es vívida. El público interpreta perfectamente el desarrollo de los acontecimientos, que se dan de manera gradual y suave.
La sala de El Camarín de las Musas es pequeña y acogedora. La proximidad con el público genera un efecto de sentido conmovedor. La escenografía de living antiguo, con tazas de la abuela y detalles femeninos, se vincula con esas casonas de techos altos y recovecos donde los recuerdos se tropiezan y hacen eco. El diseño de iluminación brinda el clima preciso para ilustrar los estados de ánimo tanto de la obra como de la protagonista. La puesta en escena es equilibrada en cada uno de sus elementos.
El dominio escénico de Giorcelli es total, con un physique du role por demás exacto. Su mirada deambula por paisajes extraños y su anhelo es volver al pasado. Todo, complementándose con la corporalidad de una mujer que siente un peso que la agobia y la tensa. La atmósfera es abrumadora ya que el silencio en la casa es ensordecedor.
“Mis cosas preferidas” cuenta con una atrapante impronta radial. La única artista en escena es la guía en este trance. Es la quiere volver a una época feliz donde todo era perfecto y eterno. En ese espacio, el paso del tiempo no tiene cabida. ¿Hasta qué punto se sepultan los recuerdos? ¿Es posible contener esas imágenes que se agolpan?