La carcel su propio ser
De Luis Cano. Con Lola Banfi, Mercedes Fraile, María Eugenia López y Elida Schinocca. Vestuario y escenografía: Cecilia Zuvialde. Iluminación: Ricardo Sica. Diseño sonoro y música original: Pablo Bronzini. Técnico de grabación: Marcelo Ceraolo. Asistencia artística: Mailen Niño. Asistencia de escenografía y de vestuario: Agustina Filipini. Supervisión coreográfica: Luciana Acuña. Dirección vocal: Tian Brass. Dirección: Lorena Ballestrero.
Teatro San Martín. Av Corrientes 1530. Miércoles a sábados, 21 hs; domingos, 20 hs.
Una pequeña casa en el medio de la pradera. Si, muchos dirán que es la traducción literal de La Familia Ingalls pero aqui hay otra familia pero sin nada que ver con la serie protagonizada por Michael Landon.
Aqui, la pequeña casa se encontraría en el Santa Fe de 1920 y alberga a una madre, una tía y una hija/sobrina. El origen de esta joven -de nombre Helena- será el gran interrogante de la obra. Su identidad marcará el pulso de la puesta a través del relato de ella misma que se desdobla en protagonista y narradora. Hija que vive bajo el yugo de una opresión disfrazada de crianza al tiempo que ejerce el oficio más antiguo del mundo con la anuencia de sus progenitoras. Disciplina y autoritarismo pero con el acento puesto en lo que piensa la «victima» pero…hay victima realmente o es un caso de «Estocolmo familiar»? Se mezclan la culpa con una lealtad -quizas- mal entendida? Estos interrogantes se hacen aún màs palpables con la aparición de una media hermana -Ana Vidal- que quiere rescatar a Helena de lo que ella había vivido con anterioridad.
El texto de Cano es excelente y abre varias aristas en las que puede continuar el sendero de la obra. Desde una familia disfuncional hasta la apropiación de niños dan cuenta que la poesía que inunda el escenario no se queda en palabras e imagenes oniricas y bellas sino que van más allá de su propia sensibilidad.
La escenografía ubica con precisión el lugar pero sin encasillarlo en el factor tiempo, brindandole una trascedencia importante. Las actuaciones son otro punto a destacar, al ser de calidad, sin caer en excesos interpretativos, con personajes complejos.
«Se fue con su padre» es una obra que, después de plantear un código particular de comprensión, abre un mundo de sensaciones reales y palpables.