
Por Cecilia Inés Villarreal
Según el diccionario, la cleptomanía se refiere a un trastorno mental en el que un individuo siente un deseo irrefrenable por robar. Es un impulso, aunque en realidad, no lo hace por una necesidad. Se juegan otras cosas. En la complejidad de la psique humana, el entramado de conductas puede escabullirse por el laberinto del Minotauro y no encontrar la salida.
José Glusman había concebido con «Cien años de perdón», una historia que se desarrollaba en un pueblo entrerriano a principios del año 2000. Nuevo siglo, tensiones políticas, privatizaciones y despojo de por medio. La esperanza de prosperidad y bonanza era para unos pocos, con la postergación perpetua de las mayorías. El disco rayado de siempre. El “Golpea primero, golpea fuerte, sin piedad”, lema de la serie Cobra Kai parece ser trend topic.
Dos familias empobrecidas de Basalvibaso se enfrentan por cuestiones de dinero y deudas -no sólo monetarias- del pasado. Pompeyo Audivert es Hugo, el jefe de familia con voz de mando. El resto del clan está conformado por Margarita Alonso (la madre), Noemí Frenkel (la hija) y David Szneck (el padre). El «enemigo», desde el punto de vista de Hugo, es Mauricio Matzkin (José Glusman), un comerciante vecino. El Sin pan y sin trabajo, la contundente obra pictórica de Ernesto de la Cárcova, podría sintetizar el espíritu del enfrentamiento canalla de ambas familias. En el pueblo sobrevuela el mismo sentimiento de desolación y vacío. Antes, el ferrocarril era la columna vertebral del país. La industria que comunicaba y proporcionaba trabajo en distintos ramales. Todo, hasta que los brazos férreos fueron mutilados.
El filme tiene la particularidad de exhibir el retrato de una época. Despliega los argumentos como si se tratara de un tribunal, pero no podemos caer en falsas dicotomías. No hay buenos ni hay malos. ¿Quiénes serían los buenos y por qué? ¿Y los malos? Es imperativo rastrear los orígenes de la psicología de los personajes.
Las actuaciones son excelentes. Se trata de un grotesco criollo, un absurdo que podría ser real. Las palabras de su director son elocuentes y significativas: «El rodaje fue previo a la crisis de 2001 y de alguna manera la preanunciaba, al contar la historia de una clase media cayéndose a pedazos, endeudada hasta lo imposible, apelando a acciones desesperada con tal de salir de la asfixia en que se encuentra (…)»
La elección de planos generales o cortos, de acuerdo a la ocasión, es más que acertada. La iluminación moldea el temperamento de cada una de las escenas y hace que el espectador no pueda intervenir. Es simplemente un testigo mudo. Hay un dilema moral en ciernes y un callejón sin salida. Se debe sumar el retrato asfixiante de los integrantes de cada familia, con las normas consuetudinarias. Los tabúes, las tradiciones y los silencios injustos. ¿Cómo llegar a una solución y/o un acuerdo si hay arbitrariedades de por medio?
El cine Gaumont brindará una función homenaje por el aniversario del estreno de “Cien años de perdón”. Se llevará a cabo el martes 26 de agosto en la sala 1. El dato de color para los cinéfilos y nostálgicos es que se exhibirá la copia original en 35 mm. Ha pasado el tiempo y la película cobra vigencia al día de la fecha por las políticas neoliberales, cuya implementación se desarrolla con una ferocidad mucho más intensa que hace 25 años.
Tal como reza el dicho “ladrón que roba a ladrón…”, no solo es una metáfora de las desgracias que atraviesa el país. Es un recordatorio que, pese a los ladrones de ilusiones (y de elementos tangibles por supuesto), hay que seguir luchando y no callarse. Que el cine argentino siga siendo una trinchera de palabras e imágenes transformadoras de la realidad, junto con las acciones colectivas.
“Cien años de perdón”. Martes 26 de agosto. Cine Gaumont, sala 1. A las 20 h.
Ficha Técnica
Guión: José Glusman y Juan Ameijeiras. Con Pompeyo Audivert, Noemí Frenkel, José Glusman, Margara Alonso, Helena Tritek, David Szneck y Lalo Mir. Asistente De Dirección: Norma Angelleri. Director de fotografía: Gerardo Silvaticci. Música: Edu Zvetelman. Director De Sonido: Omar Jadur – David Mantecon. Montaje: Patricia Enis. Director De Arte: Osky Escanilla. Productor: José Glusman. Casa Productora: Grupo Suar Audiovisual. Vestuario: Pepe Uria. Colorista: Beto Acevedo. Maquillaje: Andrea Landi. Coordinación de posproducción. Productor Ejecutivo: José Glusman y Ralph Haiek. Nombre original: Cien Años De Perdón. País: Argentina. Año: 2000. Dirección José Glusman. Duración: 89 minutos. Ficción. Calificación Sam 16. Distribución Bellasombra.