Tres seres interrelacionados a través del vínculo de la terapia, en la cual un psiquiatra trata a una madre y a su hija. Lo que aparentaría presentarse desde un marco de “seriedad”, da paso al patetismo de una situación en la que no termina de descifrarse bien quién sería el “normal” de los tres, en el eventual caso que dicha adjetivación constituyera un elogio o un valor en si mismo. Desde el momento que Susana Torres Molina dice que “Cuanto más de cerca se observa a alguien, menos `normal` resulta ser”, sienta las bases hacia donde irá la puesta, con una velada y sutil crítica al equilibrio tan mentado en la sociedad de nuestros días. Es esa búsqueda del equilibrio la que funciona como anteojeras que impiden la visión de los matices –y su consabida riqueza- que tiene la vida. Más allá de la patología de los personajes que, para el caso, es un medio y no un fin, el texto da cuenta de apuntar a ese tipo de sutileza que termina siendo más contundente que un discurso más directo. Justamente, en el intercambio de roles de quien analiza a quien, es donde se aprecia no solo la riqueza del texto sino el buen trabajo de dirección de Elvira Onetto.
Las actuaciones de Mirta Bogdasarian y Laura López Moyano llevan adelante la puesta con dos personajes bien diferenciados, una madre que quiere poner “orden” y una hija que vive en un caos personal e interno en el cual es ama y señora. Por su parte, Ricardo Saieh cumple con su personaje aunque podría desarrollarlo un poco más.