Las salas de teatro independiente y como sobrevivir al Covid 19.

La cuarentena está causando efectos catastróficos a las salas de teatro independiente que deben afrontar su mantenimiento con diferentes técnicas de supervivencia así como pagar impuestos, etc. 

Consultamos con propietarios de algunas salas como Liliana Weimer (Abasto Social Club), Martín Ortíz (El Crisol), Herminia Jensezián (Tadrón), Diego Kogan (Payró) y Martín Marcou (Tole-Tole) sobre esta situación.

– ¿Cómo están viviendo esta situación de cuarentena?
Liliana Weimer: En lo personal bastante preocupada y con angustia. Sin bajar los brazos porque con lxs compañerxs de ARTEI (Asociación Argentina del Teatro Independiente) estamos a full, con muchas acciones y gestiones para que nuestros espacios sobrevivan y para que la actividad no quede totalmente pulverizada
Martín Ortíz: Le cuarentena empezó antes que lo decretado por el gobierno. Ya en la segunda semana de marzo empezamos a percibir cierta reticencia del público a salir. Nos pasó en nuestra sala y sabemos que pasó en otras. El fin de semana del 15 de Marzo, previo a la suspensión de clases, cuando ya se había limitado la concurrencia a la mitad de la capacidad de la sala, tuvieron que suspenderse las funciones en El Crisol porque mucho público decidió hacer cuarentena ese fin de semana. Con esas palabras lo dijeron muchos. Incluso recibimos llamados consultando si había actividad, si era seguro, si había alcohol en gel en el teatro. El temor a lo que estaba llegando se veía también en la convocatoria de les profesores y el temor de comenzar las clases. Desde el 14 de Marzo estamos sin actividad de ningún tipo: funciones, cursos o ensayos.
Martín Marcou: Atravesamos el impacto inicial con desconcierto. Siento que el hilo se corta siempre por lo más delgado. Las salas de teatro fueron de los primeros espacios que se cerraron. La primera acción que realizamos fue contactarnos con los elencos y equipos que iban a estrenar sus espectáculos en Tole Tole y con los talleristas para ver cómo estaban, como se sentían. Después nos contactamos con colegas que tienen salas para intercambiar opiniones. Tenemos participación activa en ARTEI y eso nos permite estar atentos de todos los movimientos que se van desarrollando para enfrentar esta situación excepcional y atípica. En ese sentido, la pandemia vino a poner en relieve, entre otras cosas, la situación de precarización en la que nos encontramos inmersos las trabajadoras y los trabajadores de la cultura. Celebro que nos estemos organizando, que haya surgido nuevamente el espíritu insurgente, indisciplinado y combativo del teatro independiente. Pasamos de preguntarnos a través de las pantallas como nos imaginábamos la vuelta y si el teatro filmado era teatro o no, a pensar en diseñar protocolos para retornar a nuestras actividades. El teatro como todo arte vivo, necesita de los cuerpos y queremos estar ahí; en nuestros espacios, llevando adelante nuestros proyectos. Nos mueve el deseo. Las mesas de trabajo, las acciones conjuntas y las agendas compartidas, ayudan a impulsar acciones concretas para la vuelta.
Herminia Jensezian: Desde Tadron vivimos esta realidad, preocupados y afectados. Es una situación de excepcion de la cual somos testigos y protagonistas.  Estamos  aprendiendo a sobrellevar escenas de ciencia ficciòn, de las que somos actores involuntarios. Experiencias  angustiantes de algo inédito. No hay memoria en muchos siglos de algo similar a nivel mundial. En este contexto de actividades suspendidas, tratamos de sostener nuestro objetivo cultural en eje  haciendo las acciones necesarias para mantener encendida la llama del hecho teatral. Asi como dejamos encendida la luz testigo en medio de la sala.
Diego Kogan: Es una mezcla de sensaciones encontradas, como casi todes, claro. Tratando de tener paciencia pero con mucha preocupación por el parate de la actividad teatral y sus consecuencias económicas, sobre todo respecto de los teatros y su forma de sostenerse. Tengamos en cuenta que la actividad está suspendida en su totalidad. No sólo no hay funciones, tampoco se están dando clases, ni ensayando espectáculos con vistas a retomar la temporada.

Liliana Weimer, desde el Abasto Social Club y ARTEI
– ¿Qué ocurre con el tema «impuestos»?
LW: En impuestos entran los servicios y también los seguros, los monotributos, etc. En el tema servicios estamos trabajando con Cultura Nación ya que siguen llegando facturas (por ejemplo de Edesur) a varias salas con cifras muy altas como si el teatro estuviera abierto. Justamente en estos días se están realizando reuniones y también junto a Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Los seguros y demás cosas siguen debitando pero sinceramente ya para este mes de mayo no podemos pagar ningún tipo de impuesto, y me animo a decirte que esto será así para la mayoría de las salas.
MO: Las salas contamos con una excepción sobre el ABL que viene de hace años y no surgió por esta circunstancias. En cuanto a los servicios, al ser una sala pequeña no sufrimos lo que otras salas con los tarifazos de los últimos años. Si bien nosotros somos propietarios de la sala y no pagamos un alquiler, tenemos compromisos con cuotas de préstamos en el Fondo Nacional de las Artes y algunos bancos que fueron para poder comprar y realizar las adaptaciones del espacio para su habilitación. Por lo cual, cualquier consideración que haya para los inquilinos no nos llegará a nosotros. Es fundamental la ayuda que el Estado dio y pueda seguir dando.
MU: Es muy complejo el panorama. El importe de las facturas que han llegado a las salas de colegas, son altísimos, con los espacios cerrados. No podemos generar ingresos para cubrir esos gastos. La plata que recibimos de los subsidios, en nuestro caso está destinada a pagar el alquiler del inmueble y sostener parte de toda la infraestructura de la sala. Se está trabajando para evitar los cortes en aquellas salas que no puedan pagar, solicitando planes de pago sin intereses para cuando se pueda. Se sigue insistiendo con una Tarifa Cultural para todos los servicios como política permanente.
HJ: Lamentablemente todos los gastos de la sala siguen activos, ¡nosotros no!. El teatro fue uno de los primeros en suspender la actividad y dicen que será uno de los últimos en reanudarla..Es muy difícil (para no decir imposible) afrontar todos los gastos de una actividad cultural sin fines de lucro. Estar sin actividad o sea sin ninguna entrada, agrava aún más nuestra situación. Además de la angustia que genera un teatro vacío.
DK: La situación es muy preocupante. En el caso del Teatro Payró, que no paga alquiler por ejemplo, lo que nos tiene muy preocupados es la subsistencia de los integrantes de la Cooperativa de trabajo que maneja su funcionamiento.

-¿En el caso de las salas que se alquilan….?
LW: En ARTEI casi la mitad de los espacios (somos más de 100) alquilamos. Por ahora estamos cada uno en tratativas con los propietarios. En el caso de nuestra sala, el dueño nos aguanta para que le vayamos pagando como podemos. A mi me preocupa mucho si esto se extiende porque no se va a poder seguir así por mucho más tiempo.
 

Martín Ortiz, la voz de El Crisol

– Desde los medios, ¿están teniendo eco respecto de los reclamos del sector?
MO: No. Los medios se enfocan sobre todo en el Espectáculo que se vincula más con los “famosos” y, en el mejor de los casos, con el Teatro Comercial. Entonces, puede llegar nuestra problemática cuando lo entrevistan a Carlos Rottemberg que es, además, un tipo muy conocedor de todo los ámbitos teatrales y sabe muy bien la problemática del teatro independiente. Si bien muchos medios –gráficos y audiovisuales- se llenan la boca hablando del Teatro Independiente, son pocos los que lo frecuentan o han visto un par de obras de ese circuito en los últimos diez años. Quizás cuando hay algún actor o actriz conocido por su trabajo en televisión. En la tele, no sé si alguien más que Osvaldo Quiroga ve mucho del Teatro Independiente y lo difunde.
MM: Siento que nunca es suficiente, pero se agradece el esfuerzo de periodistas culturales que visibilizan el estado de situación y las acciones solidarias de frentes de artistas que ayudan a colegas que no están contemplados dentro de la ayuda que brinda el aparato estatal, o que dan cuenta de otras acciones concretas que se realizan desde distintas agrupaciones. Incluso, figuras populares prestan su voz para denunciar el estado de precarización en el que nos encontramos. La cultura independiente debería tener más espacio en los medios masivos de comunicación. El Estado debería garantizar plataformas con más estructura para la difusión de nuestras demandas. Es necesario que se comprenda que el teatro es un trabajo
HJ: Haría falta mucho más eco para visibilizar las dificultades que sufre nuestra actividad en esta coyuntura. Desde diversas asociaciones y colectivos teatrales se está trabajando muy arduamente para que se nos considere y escuchen nuestras necesidades y reclamos. Nos enorgullecemos de la actividad y movida  teatral que tiene nuestro país.. Este es el momento en que los medios nos presten atención!
DK: Parece no haber una clara dimensión del impacto económico que esta situación provoca en la actividad. Se habla mucho de distintas iniciativas alternativas, pero poco del normal y habitual funcionamiento de nuestros espacios y sus características y realidades ya de por sí precarias, agravadas enormemente por la cuarentena.
LW: En general la prensa especializada se ha mostrado preocupada y acompañando. No hablamos de lo masivo. Creo que, en general se confunden o mezclan algunas cosas. Pero les periodistas que conocen sobre cultura independiente están muy atentxs a lo que sucede.

– ¿Han tenido algún tipo de ayuda por parte del Gobierno Nacional como de la Ciudad de Buenos Aires?
LW: El Instituto Nacional del Teatro (bajo la órbita de Cultura Nación)  lanzó el Plan Podestá y destinó ayudas a salas y elencos. Ahora hay otras etapas del mismo plan para llegar a los no subsidiados por INT y a distintos colectivos y grupos. El alcance de todo lo que hace el INT es en todo el país (siempre es bueno aclararlo). Esta ayuda es posible porque el Instituto decidió distribuir su presupuesto de manera diferente y dando prioridad a este plan para paliar la emergencia. Obviamente que la actividad (salas y elencos principalmente) requiere de los subsidios habituales, los que se reciben todos los años, ya que si bien agradecemos la celeridad del PODESTÁ que llegó rápidamente -y en el caso de las salas sirvió para cubrir el faltante de marzo y parte de abril-, sabemos que si no cobramos los subsidios por funcionamiento lo antes posible, muchas nos encaminamos al cierre definitivo. Con Cultura de Ciudad estamos esperando una ayuda de parte de una partida extra que gestionó el ministro Avogadro pero hasta ahora no se ha efectivizado y se está haciendo larga la espera. También acordamos una mesa de trabajo con el Ministerio de Cultura, Salud, ARTEI y Escena para comenzar a establecer la manera y los protocolos para nuestra reapertura y el trabajo a futuro. Sabemos muy bien cuáles son las prioridades hoy, pero trabajamos para que no dejen morir lo nuestro. No solo por la gran cantidad de trabajadorxs afectadxs , por defender nuestra fuente de trabajo, sino porque creemos que formamos parte de algo que consideramos esencial.
DK: Algunas ayudas ya se están haciendo efectivas, otras vienen demoradas. Se han abierto nuevas instancias de posibles aportes, pero parece no entenderse cabalmente la premura que tenemos en cuanto a la llegada del dinero. A través de ARTEI, organización que nuclea a más de 100 espacios teatrales, muy abocados a la gestión de las ayudas (económicas pero no solamente) de parte del Estado, tanto nacional como de la Ciudad. Tal vez esta pandemia sea una oportunidad para que nuestros funcionarios de las áreas de Cultura entiendan que lo que hacemos los artistas, profesores, técnicos y gestores de salas no es un «hobbie», sino una forma de ganarnos la vida.
MO: El Plan PODESTÁ está dando mucho apoyo económico en todo el país, a salas y a obras que fueron subsidiadas. Pero es importante señalar que ese apoyo no fue una partida especial que llegó para reforzar sino que se redistribuyó el presupuesto anual del INT bajando algunas líneas de subsidios para poder sostener a las salas y la producción. Esperemos que Nación tome nota de la situación y habilite más presupuesto. En cuanto a Ciudad, aun no pero se avanzó mucho en reuniones con ARTEI y otros colectivos; para las salas, llegaría una partida adicional que la pagarían junto con los subsidios de funcionamiento que, esperamos, no se demoren.

Tole Tole, un espacio con la pasión de Martín Marcou

MM: Proteatro es el organismo encargado de darnos respuestas. Los circuitos administrativos están burocratizados y las ayudas llegan, pero no con la celeridad que se requiere ante una situación de estas características. Tal vez esta es una buena oportunidad de repensar mecanismos a la hora del pago de subsidios. Descuento las buenas intenciones, pero las ayudan no deberían demorarse. Igualmente hay que señalar que esa ayuda -que agradecemos por su oportunidad y celeridad-, no servirá absolutamente de nada si no se abonan en tiempo y forma los subsidios habituales de funcionamiento, que son los que evitarán el cierre de mucha salas.
De parte de la Ciudad la ayuda de emergencia por el momento quedó en promesa. Veremos si llega.
HJ: Para las salas y para toda la comunidad teatral está en riesgo nuestra existencia. Sabemos que es una emergencia, y somos solidarios y responsables a la hora de accionar. También sabemos que si esa ayuda no llega pronto, el teatro independiente puede quedar profundamente herido.

– ¿Están de acuerdo con el sistema de «gorra virtual»?
LW: Siempre y cuando no se desvirtúe la cosa. Que se sepa que eso que se está viendo es una función de un día de una obra que se filmó. Que se haga con obras que ya se vieron y no van a volver en vivo. Eso no es «ir al teatro». En fín, estoy de acuerdo con ciertos reparos…
MO: Es una alternativa para continuar visibilizando la actividad teatral. Acaso sea una forma de generar algún ingreso tanto a salas como a artistas.
HJ: Sin conocer en detalle el sistema, me imagino que las salas que  lo han adoptado deben estar experimentándolo como algo positivo. No creo que sea adaptable para nuestra sala ya que durante el año tenemos la modalidad del ciclo Teatro x la Justicia que funciona con entrada libre y gratuita. De todos modos, las salas estamos tratando de adaptarnos a lo que se puede hacer en esta emergencia desconocida, de la que no hay referencias.
MM: En nuestro caso discutimos mucho si streaming sí o no. Por el momento solo hacemos vivos desde nuestra cuenta de Instagram y hablamos con colegas sobre lo que nos ocurre. Son espacios de reflexión que valoramos mucho. Todas las acciones que cada sala necesite hacer para sostener sus prácticas y estructuras, son bienvenidas. Estamos haciendo lo que podemos. No creo que convertirnos en celadores universales del teatro o en custodios morales de las acciones que se desarrollan sirva para algo reparador. Hay que ampliar la discusión, incluso en la incomodidad. Tratar de aportar posibles soluciones. No perder de vista la dimensión política de la pandemia. No solo estamos hablando de una emergencia sanitaria sino de una crisis cultural, social y económica inaudita. Ponerse a pontificar sobre lo que está bien o está mal, me parece reductivo, simplista. Hay que complejizar las discusiones, organizarse, debatir ideas, disputar los sentidos y los discursos que se van generando en torno a nuestra actividad. De esta salimos entre todas y todos. No creo en el salvador mesiánico que no dice que tenemos que hacer. Construyamos desde nuestros lugares de manera ética y empatizando con los demás.
DK: En principio y ante el panorama, ¿cómo no estarlo cuando la necesidad de ingresos es absolutamente genuina y justificada?

– ¿Hay algún número sobre la repercusión de las obras “on line”?
MO: No sé si funciona en todas las salas y todas las obras. Recién lo empezamos a implementar y no podemos evaluarlo. Igual el teatro siempre es presencial, vivo. Está diseñado, escrito, montado y actuado para experimentarlo en una sala. Dudo mucho que el espectador se conmueva igual viéndolo en una pantalla, aunque nos da la posibilidad un tanto arqueológica de ver obras que ya no están.
MM: Los números a los que accedí fueron los que figuran en las notas que salieron en estos últimos días y están relacionados con la cantidad de visualizaciones que tuvo cada obra. Números oficiales vinculados a ganancias concretas de los artistas, al menos que yo conozca, todavía no hay.
HJ: No estoy al tanto de los números…En momentos de excepción se hacen cosas de excepción. Si en esta cuarentena sirven de acompañamiento y sostén, las filmaciones de obras on line., bienvenidas sean. . Son filmaciones de obras de teatro, on line. Sólo eso.
LW: No tengo ese dato. Quizás Javier Acuña de Alternativa Teatral lo tenga.
DK: En mi caso, desconozco.

– Más allá de esta coyuntura, ¿se puede ver teatro de otra manera que no sea «en vivo»?
LW: Lo que pienso es que el teatro es un hecho vivo. Se puede ver de otra manera, claro, pero no es esa la experiencia, el ritual. Que nadie se engañe pensando que eso es el teatro. No se lo que piensan todxs mis compañerxs, hablo por mí.
MO: Hay obras que se dejan ver en video. Otras no. Hay otras obras muy bien filmadas que le dan batalla al cambio de soporte y otras filmadas tan elementalmente que no hacen honor a su original. No toda obra filmada es candidata a la Gorra Virtual. Creo que, de acá en más, los grupos quizás inviertan más en ese aspecto y hagan un registro pensando en esta opción
MM: Las obras filmadas no son teatro. Lo que podes ver es un registro de alguna función. El teatro es en vivo, No tengo mucho más que decir sobre eso. Las obras filmadas tienen otras utilidades y el que quiere verlas, me parece bárbaro. Veo obras filmadas por la facultad o incluso cuando me ha tocado ser jurado en alguna ocasión. Pero el teatro es con el otro y con el público en una sala o en un espacio destinado para ese fin.
Diego Kogan: La leyenda del Payró continúa (PH: Alejandra Nicolosi)

HJ: El teatro es un fenómeno de presencia y como tal, necesita del actor ante el espectador en vivo. Es la ceremonia de ese encuentro que hace del teatro un hecho único e irrepetible.  Es en el Aquí y Ahora. Un ser humano desnudando su alma frente a otro ser humano que lo contempla. Por definición, el teatro es encuentro. Es un hecho vivo y necesita del cuerpo y la presencia del otro. Es lo que hace del teatro un hecho artístico que ha traspasado los siglos y sigue fascinando al actor y al espectador.

DK: Es muy difícil reemplazar el acontecimiento teatral presencial, el encuentro entre artistas y público es irreemplazable, claro está. Ahora bien, desde el Payró estamos pensando en compartir “on line” algunos de los materiales históricos que tenemos, espectáculos que han dejado huellas en la escena nacional. Pero claro, es una suerte de “privilegio” contar con obras de hace 25, 30, 40 años, ¡o más!, y que pueden generar un interés distinto al de un espectador que quiere «ir al teatro».

– En tu sala, ¿llegaron a estrenar alguna obra? ¿Cuántas debieron suspender estrenos?
LW: Solo llegamos a realizar el Segundo Festival Monoblock. Pudimos hacer los talleres del Festival y las funciones de los diez monólogos seleccionados. Suspendimos cuatro estrenos en abril y luego se sumaban dos más en mayo. O sea, seis obras arrancaban desde fin de marzo y que ahora estarían en cartel. También suspendimos los seis cursos que arrancaron en marzo y seguían todo el año.
MO: “Un señor alto rubio de bigotes” empezó su tercera temporada pero pudieron hacer solo dos funciones. Luego se detuvo todo. Quedaron cuatro obras que, en cuanto todo se vaya normalizando, arrancarán y otras que estaban en proceso de ensayo para estrenar en julio o agosto. Veremos cuando estrenan. Los seis talleres que teníamos, se suspendieron. Más allá de la cuarentena, todo es incertidumbre.
MM: No pudimos estrenar nada. La temporada comenzaba con una obra que venía de Entre Ríos. Por otro lado dos obras ganadoras de la iniciativa Tole Tole Coproduce IV (Convocatoria que realizamos desde el año 2017) estaban a punto de estrenar, al igual que una obra que estaba acordada desde diciembre del año pasado así como dos espectáculos míos. Entre ellos la quinta temporada de “Hijo del campo”. También teníamos presentaciones de libros, conversatorios, acústicos y ciclos que no se pudieron hacer.
HJ: En Tadron estábamos en el inicio de la temporada teatral y de los talleres.
Con 23 años de trayectoria y una programación teatral anual, tener que suspender toda la movida por tiempo indeterminado…es una pausa costosa y difícil. Estábamos con varias obras a estrenar y otras tantas en segunda temporada. Con la nueva edicion del ciclo “Teatro x la Justicia”, que venimos haciéndolo ininterrumpidamente desde hace 14 años.. Estábamos en plena preparación de la primera edición del Festival Gastón Breyer. Además de nuestros talleres de Actuación, Impro y Clown, completos!
DK: Se reestrenaron en marzo dos espectáculos que habían decidido continuar del año pasado, pero sólo pudieron hacer una o dos funciones. Los estrenos, que los había para todo el año, están suspendidos hasta que el panorama se aclare. Además, como ya mencioné, no se están ensayando las obras que estaban en carpeta, por lo cual la temporada 2020 en su totalidad peligra.

– ¿Cuáles son sus expectativas a futuro?
DK: Hay una obra de Tennessee Williams que se llama «No puedo imaginar el mañana»… Algo así nos pasa, por lo inédito de esta situación. Ojalá el año no esté irremediablemente perdido para lo que es nuestro fundamento, el encuentro con el público.
LW: El sueño es volver a trabajar, “la normalidad”. Sabemos que va a ser muy difícil. Seguramente seremos los últimos en abrir así como fuimos los primeros en cerrar. Tanto público como alumnos van a tardar mucho en volver y nada va a ser como antes… Ahora estamos en la lucha por la supervivencia, tratando de preservar nuestros espacios, de no ir al cierre.
MO: En principio, que el Teatro Independiente sea considerado como tal y no puesto en la misma categoría de Teatro Comerciales y Oficial que tienen otra dimensión de convocatoria y capacidad de la sal. Nuestras salas rara vez superan los cuarenta o cincuenta espectadores. Esto debe considerarse para no llevarnos a la última fila de lo que vuelva a la actividad. La gente no va a salir corriendo al teatro y llevará, quizás algunos meses, revivir la actividad. Debemos ser pacientes y seguir reclamando del Estado el apoyo necesario para que muchas de las salas no desaparezcan.

Herminia Jensezian, desde el Teatro Tadrón

MM: Espero que pronto podamos volver a nuestros espacios de trabajo, con la mayor responsabilidad y el cuidado por lxs demás. Ojalá que nuestras luchas colectivas en este momento crítico sirvan para instalar debates y agendas públicas que reflexionen sobre las condiciones laborales del sector. Necesitamos nuevas políticas culturales en torno a nuestras disciplinas, nuevos derechos que nos alcancen, nos contemplen, nos dignifiquen

HJ: Más que expectativas son deseos. Considero que es importante sostenernos en estos momentos difíciles para crear lo que va a emerger. Espero que seamos protagonistas de un nuevo comienzo y no perdamos la oportunidad de la evolución como especie. En lo específico teatral, anhelo que este aislamiento social sea sólo una anécdota y encontremos el camino no sólo para que se lleve a cabo el hecho teatral en acto, si no para ensayar, para dar los talleres de actuación. ¿Qué resonancia tendrá esta pandemia en nuestros cuerpos?  Actuar es cuerpo. La entrega de ese cuerpo en acción poética en el espacio, es un trabajo colectivo, con el otro. ¿Cómo se hace cuando tengo que estar a distancia del  otro? ¿Cuando ese otro es el que teme o al que temo? Son preguntas que nos van a impulsar a nuevos modos que vamos a tener que analizar y observar para ejercer la profesión. Un reinventarse en el hacer teatro.
 En este barajar y dar de nuevo, en esta nueva oportunidad, valoremos el encuentro con el otro, como  seres sociales que somos por naturaleza. La comunicación no es sólo verbal, es también cuerpo. Somos porque la mirada del otro nos constituye!. Deseo fervientemente que en el espectador se multipliquen las ganas y la necesidad de ser parte de la ceremonia teatral, que la presencia del otro lo atraiga, lo incentive y lo inspire. Esta cuarentena es un reto, y nos pide reflexión. Tenemos que tener  la energía, la pasión, la pulsión del deseo intactas, para salir fortalecidos de esta experiencia, seguir creando y haciendo lo que más amamos: Teatro!
Asi como decían mis maestros Gastón Breyer, “el Teatro es Mirada y Escucha Deseante” y Juan Carlos Gené, “El Teatro es el espacio de la Dignidad del hombre”.

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