No todo se recicla
Sobre textos de Martha Gavensky. Con Dan Breitman, Martín Salazar y Gabriel Wolf. Acróbatas -Malabaristas: Leandro Aíta, Rosina Fraschina, Ivan Larroque y Fernando Rosen. Músicos: Lucas Ferrara, Nicolás Rainone, Guadalupe Soria y Manuel Toyos. Vestuario: Marta Albertinazzi. Escenografía: Fernando Dopazo. Iluminación: David Seldes. Diseño sonoro: Diego Aranda. Realización de vestuario: Sebastián Irigo. Dirección musical: Lucas Ferrara. Dirección: Ricardo Talento.
Teatro de la Ribera. Pedro de Mendoza 1821. Jueves y viernes, 20 hs; sábado, 18 hs y domingos, 12 hs.
Este nuevo espectáculo de Los Macocos es una versión de “El inmortal”, una pieza de Martha Gavensky, pero que es el punto de partida de una nueva obra que intenta recrear un mundo en el cual la basura es ama y señora de toda su superficie. Como no podía ser de otra manera, alguien tiene que hacer algo al respecto y nada mejor que invocar a un tal Carlitos para que vuelva a poner las cosas en su lugar. Este Carlitos, surgido de la reconstrucción de la memoria perdida por el devenir de los acontecimientos, podrá ser el mismo que supo ser el Zorzal Criollo, el Bigote Bicolor, el Campeón de Peso Mediano, el Rey del Cuarteto, la Voz Redondita, el del Flequillo eterno o… el de las Patillas. La reconstrucción de la memoria colectiva, que “cirujean” los protagonistas en el lugar de los hechos, es una muy interesante construcción e imagen para desarrollar y profundizar pero que, lamentablemente, no llega a plasmarse.
Asi, en medio de una puesta muy buena, con una escenografía excelente se presenta una obra que deja con gusto a poco con relación a lo que uno espera. La utilización del recurso de la repetición como en el caso del discurso de Menem y el vuelo a la estratosfera termina cansando y más aún, si el que aparece en la pantalla no es un personaje querido. Al respecto, querer equiparar en importancia al recientemente nombrado con Gardel o Charly García, parece una comparación poco feliz, sea el cristal con que se mire.
Por otra parte, el poner la mira sobre una persona (y solo una, agraciada y todopoderosa) que salvará al Universo, retoma esa idea tan cara a nuestro pueblo de un líder carismático que nos lleve al destino que nos merecemos. Si hay crítica al respecto, no se notó y si no estuvo esta idea presente, los años de historia argentina son un buen lente en el cual ver el resultado de este tipo de conductas. Ni siquiera en “Submarino Amarillo” era solo uno, sino cuatro los que iban a Pepperland a salvar a la música de los Blue Meanies.
La puesta se hace larga en su derrotero con momentos que alternan comicidad con otros de letargo, que van más allá de las acciones propiamente dichas de los actores.
“Todo a la basura” empieza bien, con la potencia de la voz del Indio Solari y la gracia de la Mona Jiménez pero se queda sin el golpe de knock out de Monzón y solo con las promesas de Menem.