El éxito de “Monzón. La serie” puso en la pantalla la vida del boxeador y el femicidio de su esposa Alicia Muñiz. Poco antes del comienzo de la filmación, el reconocido periodista de boxeo Carlos Irusta había publicado el excelente libro “Monzón. La biografía definitiva”. A punto de terminar la serie –de la cual participó en un capítulo-, se presta a este mano a mano donde brinda sus impresiones sobre la misma, el ser periodista hoy en día y recuerdos que tienen los nombres de Maravilla Martínez, Marcos Maidana, Nicolino Locche hasta Mike Tyson.
Fotos Carlos Irusta: Nicolás Savine.
-Carlos, ¿estuvo mirando “Monzón, la serie”?
– La he visto de a tramos. Es muy difícil verla cuando uno cree conocer la historia. Si bien la historia es una, todos tenemos nuestra versión. Entre ellas, la versión del guionista.
Por otra parte, hubo un gran foco puesto en lo policial. Después está el tema pugilístico, que es lo que más conoce, con algunos errores o “licencias” por llamarlo así. Como uno sabe la otra parte de la historia, cuesta ser un espectador común. Esa es la historia. Al espectador común no le importan los errores históricos de, por ejemplo, “Toro salvaje”. Ve la película y ya está.
-En el caso de la serie de Monzón, un ejemplo sería la relación con Nicolino Locche…
– Si, si. Lo ponen a Locche rodeado de rubias, con smoking, fumando en público y dando consejos, cuando no era así.
-¿Cómo se sentía al ver eso?
– Te digo lo mismo que a los muchachos de Pampa Films cuando me pasaron seis capítulos para que los leyera. “Les voy a puntualizar como abogado del diablo, lo que está y lo que no está. Por supuesto, hagan lo que quieran pero después, el día de mañana, como periodista, voy a tener que criticar lo que ustedes hagan”. Quedó todo ahí. Lo de Monzón y Locche fue algo que marqué. Cinematográficamente, el encuentro de dos personas en un baño, está bárbaro pero en la historia, ¿quien puede saber si lo cuenta alguien desde un punto de vista racional? Es como contar lo que hablaron Bolívar y San Martín. Uno puede imaginar pero…son licencias.
-Usted editó una biografía pormenorizada sobre Monzón (http://cort.as/-Nisx). Después de la serie y todo lo que generó al respecto, ¿cambió su visión de Monzón?
– No, pero se produce un fenómeno especial con la gente. Para muchos, Monzón fue un femicida que mató a su mujer y, además, en algún momento, fue un boxeador, asi como los que creen que Monzón fue un gran campeón, lo cual es innegable. Se mezclan los roles. Cada quien pone la lupa donde quiere. Es muy difícil separar al ser humano. Hace poco leí una nota en Clarín sobre este tema que decía que novelas como “Lolita” no se podrían haber escrito. En el caso de Monzón, hoy sería condenado por femicida, en ese momento, se habló de “homicidio”…
– Recuerdo que cuando hicimos la nota pasada, me dijo que “Monzón era una deuda pendiente en las biografías”…
-Si. Igual fue antes de la serie. En la presentación del libro, estuvo presente uno de los directivos de Pampa Films con sus hijos, lo cual me llamó la atención. Quizás hayan usado el libro pero por razones técnicas, al igual que el de Marilé Staiolo –muy buen libro-, hayan tenido que pagar un canon.
-¿Cómo ve al boxeo femenino, y la influencia del #NiUnaMenos y el movimiento feminista?
– Primero, digamos que, aunque parezca mentira, la mujer se insertó en un deporte machista. Pero pregunto, ¿no le costó o le cuesta más en el fútbol? Sin embargo, en el boxeo se la aceptó más. Hay una cantidad de campeonas argentinas, arbitras, juradas. De hecho, el caso de la Tigresa Acuña viene de hace muchos años. La mujer ha ganado otros espacios. Después de tantos años, que una mujer pueda hacer carrera como directiva de boxeo está bueno pero tienen que tener una práctica que no tuvieron por estos años. Ésta es una cuestión más, que de capacidad, que la tienen.
De iconos y maravillas
-La serie lo pone a Monzón como ídolo…
– Ídolo no…El país se paraba para verlo. Es cierto pero la cuestión del ídolo es discutible. Al ídolo se le perdona todo. Si se lo mide por impacto popular, antes de Benvenutti, no llenaba el Luna Park. Nadie confiaba en él. Esa es la verdad. Pero él llega –comparando y salvando las distancias- tal como un poco lo hace Maravilla Martínez que irrumpe en la casa de millones de espectadores por el programa de Tinelli. Todavía hay gente que piensa que Maravilla Martínez pasó un día por el programa de Tinelli y se hizo boxeador, sin saber todos los sacrificios que hizo previamente. En el caso de Monzón, un sábado a la tarde, no hay nada que hacer y pelea Monzón con Benvenutti. Gana! De repente es que “apareció Monzón”. Fue eso. Después si, se fue convirtiendo en ícono pero no ídolo. Eso es otra cosa.
-Respecto de Maravilla Martínez, no sé si su mejor pelea fue contra Kelly Pavlik…
– Si…visto desde afuera, con una gran frialdad. Para la pelea de Chávez, fuimos con Ramón Cairo (reconocido fotógrafo). Una mañana me levanté…me obsesionaba mucho la pelea. Le dije “Suerte que estas vos acá porque a alguien se lo tengo que decir. No hay manera alguna que Chavez le pueda ganar a Maravilla esta pelea. Le va a dar una paliza”. Igual, casi pierde pero fue tan grande el dominio y lo que hizo Maravilla con Pavlik que, seguramente estaría con lo que decis. El tema es que la pelea con Chavez paralizó al país. Fue un fenómeno mediático extraordinario.
-Si le pregunto por la pelea con Miguel Cotto…
– Una noche muy triste. Lo había ido a ver a Maravilla con un tipo que sabía mucho de boxeo que era Rafael “Popeye” Mendoza, ahora fallecido. Fue periodista, psicólogo, manejó a un par de boxeadores como la Chiquita González, Pipino Cuevas y Canelo Alvarez. Estábamos en el mismo hotel, convencidos de que Maravilla ganaba. Hubo una especie de entrenamiento a puertas cerradas, dos días antes de la pelea, para los periodistas argentinos. Se habían prohibido las cámaras. No hizo guantes pero lo vi moverse…En un momento, nos miró a los veinte que estábamos y nos dijo “¿vieron como anda la rodilla?”. Estaba todo bien. Subió al ring y estaba peor que yo. De ahí, en más, fue una tortura. Se caía solo.
-¿Qué pasó?
– Dijo una vez algo que lo tomo que es que el almanaque se le vino encima, desde que subió al vestuario hasta que subió al ring. Con los boxeadores argentinos, siempre me paro cerca del vestuario y les grito -soy un tanto sentimental en eso- pero creo que ni me escuchó. ¿Viste que ellos escuchan y reconocen las voces? No me escuchó. Iba muy ensimismado. Creo que se le vino el almanaque encima.
Periodismo en el 2019
-¿Cómo es, al día de hoy, mantener una revista como Ring Side?
– Muy difícil. Hace una semana, antes de la devaluación del dólar, era un milagro; ahora, no sé. Primero, no se vende lo que se debería vender. Segundo, aunque vendiese mucho, no cubriría los gastos y tercero, el boxeo es más chico y la gente del boxeo no ayuda para nada. Ahora, con esta devaluación…..Va a seguir saliendo la revista. Tengo setenta y un años y he vivido de crisis en crisis. No recuerdo un período en el que no hayamos estado en crisis, con un país dolardependiente. Mirá, te cuento una anécdota. En el año 1974, hice mi primer viaje a los Estados Unidos y como buen argentino, creía que me las sabía todas. Estaba con unos colegas mexicanos por la pelea de Horacio Saldaño con Mantequilla Napoles, a la que viajaron Monzón, Galindez, Bonavena. Estábamos en una mesa y en un momento, pregunté cuanto estaba el dólar. Los mexicanos se miraron y no sabían. No tenían idea al respecto. No entendía como había gente que no estaba pendiente del dólar (como nosotros). Este golpe a la revista es complicado pero veremos como podemos resolverlo, de alguna u otra manera. Hay menos lectores y se lee cada vez menos revistas. Internet ha devorado todo.
–Además, hay que tener mucho cuidado con respecto a la veracidad de lo que se publica…
– Claro!
– Es más lo segundo que lo primero. Siempre sostuve –con todo el respeto del mundo, porque no todos son así- que muchos periodistas de fútbol son futbolistas frustrados. Eligen el periodismo porque es una forma de estar relacionados con el fútbol. En el boxeo, hay fanáticos que saben mucho. Fechas de peleas, las noticias, el récord de los boxeadores. Todo. Pero leer el boxeo e interpretarlo es otra cosa. Hay muchos más fanáticos que periodistas. Te cuento una anécdota corta. Para el Mundial de Chile 1962, Horacio García Blanco estaba trabajando en “Polémica en el Futbol”. Un día lo llamó Carlos Fontanarrosa, director de la revista El Gráfico y le preguntó “A usted, ¿qué le gusta más? ¿El fútbol o el periodismo?”. Todo esto me lo contó García Blanco y me dijo “Cometí el error….o le dije la verdad, que me gustaba el fútbol. No entré a El Gráfico”. Es una muy buena anécdota. El comunicador no es periodista. Por ejemplo, se arma una página de boxeo y se cree que ya se es periodista de boxeo. Esto también tiene otra lectura. Todo esto lo podemos charlar en un café pero cuando llegan las peleas grandes, los pedidos de acreditaciones vienen de todos lados y se los dan a las páginas de internet y a los blogs. Me pasó en el Luna Park en el que aparecieron páginas y paginas que uno no saben de donde son. Pero tampoco les podes cerrar la puerta. Hay muchos “periodistas” pero si te sentas en una mesa para hablar de periodismo, ahí cambia la cosa….
-Las plumas marcan la diferencia. Después tenemos al público, que es otro tema.
– Al respecto, hay que tener en cuenta una cosa. El paladar se acostumbra de acuerdo a lo que uno prueba. Si lees páginas de internet (y lo digo porque en mi caso, escribo en internet, no es que me escapo por la tangente), pero después te dan un texto más elaborado, te cuesta más. Tu capacidad de atención se ha reducido. No te sentas a leer con atención sino que lo lees en el colectivo. Todo eso limita la capacidad. Se vive todo en un ritmo tan vertiginoso que parece que no hay tiempo para un ejercicio tan elemental como pararse en la esquina de Av de Mayo y Salta y mirar hacia arriba para ver las cúpulas de los edificios. Hay que tener cierta capacidad de observación y sensibilidad. La pluma se va perdiendo. Yo no escribo como antes. Cuando estaba en El Gráfico, tenía una preocupación muy grande por todo lo estilístico porque había una competencia –muy sana- entre los que trabajábamos ahí. Cada cual trataba de escribir mejor que uno mismo. Ahora, la competitividad va por quien da primero la noticia por más que sea una fake news. La publicaste y a la media hora, se sabe que es mentira.
Sobre gustos pugilísticos y otras yerbas
-Si le pregunto por quienes fueron los boxeadores con mayor talento innato para el boxeo.
– Locche sería el primero aunque muchos te van a decir que no era boxeador. Vamos a decir que Locche no era boxeo, era extraordinario. Es como lo de Piazzolla que no era tango. Locche fue el mejor en ese aspecto. Nació así y no se le podía enseñar nada, en tanto los reflejos. Sacando a Locche, en gustos personales, a nivel estilístico, me gustan mucho los peleadores como era Saldaño. Me gustaba mucho pero no era argentino Luis Federico Thompson. Es difícil la pregunta porque si es por resultados prácticos lo veo a Monzón hoy y me encanta pero era muy práctico. No era un habilidoso como Campanino. Pero también disfruté mucho tanto al Chino Maidana como a Maravilla Martínez. Es una pregunta difícil salvo Locche (risas).
-Le iba a decir por dos casos –ambos malogrados- como los de Uby Sacco y Gustavo Ballas.
– Extraordinarios los dos. Ballas era una mezcla. Venía de la escuela mendocina -aunque no era mendocino- de Paco Bermudez. De hecho, alguna vez, charlando con Pablo Chacon cuando tenía un programa llamado “El mundo del boxeo”, me pidió por favor que le consiga videos de Ballas porque admiraba su boxeo exquisito. En ambos casos, malogrados por la mala vida o la mala vida los malogró a ellos. A Ballas, un poco lo malogró Bermudez que tenía un estilo muy conservador mientras que Ballas era de ir más al ataque. Podes boxear muy bien y ser de ataque pero a Ballas lo contenía. Cuando quería ser Locche, le pegaban.
En el caso de Uby Sacco, era más clásico, tal como su padre Ubaldo –al que vi pelear-. Retomando la pregunta anterior, estaría entre los grandes. Uby, para mi, fue el último clásico, con izquierda en punta, bien paradito y salida a los costados. Todo muy bien hecho.
-¿Hoy hay más entrenamiento pero menos talento?
– Fijate que Anthony Joshua, con todo el entrenamiento que tiene, no pudo con Andy Ruiz, que es un gordito. Ágil pero un gordito. Es cierto que antes…y esto tiene que ver con algo que dijimos en esta charla. Antes, para leer la crónica de un periodista de una pelea -pongamos Maidana-Broner como ejemplo-, querías introducirte en tema. La noche, “Maidana cenó y tomó tal cosa”. Te iba metiendo en una película. En el boxeo, se estudiaba. En el primer round de las veladas del Luna Park, no volaba una mosca porque quería verse para donde se movían. Si para la izquierda o la derecha…Eso, ahora se reemplazó por el vértigo. “¿Qué pasó?”, “¿Quién ganó?”. Está la obligación del técnico en preparar a su boxeador para que tire trescientas piñas por round. Antes, el boxeo era más lento y de lectura. De estilo. Es como ir a un restaurante que te preparan un bife de chorizo, que lleva su tiempo o ir a comer una hamburguesa que se hace en dos minutos. Ok, está bien. Son gustos. El que sabe comer, sabe esperar. El que sabe leer, sabe que hay una introducción, una presentación. Los tiempos han cambiado. Lo podes ver entre un bailarín de tango de salón, que baila en dos baldosas y el de escenario, que tira patadas para todos lados. Eso, en una milonga no se puede hacer. Es lindo pero pura fantasía.
El boxeo en el teatro y la sociedad
–Últimamente, el teatro se ha acercado al boxeo…
– No me sorprende para nada porque, en un punto, el boxeador es como un actor de teatro. Sube a un escenario, lo aplauden, le gusta mostrarse, saluda al público y recibe el aplauso si anduvo bien. Esto me lo contó Ubaldo Sacco, el padre de Uby, que le gustaba subir y mostrarse. Como el boxeo –esto también tiene que ver con el periodismo- es un mundo de conflicto, traiciones, amistades, está más allá de cuantas peleas hizo Floyd Mayweather y cuando se retiró. Tiene que ver con la vida. El boxeo y la vida son absolutamente comparables al igual que cualquier otra actividad. No son islas aisladas. Vi “Quinto Round” y “Pugil”. Las dos tienen muchas similitudes pero cometen ciertos errores. Es como la serie de Monzón. No concibo que a un entrenador grande le digan “Dale, viejo! Levantate!”. En eso, el boxeo siempre fue muy de marcar roles. Amilcar Brusa y Carlos Monzón, Paco Bermudez y Locche o Santos Zacarías y sus boxeadores. Es muy significativo que aparezcan estas obras pero no sorprende que el boxeo se de la mano con el cine, la literatura y el teatro.
-En su momento se decía que el boxeo –como el futbol- eran una salida para las clases más necesitadas. Al día de hoy, ¿dejó ese lugar para transformarse en una “profesión”, “un trabajo”? Digo, el “yo quiero ser” en vez de “ser una oportunidad para salvarse de otras cosas”
– Es una pregunta difícil. El boxeador depende de su condición física. Está solo. Siempre se hizo por necesidad. Me da mucha gracia cuando dicen que tal cosa “es un negocio”. No conozco gente que trabaje gratis, o que ponga un bar para perder plata. No conozco ningún periodista que quiera trabajar gratis. Todo es un negocio y todos queremos ganar plata. Pero para ganar plata en el boxeo, hay que tener una cuota de sacrificio muy grande. Se transforma en un “negocio” como vos decís, por la invasión de los medios y porque pareciera que la plata pasa a primer plano. Lo ves a Mayweather jactándose de sus millones y no de sus títulos. El Canelo Alvarez muestra diez coches distintos y cuarenta y cinco relojes. Hace poco leí algo de Tyson Fury y coincido con él. Andy Ruiz le podría ganar por segunda vez a Anthony Joshua pero entró en la onda de mostrar mansiones, autos y salir en todos lados. Se pierde eso del “ojo del tigre”. Entrenate bien, olvidate de comprar un Bentley y ganá de nuevo. Por ahí pasa un poco esa cuestión. Esa exhibición casi exagerada de bienes es ridícula.
-Un poco lo que le pasó a Duran antes de la revancha con Leonard…
– Si pero ahí Leonard le arma la revancha a Duran muy rápido. Lo mismo que hizo Mayweather con Maidana. La diferencia estuvo en que si a Duran le daban un año, no se si la pelea hubiese sido igual; en cambio Maidana ya quería irse, inclusive antes de vencer a Broner. Si lo tomas como un trabajo…Mike Tyson tiene una frase extraordinaria que es “hace lo que no te gusta, como si te gustara”. Esto lo voy a decir, con un poco de bronca interna. No podes estar mirando el reloj a que hora te vas, estés trabajando de lo que sea. Con el boxeo pasa eso. El boxeador está obligado a serlo las 24 hs del día. Te matas haciendo cuatrocientos abdominales, trescientos rounds de entrenamiento y después te comes dos pizzas. No sirvió de nada lo que hiciste. Toda la preparación física que hay ahora, con máscaras y eso –que se necesita cierta cantidad de dinero para acceder a ellas-, se puede reemplazar con vida sana. He comido con Maravilla Martínez, en una cena que se le hizo para la revista. Se le ofreció una copa de champagne y dijo que no. También está, por otro lado, un Monzón que fumaba y tomaba pero no como en la serie que lo muestra como un borracho. Le faltaba tomar vino en los entrenamientos….pero también digo que era otra época y otro boxeo. Hoy es muy competitivo con mucha preparación física. Entonces tenes que tomartelo como un trabajo, más de lo que se hacía antes.
Carlos Irusta. “Monzón. La biografía definitiva” (3° edición). Colección Un Caño. Planeta
Ring Side en El Aire (AM 910 La Red. Domingos, 23 hs)
Revista Ring Side.
ESPN Knock Out.
Muy buena nota. Un lujo leerlo don Carlos.