Una tarde fría y soleada es el contexto ideal para una entrevista. Actriz, docente y directora de El Brío, Nayla Pose abre la puerta del teatro para una charla más que amena. Con «Hedda» (con Melina Petriella, María Abadi, Pablo Chao y la propia Nayla) y «La bestia invisible», tiene una programación más que intrigante. Mate de por medio, no quedó tema sin tocar. La actualidad teatral, las búsquedas artísticas, el ser docente y mucho más.
Entrevista realizada junto a Azucena Ester Joffe (Luna Teatral)
-Nayla, ¿cómo está el Brío?
– La estamos re-remando. Hace diez años que tengo el Brio, cinco de los cuales estuve con Claudio, mi compañero (N de R: el actor Claudio Quinteros que falleció en 2013) y después, sola en la responsabilidad directiva y económica. Ahora, estoy acompañada por gente hermosa pero yo alquilo acá, como la mayoría de los espacios independientes. La escuela de El Brio existe desde hace diez años y este fue el primer año en el que me costó más que nunca…todo. Vivo de la docencia y este año, en el que tenemos el subsidio del INT, de Proteatro, todavía no lo cobré. El Brío, históricamente, se mantuvo por nuestro trabajo, por las clases. Este año, costó más que nunca armar los grupos. También me angustia mucho que los pibes y las pibas, incluso gente más grande, no puede vivir en Capital y se vuelven a sus provincias. También me inquieta lo que está pasando a nivel cultural. El pedido de renuncia a Alejandro Ullúa y la clausura de espacios como Bravard o Casa Teresa. Hay que discutir políticas culturales. Tenemos que estar unidos y atentos porque esto que ocurre con Ullúa, pasa en medio de la discusión del presupuesto de Proteatro que es mismo del año pasado, que en la primera tirada, se quedaron sin guita.
-El trabajo de El Brío es muy bueno, con una programación que incluye a “Hedda” y “La bestia invisible”.
-¡Muchas gracias! Cuando Claudio muere, dejé de hacer teatro. Me mantengo vinculada pero en casi cuatro años, quedé como suspendida y con preguntas en relación al teatro. La docencia es una actividad que me interpela un montón. Quedé en stand by pero recalculando un montón. En un momento, tenía muchas cosas pero sentí que empezaba a madurar y me quedaba en suspenso, para pensar y después materializar dos caminos. “Hedda” es el camino más de la actuación, la potencia del cuerpo y del intérprete mientras que “La bestia invisible” es una zona de creación y de búsqueda del lenguaje.
-Son dos obras con sus particularidades…
– Nos interesa que le llegue a la gente y se queden con algo de lo que vieron. En los tiempos que corren, tratar de tocar a la persona, generando un vínculo y un movimiento en el otro, es necesario. Algo de lo que busco, va por ahí. Tocar, aunque sea un cachito, a la otra persona. Me acuerdo de una letra del flaco Spinetta que, en un momento, me hizo un viraje. Quiero hacer hacer esto con mi vida. La canción es “Casas marcadas” que dice “deja que la luz te brille, deja que la luz te guíe”. Recuerdo que arrancaba el Brío en la calle Guatemala. Una de las chicas trajo música y empezó a sonar esta canción. Quisiera ser capaz de -en algún momento-, con lo que tengo para dar en el mundo, provocar algo así.
-La reacción del público no es similar…
– Es diferente. “La bestia” tiene una recepción bastante amorosa asi como un recorrido del cual me siento muy contenta. Son todos estudiantes de El Brio. El comienzo fue difícil. Hay algo que, para mi, sostiene el trabajo que es lo que pasa entre los monólogos. Cuando eso no pasa, es todo un “torro”. Durante esta temporada y parte del año pasado, trabajamos mucho para afilar eso. La puesta es muy bien recibida asi como hay gente que no le gusta, no le interesa o se enoja. Si hay algo que no quiero ser, es tibia. Veo todas las funciones y no me aburre. Me interesa mirar y seguir pensando al respecto. Igual hay algo que…este tipo de espacios permiten cierto tipo de error. Habilitan encuentros en los que puede haber una zona deficitaria mientras que hay otra que nunca te va a dejar de garpe. La obra está viva y se está preguntando cosas, lo cual me parece muy importante. En un momento, dije “abramos la obra. Ya está”. Si bien no estaba del todo madura, tenía que empezar a caminar. Hay momentos en que son de necesidad. Para mi, “La bestia” tiene varios textos que se refieren a momentos míos. No son autobiográficos pero implica abrir esas zonas a los compañeros y compañeras. “La bestia” tiene ese grado de exposición del que carece “Hedda” que podría decir, estructuralmente, está más “lograda”.
–Hablando de las dos obras, son dos tipos de actuación distinta.
– Me interesa mucho trabajar el lenguaje de la actuación. No tengo mucho tránsito como directora. Antes hice otras investigaciones. Había trabajado algo sola, otra con Claudio y estudiantes, y en una tercera puesta me tocó dirigir a Claudio. Había algo que me interpelaba en el trabajo con actores y actrices que la tenían más clara. Me interpelaba. Así fue que hicimos un laburo de muy poquitas funciones, antes que Claudio se enfermara, que me encantó. Hicimos diez funciones en las que entraban quince personas ya que usábamos todo El Brío a lo largo. Fue tremendo lo que hizo Claudio en la obra, que se refería al primer documento que hubo de un travesti. Hace poco, la periodista Moira Soto me dijo que le hubiera encantado verlo. Le mandé una foto de Claudio en la que se había dejado el pelo largo, tirante. Estaba maquillado y todo. Era un chabón que se travestía y le gustaban las chicas jóvenes. Una historia increíble utilizada como soporte para hablar del amor. Había algo de ese trabajo (en el momento en que quedo suspendida) más toda la búsqueda como docente, que me daban muchas ganas de trabajar con actores y actrices, que era diferente el trabajo con los más nóveles. La escuela de El Brío pasa por todos los lenguajes de la actuación y está pensada al servicio del otro. Aprender determinadas herramientas de la actuación ya que no es lo mismo hacer Beckett que realismo. El lenguaje más contemporáneo es lo que más me despierta, erotiza e inquieta. El realismo…como lo que conocí, no existe más. Como lenguaje, es un gran maestro.
Ahora, mi objetivo es fusionar todos los lenguajes de la actuación. Compleja, con curva dramática, en un ámbito que tuviera la creación del lenguaje más experimental. Me encanta trabajar con gente joven, que van a ser los herederos de nuestro amor por el teatro independiente. Hoy, la realidad es que está muy complejo que tengan espacios para poder expresarse. Más aún en aquellos que son más “in” dentro del “off”. Si tenes tres funciones con diez personas, te vuelan de un plumazo. Los pibes y pibas tienen que experimentar y probar, sino siempre van a estar obligados a hacer algo que funcione….
-¿Qué es “lo que funciona”….?
– Es una gran pregunta. Creo que es lo que está legitimado a los festivales internacionales.
-Contame de “Hedda”
– Me la propuso hacer Melina (Petriella). No tenía muchas ganas de hacer “Hedda Gabler” pero me puse a investigar. Me empecé a meter con la cuestión más vinculada al feminismo. Hasta ese momento, leía a Simone de Beauvoir no tenía mucha lectura feminista más contemporánea. Siempre fui medio subversivita por una cuestión de ideales. Cuando se muere mi pareja, había algo de “¿Podrá ella sola?”, “¿Tendrá capacidad?”, “¿Podrá pagar el alquiler?”. Pero de movida me preguntaba “¿Qué hubiera pasado si era al revés? ¿Le preguntarían a él lo mismo que ahora me preguntan a mi?”.
-Creo que no…
– También hubo mensajes un tanto extraños, de gente a la que estimo. “Si necesitas una figura masculina en el estudio, contá conmigo”.¿¿¿Qué??? Ahí me empezaron a pasar cosas muy profundas con la cuestión de género. Después, vino lo de “Hedda”, con Ibsen que la escribe cuando conoció una militante feminista que lo vuelve loco.
-“Hedda” acá tiene una importante mirada de género.
– Si. Me puse a investigar mucho del tema. Tengo una ex alumna especialista en cuestiones de género que me acercó material al respecto. Trabaja en el Conicet y era muy interesante todo lo que me pasó. Los costos que tienen las mujeres en cuanto asumen su sexualidad son más complejos que el de los chabones….que son hombres! Ahí se nos linkea con un libro de Harold Bloom, una línea en la que dice que uno de los grandes problemas de Hedda es su homosexualidad reprimida. Su encantamiento con Thea. Ahí empezamos a fantasear con Melina de hacer una versión virada a una Hedda sometida a casarse a un marido y a todos los mandatos. El mismo Ibsen lo dice cuando cuenta que escribió la obra en 1890, inspirado en que las mujeres deben cumplir determinados mandatos sociales como casarse y tener hijos y no todas están preparadas para hacerlo. ¡La tenía clarísima! Ahora, no sigue siendo igual pero hay femicidios, travesticidios….
-Y sigue estando el mandato en que la mujer se tiene que casar.
– El otro día veía un video y los comentarios de las mujeres sobre las propias mujeres eran terribles. “Ahora las mujeres creen que pueden hacer cualquier cosa”…En un momento, quería atravesar a esta Hedda con algo más del lenguaje de la secuencia de movimientos. Ahí es cuando empezamos a laburar con María (Abadi). Quería investigar el narcisismo de Hedda que se ama a si misma y Melina y María son parecidas físicamente. Trabajar sobre la secuencia de movimientos de lo igual pero todo esto quedó en una idea. En unos ensayos lo probamos y era alucinante…la primera vez. Pero cuando lo intentábamos reproducir, todo lo que pasaba entre ellas era artificial. Quería duplicar el realismo. Si una agarraba un vaso, la otra también. Una dinámica de secuencia en espejo. Cuando lo probamos una vez, garpaba una bocha pero lo seguíamos haciendo y se caía.
-Igual, se ve que son parecidas y se mantiene del espejo. Sería como “la otra cara” o “el lado B”.
– Algo de eso hay. Es como si Thea fuera lo que Hedda no se anima a hacer. Esto de dejar a su marido y después se anima a chaparse a esta mina. Pero también Thea quiere ser Hedda. Es como un juego de morderse la cola. Hedda quiere a Thea, que quiere a Lovborg pero él quiere a Hedda. Ahí se mete Julia que la quiere a Hedda. Hay algo del poder y el deseo que es circular e insatisfecho.
Después venía todo el quilombo de laburar. La responsabilidad de estar con actrices que están diciendo que “no” a trabajos para venir a ensayar a una salita para veinte personas. Ensayábamos tres veces por semana durante un año con gente que vive de la actuación. Tal es el caso de María y Melina, aunque también Pablo (Chao) y María dan clases. No podía estar investigando medio año más. Por mi parte, no iba a actuar pero la actriz que iba a hacer de Julia, quedó embarazada a cuatro meses del supuesto estreno. Trabajamos con un reemplazo que no funcionó. Ahí me dijo el elenco (Melina, María y Pablo) “Hacelo vos”. Faltaban dos meses para estrenar. Entre en un delirio de filmar todos los ensayos. Era ensayar, aprenderme la letra, filmar, dar clases. Pero también, como es un espacio para veintisiete personas, nos jugamos a todo o nada dentro de un campo de experimentación. De ahí los riesgos y/o deslices que pueden ocurrir. Me angustia pero cuando hay búsquedas, hay que amar lo imperfecto. La obra tiene una complejidad que es mucho de lo que ocurre, pasa afuera. El manejo de la información es un tema muy grande.
-¿Qué te dicen de “Hedda”?
– Los comentarios que recibí fueron de mujeres. Impacta bien la obra. Un solo hombre hizo una referencia escrita sobre la ausencia de hombres y la aplaudió. La idea con Melina era hacerla solo con Hedda y Thea por lo que hicimos cuatro versiones. Le dimos muchas vueltas y no se generaba tensión. Lo agregamos a Lovborg. También pensamos en que fuese una mina pero había algo que se nos desequilibraba porque ya no había tanta diferencia en la elección de Hedda. Él está muerto con ella pero ella elige a ella…
-Se nota que hay mucho trabajo detrás de las obras.
– Si. Queremos que se vea el corazón que le ponemos al trabajo. Además, de los que estamos en el escenario, en “Hedda” hay tres alumnos de El Brío en la técnica. Hacemos todo entre nosotros. Armamos, desarmamos, limpiamos….Es la dinámica que tengo con los grupos aquí. Con “La bestia invisible” es como el equipo joven de El Brio. Hay algo de ese amor que se le pone al teatro, que le llega a la gente.
-Logran captar al público con las propuestas.
– Con «Hedda» empecé a pensar en el “anzuelar” al espectador. Tenía un poco de miedo en que, al haber tanta información, se vuelva coloquial. Más cuando hay tantos hechos que ocurren fuera de la escena. Pienso un montón en el público. Creo que hay que estudiar muchos años para hacer esto bien. Ser capaz de generar un material que lo pueda ver un filósofo tanto como Doña Rosa. Que tenga capas decodificables para cualquier tipo de espectadores. Me aburre profundamente ese teatro que te da todo servido. Es un ejercicio poético el de sentir cosas. Esa suerte de encuentro social profundo con un desconocido me parece alucinante. Nosotros tratamos de hacer esto. El espectador viene una sola vez por lo que hay que subir al escenario, con esa cuestión futbolera, de entrar con sangre, a comerte la cancha y transpirar la camiseta. A ganar el partido. A veces estás más cansado pero después entras al escenario y te olvidas del cansancio.
-Si por la puerta de El Brio, entrase la Nayla Pose que estaba laburando en “Open House”, ¿qué le dirías?
– Buena pregunta…Mirá, hace un par de años, me diría algo con lo cual trato trabajar. Siempre fui muy rigurosa con varios aspectos. Cuando empecé a dar clases, me di cuenta de la diferencia entre exigencia y disciplina. Me estoy vinculando con otro pero no puedo ser una dictadora. Me gusta un trato humano, el respeto del otro y ver como evoluciona en su crecimiento. Soy Escorpio con ascendente en Tauro y Aries. Es todo como si fuera la última vez. Estoy muy agradecida a la docencia porque me interpela en un campo profundo en relación del encuentro con el otro. Eso me habilitó un encuentro conmigo. Así fue que cuestioné mucho mi formación en el Conservatorio que era medio milica por parte de algunos docentes. También me pregunté mucho acerca de qué tipo de docente quiero ser. Esto me interpeló mucho como persona. A esa Nayla la haría ganar tiempo. Le diría algo que me digo hace un par de años…Si soy disciplinada, paciente y amorosa con la búsqueda artística de mis alumnos, ¿por qué no lo puedo ser conmigo misma? Esto me dio una piña terrible. Es algo con lo que sigo trabajando al día de hoy. Creo que me ahorraría todo ese tránsito hasta llegar a esa conclusión.
“Hedda”. Teatro El Brío. Av Alvarez Thomas 1582. Viernes, 21 hs.
“La Bestia Invisible”. Teatro El Brío. Av Alvarez Thomas 1582. Sábado, 22 hs.