Mujer bonita es la que lucha
Dramaturgia: Marcos Arano y Gabriel Graves. Con Victoria Pescara, Marcelo Sapoznik, Rodrigo Frascara, Luna Ventura, Carolina Maldonado, Manuel Oucinde, Luciana Ramos, Paola Sanabria, Manuela Bottale, Rocio Rodriguez Paz, Florencia Catenaccio, Alejandro Jorge Dubal, Viviana Lastiri y Lala Buceviciene. Músicos: Agustín Vanucci, Bruno Leichman, Eugenia Blanco, Franco López Lameiro, Gina Locatelli, Jazmín Laurenza y Olivia Dalez. Cantantes: Eugenia Encina y Liliana Isaguirre. Diseño de luces: Alejandro Velazquez. Escenografía: Marcelo Valiente. Vestuario: Jazmin Savignac. Utilería: Ileana Vallejos. Coreografía: Gabi Goldberg. Máscaras: Andrea Picón y Nicolás Roura Picón. Diseño de esqueletos: Paola Sanabria. Diseño de arte: Romina Salerno. Asistencia de Dirección: Julia Pinedo y Carolina Portnoy. Producción Ejecutiva: Viviana Lastiri. Co-Producción: Fundación CYC Arte .Industrias Culturales.
La Carpintería. Jean Jaures 858. Domingos, 20 hs.
En tiempos donde la endogamia del teatro parece ser moneda común, con temas que se reiteran en tanto y en cuanto miran sobre lo mismo, con una gran incapacidad para ver/reflejar/escribir/reflexionar más allá de su propio universo, Marcos Arano vuelve a poner sobre el tapete sus inquietudes sobre un escenario, no apto para mentes cerradas.
Aquí retoma el devenir de los hechos que atraviesan al país pero a través de la mirada femenina. O mejor dicho, la historia argentina desde un punto de vista femenino, con especial hincapié en sus heroínas -y en las del continente-.
Arano llevó adelante, junto a Gabriel Graves, un texto rico en los múltiples tópicos que aborda. Si estuviésemos hablando de una computadora, diríamos que abrió múltiples “ventanas”. Pero ojo, siempre con un hecho determinado (dos enterradores en un cementerio, deben enterrar a una mujer) que es punto nodal y disparador de múltiples hechos. Serán estos dos enterradores los que mantienen un discurso bien conocido por todos y no saben que hacer o como comportarse frente a los nuevos vientos de cambio. Pero el “cambio” tomado como evolución, crecimiento y apertura. Desde estos antagonismos podrá apreciarse una situación que nos atraviesa al día de hoy, como sociedad. Más aún, con el #NiUnaMenos y el debate por el aborto legal y seguro. La instauración de un modo de vida y de pensar (patriarcal) que viene desde Eva hasta nuestros días, con nefastas consecuencias. El axioma «Mujer bonita es la que lucha» es llevado con poesía, humor y contundencia.
La acción se desarrolla con dinamismo, con escenas bien determinadas y un elenco, en plena sintonía con el excelente ensamble musical, dirigido por Ian Schifres. El mismo permitirá crear momentos inolvidables con la sapiencia en la ejecución de los instrumentos. Esqueletos bailando, ataúdes que se abren y se cierran, muertas que dicen sus verdades son algunos de los tantos momentos en que se aprecia la calidad de la puesta.
Como decimos en varios casos, será el espectador el que decida como decodificar lo que está presenciando. Algunos destacarán la parte humorística (que la tiene y es uno de los tantos puntos de la obra) mientras que para otros será reveladora. Hechos históricos salen a la palestra para enriquecer las palabras de una puesta de marcado tono clownesco sin que esto le quite un ápice de consistencia acerca de lo planteado.
Por el contrario, será este giro el que le brinde mayor contundencia a lo visto sobre tablas. Mujeres empoderadas en una marcha de escobas, la historia de luchadoras como Micaela Bastidas, Cecilia Grierson, Alicia Moreau, Camila O’Gorman y Eva Duarte entre tantas, se hacen presentes en el escenario de La Carpintería, construyendo imágenes tan poéticas como conmovedoras. Cada palabra se ubica en su justo lugar con una creación de sentido absolutamente expansiva (te imaginas como resonarían palabras de un tal Diego Armando atravesadas por la impronta de las Santa Patrona de los Descamisados?)
De esta manera, y retomando la analogía de las “ventanas” de la computadora, cada una de ellas se va cerrando en pos de una puesta absolutamente abarcativa de cada una de ellas. De a poco, empieza a hacerse más visible todo con la sorpresa y el regocijo que implica la confirmación de estar dentro de los acontecimientos. Desde ese comienzo, con un funeral incluido hasta el preciso instante en que cae la ficha –sea cual fuere el momento en que esto ocurre- de lo que se ha presenciado.
Con «Vientre», su nueva creación, Marcos Arano vuelve a dar una gratísima sorpresa en la programación teatral de CABA, consolidando un estilo propio, construyendo una ceremonia de la función. El público participa de esta experiencia teatral ya sea en cuerpo presente o sus aplausos y/o risas. Es el teatro hecho fiesta y reflexión, lejos de la solemnidad. Una lucha con la sonrisa en los labios, la neurona atenta y el corazón caliente.