Doménico enjuiciado (Teatro)

El lado oscuro de la justicia


Dramaturgia: Esteban Parola y Alan Robinson. Con Esteban Parola. Diseño de vestuario: Carolina Pofcher. Banda de sonido: Santiago Barceló. Diseño gráfico: Nomadediseño y Renata Cymlich. Asistencia de dirección: Ramiro Mendoza. Dirección: Alan Robinson.


Teatro Corrientes Azul. Av. Corrientes 5965. Jueves, 20 hs.


Suele decirse que tal o cual obra es “pretenciosa” pero al instante surge la pregunta, ¿Qué es lo que se pretende de ella? -retomando el interrogante por antonomasia, esbozado por Isabel Sarli- o qué pretende con su cometido. En “Doménico enjuiciado”, se aprecia que la sencillez es donde radican las mayores bondades de una puesta con tantas aristas para apreciar y reflexionar.


A partir de la historia de un payaso de nombre Doménico, Alan Robinson retoma sus ideas respecto al teatro y sus puntos de vista frente al carácter mayoritariamente opresivo y represivo de las instituciones consagradas con la “santidad”  que le brinda su propia condición. De esta manera, concibe un texto directo en su propósito por dar cuenta tanto de lo que es la justicia al día de hoy, los factores de poder que afectan siempre a los que menos tienen (haciendo la vista gorda frente a los poderosos) pero, a diferencia de otras puestas de su autoría, apela al humor y esa imagen tan elocuente como la de un payaso. 
Repasemos un poco. Doménico es acusado por comerse una porción de torta en el cumpleaños de Carlitos, un niño cuyos padres lo habían contratado para animar la fiesta. Lo que es una anécdota termina siendo una puesta completa en forma de alegato. Igualmente, a no creer quem por la utilización de la palabra “alegato”, Robinson está cayendo en un panfleto o una moraleja ceremoniosa y aburrida. En absoluto. Aqui compartió créditos en la dramaturgia con Esteban Parola, el actor de este unipersonal. En tal sentido, con los roles bien definidos, Parola llevará adelante una puesta entretenida y atrapante, que dará cuenta de las “particularidades” de una justicia miope en cuanto su función.  La locura y su relación tensa con las instituciones destinadas para su “cura” (¿?) forman parte del horizonte de una puesta en la que esta idea se encuentra más pulida y menos “formal” que en otras creaciones previas de Robinson. El humor que la atraviesa le brinda una mayor contundencia asi como un “aire” en tanto propuesta dramatúrgica. Toca temáticas como la soledad, el hambre, el respeto a los niños y a los adultos mayores, con un halo de profunda proximidad sin que sea asfixiante o denso. Por el contrario, llama a la reflexión pero sin perder la sonrisa.

La actuación de Esteban Parola cautiva desde el primer momento, con los variados matices que dota a su Doménico.


Si retomamos el interrogante del primer párrafo, podemos decir que “Doménico enjuiciado” tiene la más sana de las “pretensiones” para una obra de teatro. Es pasar un buen momento teatral con pociones justas de humor y reflexión para con hechos tan cercanos a nuestra realidad que, en ocasiones, ni nos percatamos de los mismos. Una invisibilización -inconsciente o no- de hechos por demás incorporados y censurables. 

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