Johanna Watson: Pluma rockera de alta calidad.

Periodista chilena de prestigio y ojo certero para la investigación, llega a Buenos Aires para presentar su excelente “Lado B” de crónicas de rockeras que incluye a músicos argentinos como Gustavo Cerati, Charly García y Luis Alberto Spinetta. Johanna Watson dialoga con ECDL sobre los pormenores de la concepción del libro y se hace un rato para contar acerca de “Cecilia, el último baile”, su publicación sobre ese ícono que era “La incomparable”, el crecimiento del género urbano y el machismo en el periodismo.

-Johanna, ¿venís a presentar uno o dos libros?

– Uno, que es “Lado B”. Tenía la deuda de venir a Argentina porque “Lado B” es un libro que aborda, en gran parte, el vínculo que tenemos los chilenos con la música argentina. Son relatos y conversaciones con músicos argentinos, escritos en formato de crónica. Hice una suerte de bitácora de viaje en la que me he relacionado con los lugares donde la historia musical de las vidas de Charly García, Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati, ocurrió. En estos recorridos me he encontrado con distintas sorpresas. A veces pasa que, cuando uno es investigador que va por A y encuentra B. Entonces B es mejor que A. A veces, mi idea inicial se ha visto “truncada” o ha cambiado porque en el camino apareció algo mejor.

– ¿Por ejemplo?

– En el caso de Spinetta. Primero vine a Argentina a hacer un recorrido de la vida y la obra de Gustavo Cerati. Escribí una crónica que está en el libro en la que voy recorriendo distintos lugares relacionados con Soda Stereo y con él. La escuela en la que estudió, donde comía pizza o el lugar donde vio a The Police, banda que le da, de alguna manera, el sonido a Soda Stereo. Lo hice y después volví para replicar esa idea pero con Charly García. Llegué a un montón de lugares que jamás pensé que iba a conocer y que hoy son otra cosa. Una casa que hoy es un lugar donde las niñas bailan ballet y en su momento fue la “Factory dream”, un estudio de Charly donde se grabaron varios álbumes. Allí se entraba un lunes y salían varios días después. Es muy interesante lo que ocurre con este lugar. Si bien, hoy allí hay niñas que hacen ballet, todavía hay vestigios del paso de Charly. Las mesas son las puertas rayadas por Charly que habían sido rescatadas. Las mamás tomaban su cafecito, en las mesas “intervenidas” por García. Así es como recorrí estos lugares haciendo el mismo ejercicio.

-¿Y en el caso de Spinetta?

– Visité un montón de lugares vinculados con él. De hecho, uno de los momentos que me generó más emoción es cuando conocí a un panadero que era su amigo. Era el que le vendía las medialunas y en su panadería, luce con mucho orgullo, unos cuadros y una foto con el Flaco. En el marco de esta búsqueda, llegué a la casa donde vivían sus hermanos que había sido, además, su casa de infancia.

– Gustavo y Ana

– ¡Si! Volví unos días después y estuve con ellos toda una tarde. Me invitaron a tomar té y a conversar. Estuve cuatro horas con ellos y les pregunté si recordaban las primeras manifestaciones de un hermano artista en su niñez. Ana me dijo que no fue la música al principio, sino las letras. Entonces se para, va a su dormitorio y vuelve con unos papeles en la mano. Eran cartas de Spinetta que había escrito a los 10 años, para su mamá.

– ¡Qué hermoso!

– Bellísimo. Eran cartas escritas a los 10 años para su mamá que leyó Ana. Sumale a la emoción de la hermana, todo lo que decía esa carta. Era un poema escrito por un niño de 10 años que manifestaba, con mucha habilidad literaria, el miedo y el temor que tenía a que su mamá se muera. Eran dos cartas que le escribió; una para un cumpleaños y otra para el Día de la Madre. La hermana terminó así con los ojos…yo también…

– Y yo ahora….

–No me atrevía ni a tocar el papel. Después, lo hice y le saqué fotos. Finalmente, terminé escribiendo una crónica sobre ese hallazgo. Eran las cartas de un Spinetta infantil de 9 o 10 años escribiendo con maestría sobre algo que pocos niños verbalizan. La paradoja de todo esto es que Luis murió antes que su mamá. O sea, ese temor que mostraba tan abiertamente y con tanta emocionalidad realmente nunca se concretó porque él se fue antes.

-Gustavo siempre tuvo un vínculo muy especial con Chile…

– Está muy adentro del corazón de los chilenos. Sus dos hijos nacieron allí al igual que Cecilia, su ex pareja. Vivió e hizo discos en el país. Se generó un lazo muy cercano, tocando en el Festival de Viña del Mar y en Santiago. Es un artista que realmente penetró en el inconsciente colectivo y en la memoria popular. Sé que acá, en Argentina, se considera a Soda Stereo como más de “chetos” pero en Chile no.

– Que linda noticia.

–Para nosotros es “rock argentino”. Esa es la distinción. Soda Stereo es una banda muy popular en Chile. No tiene el prejuicio de la zona donde se originó la música sino que venía del otro lado la cordillera. Gustavo Cerati es muy querido y ha sido inspiración para muchos artistas chilenos. Igualmente, también generó ciertos roces. Como suele ocurrir, en ocasiones, los artistas locales sentían que le daban más atención o mejores posibilidades a quienes venían de afuera. Son esas injusticias que no deberían ocurrir pero bueno…

– Es muy importante la figura de Cerati y se acrecienta con los años…

– Te cuento algo muy curioso que me pasó. Cuando estuve haciendo el recorrido sobre Gustavo, lo primero que hice fue ir al cementerio de Chacarita. No disfruto ir a esos lugares pero lo tenía que hacer. Fui con un amigo porque no iba a ir sola. Antes de entrar al cementerio, fui a comprarle unas flores. Las estoy eligiendo y el vendedor me pregunta “¿sos chilena?”. Le digo que si y enseguida dice “Venís a ver a Gustavo”. Con esto se comprueba lo del vínculo ya que, al enterarse que soy chilena, inmediatamente asocia, que voy a ver a Gustavo.

Rock argentino en Chile

– Hablamos de Cerati, García y Spinetta en su influencia en Chile pero también estuvo Virus…no sé si Los Violadores.

-Los Violadores no tanto pero Virus si. Lo mismo Los Enanitos Verdes y Ge-I-Té que aquí le dicen GIT.

-¡Cierto! ¡Les dicen así!

– Si si. Después, Fabiana Cantilo…También Attaque 77 o 2 Minutos, dentro de lo que sería el punk.

-Mirá vos…Son de otra generación. ¿Y Los Redondos?

– Tampoco. Con suerte, se escucha “Mi perro dinamita”. Es muy curioso esto porque sé que acá es un fenómeno muy fuerte. El Indio Solari es toda una eminencia. Un personaje muy especial, muy hermético y misterioso a la vez. Ah! También La Renga se escucha.

-O sea, se escucha una especie de pop rock argentino más que las bandas más duras del género.

– Sí.  También se escucha Todos Tus Muertos y Actitud María Marta en su momento. Me gustaba mucho TTM con su combinación de punk y reggae. Los Pericos y los Cadillacs también. ¡Ah! No quiero olvidarme de los Babasónicos. Después clásicos como Sui Generis aunque no tanto Seru Giran. Tengo una hija de 17 años que es muy conocedora del universo Charly. Me superó en conocimiento.

– ¿Por qué crees que iconos como Charly García o Luis Alberto Spinetta  no hayan trascendido tanto afuera de Argentina como si Gustavo Cerati? Esto más allá de que son influencias para músicos de todo el continente.

– Mirá, Charly es muy popular y muy querido. Es un ícono también, como Gustavo y Soda. Spinetta está en otro nivel. No puede ser tan popular porque es muy elevado. De hecho, yo misma crecí escuchándolo porque tenía un tío que era muy fan. En mi vida, Spinetta siempre ha sonado. Tiene mucha gente pero es un público más exigente y acotado. Es conocido al punto que, lo que te he contado de las cartas, apareció en la nota de un diario que se tituló “Las emotivas cartas de Spinetta”, que está en el libro.

El tiempo pasa…

– ¿Hace cuanto que salió “Lado B”?

– Salió el 1° de febrero del 2023.

– ¿Cómo fue este año y un poquito más de vida, del libro?

– Hermoso. El lanzamiento fue una locura. Es un libro en el que conversé con un montón de artistas y fui a los lugares en que están. Una de las bandas que aparecía en el libro era Aterciopelados y los tuve a Andrea Echeverri y a Buitrago, sentados en el panel de la presentación. Además, estuvo el guitarrista de los Bunkers, banda que hoy está acaparando la atención de los medios y es, justamente, la más importante en Chile. Fue la que ha traído de vuelta, una esperanzadora masividad del rock.

– ¿Cuánto material te quedó afuera?

– Algunas cosas…Una fue la entrevista a la cantante Camila Moreno. Estaba en un período en que tenía que cerrar todo en algún momento y entregar el material a la editorial. Era una nota súper valiosa y la podría haber agregado pero tuve que dejarla afuera. Después, no quedó mucho afuera.

– Es como la producción de un disco: no se termina, se abandona.

– ¡Claro! Si no, se sigue produciendo. A veces me dan ganas de sacar un “Lado A”. Igual algo ya estoy armando. Va a ser un libro de crónicas musicales. Estoy entusiasmada y trabajando en ello.

–  ¿Cómo se da la posibilidad que Sergio Marchi sea tu prologuista?

– Con Sergio hablo desde hace 10 años más o menos. Lo entrevisté hace muchos años por FB porque había leído su “No digas nada” y quedamos en contacto. Después, cuando vine a Argentina, quería comprar el libro porque el que tenía, era prestado. Aparte, me asesoró cuando hice las rutas de Charly García y de Spinetta, junto con Roque Di Pietro. Sergio me contó que venía para Chile y me trajo su libro. Ahí generamos el vínculo más concreto. Fuimos a almorzar y al día siguiente, a una actividad los tres. Lo llevé al Persa Bio Bío y al lugar en que Mike Patton, el cantante de Faith No More, se cortó el pelo. Después de eso, decidí hacer una excepción en mi libro en tanto es el único entrevistado que no es músico. Me resultó muy bonito que fuera él quien me hiciera el prólogo por su calidad de periodista. Le escribí y me dijo “por supuesto”. Estoy muy agradecida y felíz por su apoyo. También estará en la presentación del libro.

Rock vs géneros urbanos

– ¿Cómo está el rock chileno?

– Mira, como en todo el mundo, el género que impera es el urbano. Además, se mueve con otros códigos porque está muy asociado a las métricas y tienen cuentas de Instagram o TikTok muy abultadas, cosas que las mismas bandas o cantantes de rock no superan. Esto tiene que ver con las edades de las personas y con los códigos y la monetización que se genera. A todo esto, hay gente del género urbano que tienen cuentas con muchísimos seguidores pero esto no es sinónimo de venta de tickets.

– No es lo mismo.

– Exacto. Es un fenómeno muy interesante. Tienen muchos seguidores pero no llenan una sala pequeña. ¿Entonces? Por otra parte, como en todos lados, hay buenos exponentes, gente que se atreve a probar, que experimenta y también otros que, no quiero ser una vieja odiosa, no lo son. Hay cosas buenas y más respetables que otras.

Por otra parte, siento que el género urbano ha puesto de moda, a nivel mundial, la latinidad. O sea, el ser latino y el cantar en español. Hasta Madonna se viste de latina hoy. Es algo nuevo, que no recuerdo haber visto antes. En los años 90 o los 2000 mirábamos hacia Estados Unidos, Inglaterra y los países anglo. Ahora, el mundo se ha vuelto a mirarnos a nosotros, a los latinos. Entonces, en ese encuentro, veo una oportunidad.

 – Al respecto, ¿el rock se volvió conservador?

– No sé. No creo que conservador, pero sí hay muchos puristas,

– Ok, cuando el rock habla de “autenticidad”, ¿no termina haciendo la misma canción a lo largo del tiempo?

– Bueno. Me pasa también eso con muchos músicos urbanos, salvo algunas excepciones como Ca7riel, que es una muy buena señal de gente que explora y trae cosas del pasado para crear. No es solamente poner el autotune. Hay mucha diversidad en el rock. Quizás los de más de 40 años, tengamos el oído más refinado para notar esas diferencias.

-Hace no mucho, Trueno retoma a Víctor Heredia y Wos hace “Pistolas” de los Piojos con Ciro y los Persas. ¿No hay una búsqueda de legitimidad en esos encuentros?

– La verdad, no lo había pensado así. No creo que sea tanto para legitimarse como una expresión de admiración. La juventud, por más que haga una música que no suene a la de otras generaciones, no deja de reconocerla o apreciarla. Ca7riel hizo una muy buena versión de “El anillo del Capitán Beto”. Un artista que no mira el pasado, es incapaz de generarse un futuro para los que van a venir, y después lo puedan considerar, como un exponente importante de su pasado.

Revisitando a un ícono

– Contame del otro libro que tenes entre manos.

– En julio pasado, lancé “Cecilia, el último baile”, mi segundo libro. Es sobre Cecilia “La Incomparable”, una cantante chilena de la Nueva Ola, pero no se quedó solamente en eso. Fue una persona muy especial y un símbolo para muchos lugares, digámoslo así. Lo fue para las mujeres, las feministas, la comunidad LGBT porque era lesbiana. Incluso te diría que fue una referente de los músicos de región que no es lo mismo que ser un músico de Santiago. Batalló y tuvo muchas barreras que superar. Sorteó con mucho éxito los escollos, pero se topó con ese tipo de problemas que tiene la mayoría de los rockeros que es el consumo de drogas y de alcohol. Por eso, tuvo una vejez bastante anticipada y mala. De alguna manera, la vinculo con Charly, por sus problemas de salud.

-¿Cómo fue tu relación con la Cecilia?

– Tuve la oportunidad de trabajar con ella, de conocerla y de estar adentro en un contexto distinto. También pude observar como el progresivo aumento de sus enfermedades y el deterioro de su salud. Paralelamente, era ver esa fortaleza que tenía. La Cecilia quería salir a cantar y encontrarse con su público. Era calurosa con el afecto recibido. Es una referente muy grande de la que se había visto solo un libro.

– ¿Sólo uno?

– Si, del año 2002 que Cecilia querelló sin haberlo leído, algo que dijo en varias entrevistas. No actuó bien, pero quizás lo hizo porque la asesoraron mal. El libro hablaba con mucho respeto pero podía ser que ella no estuviese preparada para que se tocaran temas como el consumo de drogas y su lesbianismo.

– Año 2002, otra época…

–…completamente diferente pero bueno ya pasó mucho tiempo. Si bien toco esos temas, no es lo fundamental. No me vinculé con la Cecilia consumidora sino con la «adulta mayor». Escribí, en el fondo, un libro que es una crónica. Son relatos de momentos que viví con ella, más siete entrevistas. Es una buena manera de conocerla, no necesariamente desde una biografía autorizada en tanto estas “maquillan” al personaje o son frías, de muchos datos. Es un libro muy bonito e interesante. Además, nunca dejé de admirarla.

– Es una pluma respetuosa…

– …que también es reflexiva. Por mucho que la admire, no deja de visibilizar las oscuridades que tiene. Las sombras que, al fin y al cabo, ¿¡quien no las tiene?!

– Obviamente. Más en el caso de estos artistas que, con la creatividad y la sensibilidad, que tienen, les termina costando la salud.

– Claro. Si bien vengo a presentar “Lado B”, voy a tener a la venta algunos de Cecilia, por si alguien se quisiera llevar un ejemplar firmado. Creo que le puede interesar mucho a los melómanos como a las mujeres, a las feministas. Es un libro para entender como una mujer se posicionó en un contexto de los años 60, siendo mujer lesbiana. Su popularidad era tal que en el Teatro Caupolicán en el que cabían 5000 personas, en los años 60, lo llenaba sola mientras que, por otro lado, se tenían que reunir varios exponentes de la Nueva Ola para tener una convocatoria similar.

-Al día de hoy, ¿cómo es su legado?  

– Se ve en el dia a día aunque no se distingue ya que lo tenemos muy incorporado. Era una adelantada. No la pensamos mucho pero la Cecilia apareció hace 50 años en una época en que las señoritas tenían que vestirse siempre con faldas y vestidos. Fue de las primeras que se sacó eso y salió al escenario con un atuendo que era más parecido a los trajes que usaba Elvis. Era masculina y usaba pantalones. Abrió caminos y corrió el cerco. Su legado es ineludible y está muy presente en el cotidiano. Impuso una manera de ser más libre, más liberal, de pensamiento autónomo de una mujer que, en el fondo, opinaba sin necesidad de mirar para el lado en que estaba el hombre. Todo, en una época en que eso era así. 

– ¿Cómo fue su situación en la época de Pinochet?

– Difícil ya que era atípica. Amaba a otras mujeres, era masculina y nunca uso el pelo largo ni pantalones. En esa época, causaba rechazo en ciertas personas aunque era muy popular. En el 73 vino la dictadura y el país cambió porque estaban persiguiendo a un montón de gente. Muchos se exiliaron y otros fueron asesinados. La Cecilia, de alguna manera, empezó a perder terreno.

– ¿Qué ocurrió?

– Ya no la llevaban a la televisión y empezó a salir del mapa. Hay un periodo de más de 10 años en que la Cecilia, de alguna manera, desaparece aunque seguía actuando en boites y centros nocturnos como burdeles. En medio de todo esto, hubo un primer plebiscito para que saliera Pinochet en 1988, pero ella, en el 87 por un tema de cheques sin fondo, es detenida. Dentro de la cárcel, es torturada y pasa más de un mes, presa. De esa reclusión, sale con serios daños en sus riñones y en su mandíbula que le afecta la forma de hablar, producto de la golpiza. Nunca lo dijo abiertamente, pero la Cecilia fue presa y torturada política.

– ¿Eso se sabe en Chile?

– Se sabe pero es como…A ver, yo no lo digo con esas palabras. De hecho, hay una entrevista –que está en el libro- donde hablamos sobre eso. Cuenta cómo fue su paso por la cárcel, lo que pasó ahí adentro, la golpiza y lo que ella pensaba sobre lo ocurrido. Creía que fue algo 100% político. No estoy diciendo que lo de los cheques no pasó…

–…fue la excusa….

– Por supuesto. ¿Torturas por unos cheques? Además, justo se la llevan detenida muy poco tiempo antes del primer plebiscito. Habrán pensado que se iba a manifestar a favor de que saliera Pinochet

Epílogo

– Sos una periodista reconocida con una trayectoria importantísima pero ¿tuviste choques con el machismo dentro de la profesión?

– Por supuesto. Y los sigo teniendo. No ha bajado para nada. Se va transformando lo cual no significa que deje de pasar. Hace unos años, quise escribir un libro de tal o cual persona y no tuve ningún apoyo. Incluso, con “Lado B”  me pasaron cosas increíbles. Recuerdo que en una presentación, se abrió el micrófono para consultas. Un compañero preguntó, “si vivía el rock o lo veía desde afuera”. Muchas personas me dijeron “qué onda la pregunta”. No se entendió pero dudo que a Sergio Marchi o un periodista varón le pregunten eso.

– Eso, seguro.

– Te cuento otra. Sergio Marchi justamente, estaba dando una entrevista para el diario La Tercera y le preguntan por su libro de Cerati. Cuenta que “Johanna Watson me llevó a un mural y allí fue que termine de decir ‘sí, este es mi próximo libro’!”. Leo la entrevista publicada en el diario online y decía “me llevaron de este diario a una entrevista en un parque, frente a un mural de Cerati..”. Hablo con el periodista (que lo conozco) y le digo “Oye, ¿qué pasó? Me puedes poner porque soy yo la persona que lo llevó a Sergio a esa entrevista?”. De hecho, le pregunté a Sergio y él me dijo “yo te mencioné pero no sé por qué no te pusieron”.

– ¿Qué te dijo el periodista?

– “Ya quedó así. Lo siento”. Le respondí que Marchi no solo me menciona en una entrevista sino que lo dice en su propio libro. “No solo lo dijo en una entrevista, sino en varias”. Tampoco le estaba pidiendo que cambie la impresión sino era entrar al WordPress y agregar mi nombre. “No. Lo siento. Ya quedó así”.  Ese tipo de cosas siguen pasando.

– Las tres últimas. Si no eras periodista, ¿qué hubiera sido de tu vida?

– Música. Cantante, para ser más precisa.

-Tenes un formulario que te pregunta por tu profesión. ¿Qué pones?

– «Autora» ya que no soy periodista. No estudié periodismo. Además, lo de “autora” me gusta más porque realmente me proyecto y me veo como una escritora más que como una investigadora. Siempre le pongo literatura a mis cosas…

– ¿Qué música estas escuchando hoy en día? ¡Ca7riel, seguro!

– Si. Me gusta mucho la 1915, que va a estar tocando en la presentación en Strummer. Cosas nuevas…me gustan Los Bunkers, The Carmeners que es un trio de jazz guachaca y Kali Uchis, una artista colombiana.

– Ahora si, la última. Sí por la puerta este bar, en el barrio de Floresta entraste la Johanna de 18 años, ¿qué le dirías?.

– Qué lindo! Le diría que estudie periodismo o literatura porque ya di una vuelta larga. Igualmente, los conocimientos que tengo, me sirven. También le diría que tenga fe. Siempre me gustó escribir y en algún momento, se convirtió en algo que, lamentablemente, iba a tener que hacer por hobby, porque ya había estudiado otra carrera como “Publicidad”. Sufrí el no poder dedicarme a mi vocación, esa que hoy siento plena. Estuve diez años sintiendo que no pertenecía y me sentía completamente ajena en los temas de conversación, la forma de vestir, la onda. No tenía nada que ver conmigo hasta que cambiamos todo, de manera gradual. Ahora vivo de todo lo que gestiono y lo que escribo.

Jueves 31 de octubre. Johanna Watson presenta “Lado B”. Strummer Bar. Godoy Cruz 1621. A las 19 h. Panel con Sergio Marchi, Alfredo Rosso y Mariano Ludueña.

Viernes 1 de noviembre. Johanna Watson en “Textos en llamas”. Teatro El Fino. Paraná 673. A las 21 h.

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