Arantxa Alonso, pasión en «Pinedas tejen lirios» |
Tal como hacemos todos los años, destacaremos las actuaciones femeninas en primer término. Lo cortes no quita lo valiente y ponemos la lupa en un año que, como dijimos la semana pasada, empezó un poco tarde en relación con otros. Por tal motivo, hay poco de los primeros meses del año ya que venía siendo una continuación del 2013, con el reestreno de gran cantidad de puestas de alta calidad.
El año 2014 se inició con los musicales picando en punta. Dentro de ese universo, la genial Karina K que, con un trabajo minucioso, se transforma en Judy Garland en “Al final del arco iris”, a través de la composición, no de la imitación. Esa diferencia es importante. Tuvo que realizar distintas actividades para ajustar su fisonomía para el personaje, no es Judy Garland sino una actriz que captó la esencia de la cantante y la lleva a escena. Su versatilidad como actriz y cantante, junto con lo anteriormente mencionado, hacen que su Judy Garland sea antológica. Dentro de los musicales, destacamos “Mundo Redondo” asi como la presencia escénica de Ana Victoria De Vincentiis y la solvencia de “la maestra” Laura Manzini, dentro de un soberbio elenco que cuenta con probados valores del mundo de los musicales, tal como Agustina Seku Faillace y Belen Pasqualini.
Una Ogresa llamada Lucila Gandolfo |
Otra actuación destacable del pasado año fue la de Lucila Gandolfo. Primero, como “Maestra serial” y después, “La ogresa de Barracas” – precuela de la mencionada-, en la que estuvo exacta en la concepción de Mrs Miller, bisabuela de la maestra. Su inglés era excelente al tiempo que le ponía el cuerpo a un personaje que le calza a medida. Vestida toda de negro, su acento daba cuenta de una frialdad y una precisión, comparable con el manejo de un cuchillo.
Dos de las mejores obras mencionadas en la edición pasada, como “Mecánicas” y “Cactus Orquidea”, tuvieron una actriz en común, Laila Duschatzky. Ya sea como Perla, la dueña de un taller mecánico que es una postal de la vida misma o como Imelda, una musa para una novela, Duschatzky logró dos personajes diferentes pero tocados ambos por una sensibilidad especial. Una, que pone la dureza en primer lugar porque su corazón es enorme y otra, que es uno de los tantos personajes que compone en una puesta donde se destaca la poética y la sencillez de las buenas historias.
Laila Duzchatzky en «Cactus Orquidea» |
Dentro de la corrosiva y actualmente tenebrosa “La Maquila”, Coral Gabaglio era una trabajadora paraguaya que rotó por varias maquilas para llegar a su tercera fábrica. Es uno de los personajes de mayor tensión de la puesta al que dota de humanidad y pasión. Por su parte, María Forni daba cuenta de la sapiencia que le es reconocida. Lo mismo puede decirse de Malala González en “Proyecto Posadas”. Si hablamos de sapiencia, sabiduría y talento, no podemos dejar de lado a Beatriz Spelzini quien tuvo una exacta y contenida actuación en “El principio de Arquimedes”, una de las puestas de mayor intriga y contenido del 2014.
Dueña de unos ojos tan expresivos como atrapantes, Georgina Rey se destacó en “El corazón del incauto”, dando vida a una mujer tan enigmática como intrigante. Detrás de esa fachada de mujer devota y de armas tomar por su amor (¿cuál será en realidad?), es atrapante la forma en que va cambiando a medida que transcurre el tiempo.
Dentro de ese riesgo que corrió Mariano Tenconi Blanco con su última puesta, “Las Lágrimas”, destacaremos allí a dos actrices con perfiles distintos. La consagrada Ingrid Pelicori creó una Edith que la aleja mucho de lo que venía haciendo. Más ligada a la comedia y haciendo malabarismos en una silla de ruedas, Pelicori se va a un registro al cual no se la había visto con anterioridad y dando cuenta de la capacidad que le es reconocida. Además, se aplaude la búsqueda de nuevos desafíos para enriquecer aún más una carrera tan exitosa como prestigiosa. En el caso de Violeta Urtizberea, vuelve con un personaje que le calza exacto, demostrando que la comedia es donde se siente cómoda 100%
Cuatro grandes actrices para un «Museo» |
“Museo” fue una gema de principio a fín. Más allá de su participación tanto en la dramaturgia como en la dirección (junto a Laura Fernández), el grupo Piel de Lava dio cuenta de su capacidad actoral en una puesta sublime. Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes crearon a cuatro curadoras con excelencia asi como con variadas aristas a descubrir y porqué no, debatir y discutir en tanto concepción del arte como el manejo y los deseos de un grupo conformado por cuatro individualidades.
Como no podía ser de otra manera, hubo varios unipersonales femeninos, todos de alta calidad como el de Clara Diaz y “La mujer del anatomista”, Macarena Trigo y “Por eso las curitas” o Sol Rodriguez Seoane en “Me desconozco pero tengo memoria”.
Un dispositivo para ser Rosario Alfaro |
Dentro del rubro de los unipersonales, Maria Viau protagonizó “Te voy a matar mamá”, donde pegó un volantazo en relación a la versión que hizo en su momento Mercedes Funes. Al respecto, la actuación de Viau es cautivante. Cada movimiento, palabra o silencio era llevado a su tono exacto a lo requerido por el texto y la dirección pero con una personalidad avasallante. María Viau dotó al texto de frescura y lo puso entre la ironía y el humor. Igualmente, la actriz de cabellos color fuego tuvo un año de muchas participaciones como su labor en la excelente “La vida compartida”, la correcta “La mujer que quería otra cosa” o “Saverio, el cruel”.
Para el final, dejamos a la excelente Ivanna Rossi en “La Celia”, donde combinó actuación, canto, gracia y personalidad. Su Celia Gámez era soberbia. Dueña de una voz tan particular como prodigiosa y un talento a toda prueba, Rossi se metió en la piel de un personaje fascinante.
La semana que viene, será el turno de los hombres.