Hizo televisión, cine y teatro, siempre con una coherencia y calidad por demás reconocida en su trabajo. Es una de las actrices más importantes de su generación, siempre con un halo de misterio que rodea a su persona. Volvió al Teatro San Martín para realizar “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant” (miércoles a domingos, 20.30 hs), dirigida por Leonor Manso. Dueña de profundos ojos negros y sonrisa fresca, pide un segundo para hacer la nota porque tiene que hacer una llamada telefónica (“Es el cumple de mi abuela”). Al ver el viejo grabador con casetes que solemos llevar, exclama “Guau! Me encanta lo analógico”. Apretamos “REC” y comenzamos.
Entrevista realizada originalmente para la revista Proven y Vos (Córdoba)
-Belén, estrenaste “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant”…
– Si. Me llamó Leonor Manso, con quien había trabajado anteriormente, hace algunos años, en “Aniquilados”, la obra de Sarah Kane. Le parecía que podía trabajar haciendo a Karin uno de los personajes de “Las amargas lágrimas…” y asi fue. Trabajar con Leonor, es un gran aprendizaje para mi. Es una persona que comprende mucho las obras que hace o dirige. Las tiene muy internalizadas, muy transitadas. Entiende muy bien la naturaleza de los personajes. La profundidad del tema de la obra. Va a cada detalle. Es muy profunda para dirigir. Vamos trabajando de manera muy particular cada momento. Es una persona que sabe mucho y tiene mucha intuición. Por eso, es muy interesante trabajar con ella. Me gusta mucho.
-Habías trabajado con Leonor en un texto de Sarah Kane, “Aniquilados” y ahora, con esta adaptación de la película de Fassbinder.
– Si. El de Sarah Kane era un señor texto pero quizás este no tiene…Como te decirlo…Es una película. No sé si tiene belleza en el decir. No es un texto poético. La idea es profundizar en los personajes y de una manera que cada uno muestre su mundo, su vivencia, sus diferencias, de una manera bastante coloquial. Son textos más cortados, más cotidianos. Esto no quiere decir que sea una puesta realista. En absoluto. Además, Leonor le da otro enfoque. Pero no son difíciles los textos sino las situaciones. Trabajamos un tema controversial en el sentido de las diferencias.
-¿Cómo es para vos, volver al San Martín?
– Lo último que había hecho era “Querido Ibsen, soy Nora”. Todo bien con el San Martín. Me tomo todos los trabajos de la misma manera. Ya sea aquí, el Teatro del Abasto, el Teatro Real o el Portón de Sánchez. Lo que pasa es que acá hay como una estructura que, al ser un teatro oficial, te contiene un poco más. La verdad es que la manera en que se abordan los materiales, cuando son elencos más grandes, es más difícil tener una constancia de ensayos. Esta obra no tiene tantos personajes y es más bien intimista.
-¿Vas a volver a hacer “Kinderbush”?
– Si. Hicimos cuatro funciones a fín del año pasado en el CCK pero a modo de work in progress. Un proceso en el cual no estaba terminada la obra. Es de Diego Manso que toma algunas cosas de Hedda Gabler. Vamos a volver con la obra, no recuerdo si abril o mayo, en el Teatro El Extranjero. Lo del CCK fue una situación que encontramos una manera de armar la obra ahí. Estaba muy buena la sala esa pero como es un centro cultural, es complejo para programar y no repiten nada. “Kinderbush” es una obra con mucho texto. No sé si barroco pero cargado. Está muy puesto en la palabra, que también es otra herramienta del cuerpo pero va para otro lado. Nos fue muy bien y eso que es un trabajo realizado por propio gusto. Fue como decir “¿Qué quiero hacer?”, y quería hacer eso.
Mujeres arriba y debajo del escenario
– Hiciste a Nora en “Querido Ibsen”, a Julia en “Señorita Julia” y ahora Karin, en “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant”. ¿Hay algún hilo conductor entre estas tres mujeres tan particulares?
– No tiene ningún hilo conductor en el sentido que…La verdad, no sé. La de Ibsen era una obra de Griselda Gámbaro y la de “Señorita Julia” era una versión de Ure. Había algo muy tocado por el autor contemporáneo. Lo que estoy haciendo ahora es Fassbinder, que tampoco se van tan para atrás. Si son materiales y mundos muy interesantes. Lo que si tienen como hilo conductor es que son obras que hablan mucho del lugar de la mujer. Eso si. Estamos atravesados por la coyuntura. Quizás, en otra época, hubiera sido otra cosa.
-Al respecto, cae este Fassbinder, justo en este momento, en el Teatro San Martín. ¿Es un signo de la época?
– Si. De una manera, es necesario hacerlo. Sobre todo porque va más allá de la elección sexual sobre la cual trata “Las amargas lágrimas…” en la que una mina se enamora de otra mina, de su clase social y lo que eso significa. Pero las obras van siempre a un lugar más profundo. En “Señorita Julia”, ella se enamora de un criado pero se va más allá de lo que los personajes atraviesan. El tema son las clases sociales. Es la punta de un iceberg, tal como en la vida. Primero está eso y después todo lo demás. Hay muchas cosas debajo por mostrar. Me gusta poder hacer estos materiales y los clásicos repensados.
-¿Cómo ves, al día de hoy, todo lo que está ocurriendo con las denuncias por acoso en la televisión?
– Mirá, este es un país muy machista. Las mujeres sufrimos muchas cosas. Me parece que está muy bien decir “Basta”. A mi se me respetan por mi laburo. Nadie me va a tratar de garchar para darme un papel o va a hacer abuso conmigo. No me voy a poner a evaluar cada caso en particular pero ninguna mujer se va a exponer a una cosa así si no es cierto. Sería muy indigno. Creo que es hora que esto cambie para siempre. Si empezamos por acá, está bien. La televisión hace un uso espantoso de la mujer. Mujeres objetos mostrando el culo… Hay que empezar a decir “basta”. Lo que se está planteando, era hora que se plantee. Más allá que uno pueda analizar los casos, está bueno que pase.
-También hay una cuestión de culpabilizar a la víctima…
– Eso es machismo. Lo de siempre. Está muy bien que si alguien sufre una situación de abuso, lo denuncie. Me parece perfecto. Eso no puede pasar y pasa mucho.
-¿A vos te pasó…?
– He tenido muchas situaciones pero no creo que ninguna mina no le haya pasado. Esto va más allá del medio. Pasa en la calle y en cualquier lado. Hay miles de situaciones que no están buenas.
Girar para actuar
-¿Cómo fue llevar “La señorita Julia” a Córdoba?
– Muy bien. Después hicimos una charla con el público. La hicimos en el Teatro Real, un teatro hermoso. Lo amé al teatro. La gente gritando “ehhh!”. Me encantó hacerla ahí. Creo que fue uno de los lugares donde mejor estuvo la obra. El Teatro Real de Córdoba tiene eso de sala que es envolvente. Es hermoso ese teatro….y la devolución del público fue muy buena. Y eso que es una obra polémica. Por eso está lindo viajar con la obra. El teatro está bueno para moverlo.
-La actuación te permitió viajar muchísimo.
– Si. Es muy lindo cuando trabajas y viajas. Hacer lo que a vos te gusta y salir del centro que es Buenos Aires. El año pasado estuve en Córdoba con “Señorita Julia”. Es una experiencia tan linda llevar lo que uno hace. El cine también porque viajas con el cine pero viajar con tu trabajo te da como mucho movimiento en la vida. Es una profesión que me gusta mucho. Soy muy desprendida al respecto.
-¿Se puede comparar la forma de trabajo de Argentina con Francia o España? No como juicio de valor o que una es mejor que otra..
– No, para nada. Son otras formas. Nosotros, acá tenemos cosas que son muy buenas. Allá son más estructurados y un montón de cosas no suceden; aca somos muy improvisadores…
-Lo atamos con alambre….
– Lo atamos con lo que sea pero lo hacemos. Eso me gusta mucho. Me copa esa manera de ser.
La nueva televisión
-¿Vas a hacer algo en tele?
– No.
-¿Te interesa….?
– Si, pero es muy poco lo que se hace. Es muy reducido.
-¿Cómo ves el hecho que las pocas ficciones que aparecen, duran poco tiempo y se caen?
– ¿Sabés que pasa? Está cambiando el paradigma de la televisión. Ya está. Ahora hay otro sistema que es internet. La tele queda medio caduca. Poca gente se mete a ver un programa a las nueve de la noche. Estamos ahí, de que desaparezca ese formato. A lo mejor existirá la tele para ver Netflix pero estamos en un lugar en el que no estamos sabiendo como acomodarnos. Además, estamos en un país en el que no se quiere poner un peso en la cultura. Hay pocos concursos para hacer fuera de los canales que producen. Es muy difícil. Y eso que hay mucha cantidad y calidad en actores para trabajar.
-¿Netflix le está clavando la estaca al corazón de la televisión?
– Si, pero en algún punto me parece bien porque exige una calidad que está buena. Estaría buenísimo que produzca acá un montón de series. Es otro espacio que puede abrirse y lo hacen muy bien. Las series son muy buenas. Se impulsaría la competencia, en el buen sentido. Pero también, sería un poco elitista en tanto y en cuanto hay que tener una compu para ver Netflix. Si bien una compu tiene todo el mundo, habría gente de otras generaciones que se quedaría afuera. Mi abuela se quedaría afuera. Ella mira tele. Puede ser…Lo que estaría estaría realmente bueno sería que nosotros podamos producir más. Una política cultural.
-Hace tres o cuatro años, hiciste “Fábricas” en la TV Pública. Ahora eso se está repitiendo en la vida real..
– Ese caso fue, justamente tomado de la realidad. En algún punto es un ejemplo de lo que deberíamos hacer todos. No tener jefes. Sería lo ideal. Hago mi propia historia y no me explotan. Es una desgracia porque no está bueno que una fábrica se funda. Cada gobierno tiene su política y la de este gobierno es jodida para la industria argentina. Es muy posible que pase esto y los empleados tengan que unirse para salir adelante y producir ellos. Es muy triste también. Si la sacan adelante está buenísimo. Cuando hice “Fábricas”, me contaron que, para reflotar la fábrica, se cagaron de hambre y vivían ahí. Tiraban colchones y no tenían para vivir. Tomaron la fábrica. Fueron años que pasaron hasta que tuvieron un fallo de la justicia que los favorezca.
Luz, cámara, ¿acción?
-Si te pregunto del INCAA…
– Es un horror. Habían dicho que no había producción para el año que viene. Creo que voy a hacer una peli ahora. Tenía una para el año pasado pero no se hizo. También hago otra pero creo que si, poruqe el subsidio lo habían dado antes. El cine está en un estado medio catatónico. Se produce poco ahora. Tengo un par de proyectos y ojala que se den. El año pasado tenía un par de cosas que no se pudieron hacer. Hice una peli igual…que no me acuerdo el nombre. Pero el cine está jodido.
-Hiciste un medio….
– Todavía no lo estrené. Lo terminé hace poco y me llevó un montón de tiempo. Se llama “La oscuridad” y son todos no-actores. Es un trabajo que tiene mucho de documental pero no lo es. Trae mucho de la experiencia de ese lugar. Son todos no-actores. No es un biodrama. Es un mediometraje y es su primera experiencia en cámara. Lo escribí con otra guionista. Un grupo de gente que me ayudó un montón para orquestar este delirio. En algún momento verá la luz pero es difícil programar un trabajo de esa duración. No sé donde pero encontrará el lugar. Espero que lo pueda pasar. La verdad está muy lindo.
-¿Tuviste algún personaje que fuera bisagra en tu carrera?
– No. Todo te va constituyendo en la actriz que sos. Todo te va haciendo. Pero no…También son épocas. A veces haces más teatro, en otras tele o cine. Te va enriqueciendo. Uno va cambiando en lo que desea ya que no siempre quiere lo mismo.
Belén íntima
-¿Belén Blanco es una actriz de culto….?
– ¡Ojalá! “Quiero ser una actriz de culto…!” (imposta la voz y se rie).
-Tenes prestigio y muy buenas creaciones encima…
– Menos mal…Para algo sirvió laburar tanto! (risas). Pero, volviendo con lo de actriz de culto –que estaría bueno- me gustan mucho los actores populares. Son geniales e hicieron lo que les gustó, como Ulises Dumont. En Francia, sería Gerard Depardieu. Lo ves haciendo una comedia como un drama.
-¿Tiene algo que ver con el humor el actor popular?
– No sé…Para mi tiene que ver con las cosas que te tocan. Yo no se si uno elige. A ver…uno elige que quiere hacer. Cuando te llaman y decis que queres hacer tal cosa. Después te van llamando para hacereso. Uno va armando y construye su propia historia. Creo que lo más importante es estar conectado con lo que uno va queriendo ya que todo no se puede. Si uno está conectado ahí, está en paz con uno. No todo el tiempo vas a poder hacer lo que realmente te gusta.
-¿Habrá una Belen Blanco directora de teatro?
– No….Amo el teatro pero soy actriz. Me gustaría trabajar con muchos directores. La experiencia de “Kinderbush” con Diego Manso fue increíble. Es un texto que lo lees y te marea. Es “ahhhh”. Trabajar con él, en el poco tiempo en que lo hicimos….De no conocer a una persona a verla todos los días. Son cosas que te tocan y uno aprende mucho. Pero no se me ocurre ser directora.
-Si no eras actriz, ¿qué hubiera sido de tu vida?
– No sé. Capáz no viviría en Argentina. Me hubiera ido porque me gusta mucho viajar. A lo mejor hubiera estudiado otra cosa. Soy de estudiar lo que realmente me interesa. Me gusta mucho la arquitectura pero no se que hubiera hecho…Medio que la actuación me salvó la vida. Menos mal que me vieron y dijeron “Dale! Vení a actuar…!”. (risas)
-Si por acá entrase la Belén Blanco que estaba a punto de debutar en teatro, ¿qué le dirías?
– Uh…y justo debuté acá, en el San Martín. Le diría “No te preocupes. Nada malo va a pasar”. La actuación es muy arriesgada y uno pone mucho en juego en el escenario pero ¿viste cuando sabes que nada malo va a pasar? Bueno, eso. No puede pasar nada malo.
Belen Blanco en cinco puntos
1- Nacida bajo el signo de Acuario, un 30 de enero de 1977, en la localidad de Casbas, cerca de Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires, Belén Blanco empieza de muy chica con la actuación. Llega con su familia a Capital Federal a los nueve años. Al poco tiempo, empieza a estudiar con Agustín Alezzo y después con Cristina Banegas. Otros maestros que tuvo fueron Carlos Gandolfo, Agusto Fernandes, Guillermo Angelelli y Ricardo Bartis
2- En teatro, debuta en el Teatro San Martín en una versión de “Los invertidos”, a los quince años. Comienza a desarrollar una carrera de calidad y reconocimiento asi como ecléctica en los desafíos que encara. Participa en Teatro por La Identidad con “A propósito de la duda”. Después forma parte de “Aniquilados” (con dirección de Leonor Manso), “Cara de queso” (dirigida por Alejandro Maci), “Cash” (dirigida por José María Muscari), “Querido Ibsen, soy Nora” – gana el Premio ACE 2013-2014 como Mejor actriz de comedia dramática-, “El Don” (ambas con textos de Griselda Gambaro y dirección de Silvio Lang), “Señorita Julia” (clásico de Strindberg y dirección de Cristina Banegas), la efímera y elogiada “Kinderbush” (de Diego Manso) y la recientemente estrenada “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant”
3- En televisión, inicia su carrera en 1993, participando en “Socorro, sobrinos” en Canal 7. Participa de reconocidos ciclos y series como “Alta comedia”, “Sin condena”, “Nueve lunas”, “De poeta y de loco”, “Vulnerables”, “Tumberos”, “Disputas”, “Botines”, “Mujeres asesinas”, “El tiempo no para”, “El puntero”, “La casa” y “Fábricas”, entre otros. En el 2010, había grabado en España la serie “La Riera”, emitida por TV3
4- Su camino en el séptimo arte comenzó con “El caso María Soledad” (1993). Se suceden “Picado fino” (de Fernando Spiner, con Ana María Giunta y Facundo Luengo), “La sonámbula”, “La vida por Perón”, “La puta y la ballena”. En España, filma “La monja” a las órdenes de Luis de la Madrid y en Francia, algunas escenas de “Graba”. Retorna a Buenos Aires y continúa con su carrera. Filma “Zuga”, “El guri” y “La naturaleza”. 5- Belén Blanco es de esas actrices que sorprenden en cada una de sus actuaciones, cualquiera sea su formato. Su imagen cautivante desde el escenario o la pantalla, junto con un talento innato para llevar adelante diversos personajes, la han consolidado como una de las grandes actrices argentinas.