Recuerdos de situaciones familiares o anécdotas varias pero siempre con el señor Sommer apareciendo de una forma u otra para mantener la hilación de la historia. Desde ese lugar de narrador, Pep Tosar hace gala de un decir atrapante, creador de imágenes varias en la mente de los espectadores que terminarán haciendo su propia historia.
La caracterización del señor Sommer con los detalles de su bastón, su mochila y su sombrero dan lugar a múltiples alusiones, metáforas y alegorías. Un hombre de ningún lugar que pide solamente que lo dejen “en paz”, bajo una copiosa lluvia. Un fuerte pedido en tiempos donde todo se sabe y los valores más puros pueden dormir en el rincón más oscuro del alma de los seres humanos. La iluminación y la escenografía son exactas creadoras de climas para que la presencia y la voz de Tosar se encarguen de crear un mundo de fantasía (o no), que dejará al protagonista, marcado en aspectos que descubrirá en el devenir del tiempo.
Sencilla en su propuesta pero con varias aristas a descubrir, “La historia del señor Summer” logra en el Belisario, un oasis de creación teatral para disfrutar en todas las variantes que brinda una puesta amena y sincera.
Con unos personajes magistralmente construidos con la profundidad de un caleidoscopio de matices, Süskind nos invita a un viaje por su intenso mundo de sensaciones a través de un protagonista adulto que narra los tres fugaces encuentros que tuvo entre la niñez y la adolescencia con un tal señor Sommer (’verano’ en alemán)
Reseña Completa: http://www.aintervalos.com/2011/11/la-historia-del-senor-sommer-por.html