Diez años sin Pappo

Fue, es y será LA guitarra de rock y blues de nuestro país. Hace diez años, un accidente con su moto puso fín a su vida pero dio paso al mito y un paso a la eternidad.

Norberto Anibal Napolitano (10 de marzo de 1950), más conocido como Pappo (o el Carpo) tenía ese aura de hombre todopoderoso, con códigos de barrio, capaz de hacer frente a cualquier tipo de impedimento con solo desearlo. Por este motivo, cuando nos despertamos aquel el 25 de febrero del 2005, y nos enteramos de su muerte, causó tanto estupor. Esa desconfianza frente a la noticia, con indefensión casi infantil frente a lo ocurrido.


Desde muy joven, Pappo fue partícipe de las mejores bandas de los comienzos del rock argentino, como Los Gatos, los Abuelos de la Nada y La Pesada de Billy Bond. Tocaba con todos y siempre dejaba su sello. Dentro de Los Gatos, el Carpo dejó su sello en “El rock de la mujer perdida”, pero el camino recién empezaba. En la primera formación de los Abuelos de la Nada, reemplazó a Claudio Gabis como guitarra líder. Su gusto por el blues lo llevó a enfrentarse a Miguel Abuelo -otro peso pesado a nivel temperamento-. Miguel siempre recordaba que “Pappo quiere hacer blues y yo tengo en la cabeza hecha una coc! ¿Queres hacer blues? Te dejo la banda!” y se la dejó. El mismo Pappo lo recordaba a Miguel diciendo en alguna nota. “Como amigo, como ser humano, un fenómeno; como músico, somos polos opuestos”.


Con el devenir del tiempo creó bandas sublimes como Pappo’s Blues y Riff, con las cuales volvió más de una vez para sacudir a los amantes del blues y el rock. Tampoco hay que olvidar a esa banda maldita llamada Aeroblus, junto con Alejandro Medina y el baterista brasilero Rolando Castello Junior. Pappo redondeó una trayectoria artística de más de 35 años.

Desde Litto Nebbia hasta La Mississippi, pasando por Luis Alberto Spinetta, Moris, Viejas Locas, Almafuerte, los Ratones Paranoicos, La Renga, Divididos y hasta Charly García son algunos de los nombres que compartieron escenarios y discos con Pappo. Será Juanse, líder de los Ratones Paranoicos, quien logre que toquen juntos García y el Carpo en el unplugged que su banda había grabado para MTV, zanjando diferencias arrastradas de años. Después de este reencuentro, Charly García subirá al escenario del Cosquin Rock del 2005, para hacer versiones antológicas de “Desconfío”, “Popotitos” y “Sucio y desprolijo”.


Todo aquél que guste del rock argentino tiene algún recuerdo de Pappo. Están los seguidores de la primera época, rockeros de los años 60 y 70 mientras que los más cercanos al “rock duro” de los 80 – las historias que se contaban de los recitales de Riff donde pasaba de todo-  e incluso nuevas generaciones lo descubrieron a través de los discos de hermanos o padres. El resurgir del blues en los 90 lo puso nuevamente en el centro de la escena junto con su disco “Blues local”.  


Sensible y hosco en partes variables, era sencillo en sus gustos y preferencias, con frases que marcaban su humor tanto en las canciones (“No puedo evitar que vengan hacia mi, los sándwiches de miga”), como en sus pensamientos (“Yo no soy una persona importante. Soy importante como persona, que es distinto”). Igualmente, a no confundir. Esa sencillez no le privó de escribir letras con algún toque nihilista de clase trabajadora (“El hombre suburbano/sigue su rutina/sin darse cuenta que su vida terminará”) o búsquedas y conflictos personales (Yo que soy un hombre desprolijo/no tengo conflictos con mi ser/porque en la apariencia no me fijo”). Su pasión por la velocidad, ya sea en autos o motos, se apreciaba en el video y canción de “Susy Cadillac” –que no estaba dedicada a Susana Gimenez, otra humorada del Carpo en presencia de la platinada-, “Ruta 66” o “Juntos a la par” donde la musa inspiradora es su propia moto. Esto no implica que el amor no formase parte de su repertorio como “Quizas mañana” (Quizás mañana, mi barca se ira/detrás de aquel viento que la hizo llegar/con ese viento también yo me iré detrás de esa barca/para siempre tal vez, para siempre tal vez/Te quiero nena y siempre te querre!”).

La forma en que defendió su música fue clara y contundente. Siempre se recuerda como le  “tapó la boca” a DJ Deró, en “Sabado Bus”, el programa de Nicolás Repetto. Su “Brindo porque la música en vivo tocada por seres humanos triunfe” y “Uno estuvo estudiando toda la vida un instrumento, viene uno, enchufa y dice que toca” quedaron grabadas a fuego en el inconsciente colectivo de los músicos de instrumentos tocar.. También tuvo palabras con respecto a la cumbia. “Los países del mundo que están bien, sin problemas, escuchan blues y rock and roll. Los países que caen en desgracia escuchan cumbia”. Otra de sus máximas fue “Donde falta plata hay cumbia y donde sobra hay punchi-punchi”.

Otro hito de la carrera de Pappo fue en 1992, teloneando a B.B.King en Obras. B.B llegaba a Obras y escuchó los últimos temas de Pappo’s Blues. “¿Quién está tocando?”, preguntó. “Pappo”, le dijeron. “Ah, Mr. Cheeseman… Díganle que lo invito a tocar conmigo en los bises”, dijo. Al poco tiempo, B.B.King lo llamó para tocar en Estados Unidos y lo despidió con un sentido “Goodbye cheeseman!”. El apodo –“Mr Cheesman”- había surgido cuando Pappo le regaló una horma de queso cuando el Rey hizo la primera visita a la Argentina en 1980. Después, Pappo tocó con B.B.King en el Madison Square Garden. Fue el pico de su trascendencia a nivel musical.

Otro héroe de las seis cuerdas como David Lebón lo recuerda de la siguiente manera. “Era mi hermano. Viví con él en su casa, con su mamá, su papá y su abuela. Ahora casi no está ninguno salvo la hermana y su marido. Era el hermano menor de Norberto (asi le decíamos). A veces no me dejaba salir de noche. Salía con Luis (Spinetta), que lo pasaba a buscar. Me acuerdo una noche que vino Luis con dos tailandesas y se fueron. Me dejaron en casa porque era chico. Pappo me decía “Colonio (imita la voz de Pappo), escuchame. Vos te quedás porque la noche es muy jodida”. Me llamaba “Colonio” porque había una colonia que se llama Devon en esa época y me decía Colonio. Lo extraño muchísimo. Pappo se fue como se tenía que ir, arriba de una moto”.


Algunas de sus participaciones en la televisión lo hicieron favorito en un público alejado del rock. Con “Mi vieja” (tema que fue compuesto por Sebastian y Alejandro Borensztein e interpretado por el Carpo en uno de los programas de Tato Bores), fue la carta de presentación para un público de mayor edad y prejuicio de la figura del rockero pendenciero. El tema fue incluído –y cortado como simple de difusión- del disco Blues Local. Pappo no quería saber nada ya que su idea era que fuese “Longchamps Boogie” pero al final, salió “Mi vieja” desatando una ola de popularidad inusitada para él. Su participación en la novela “Carola Casini” lo puso frente a otro público más masivo.

Fabian “El Zorrito” Quintiero tuvo palabras elogiosas hacia Pappo. Recuerda que “se va Pablo Memi de los Ratones Paranoicos y pensaron en mi porque había tocado con ellos en la Juanse Pappo Roll Band. En la batería estaba Black Amaya, que me da la bendición para que toque el bajo. Me dice “¡Bien Zorri, bien!”. Me salva la vida con eso. También estaba El Carpo que me banca sin ser bajista y siendo músico de Charly García. Muy buena onda el Carpo conmigo. Tengo un gran recuerdo de Pappo. Le agradezco un montón que siempre fue buena onda conmigo. Me dejó grabar con él y tocar en un disco que nunca salió de Juanito y el Carposaurio, salvo dos temas “Ruta 66” y “Tomé demasiado”. Hago un riff y el Carpo me lo agarra. No solo lo toma sino que lo deja parte del tema”.


“El Tren de la Hora 16”, “Hombre Suburbano”, “Susy Cadillac” y “Desconfío” son algunos de los himnos que dejó Pappo a un rock argentino que perdió a uno de sus hijos tan díscolo como pródigo, en estas tierras pero lo elevó a la inmortalidad. Su último disco, “Buscando un amor” lo mostraba en muy buen estado. Como si fuera una premonición, la tapa lo muestra como si fuera un ángel y en la parte superior, a sus ídolos del blues, en el cielo.


Pasaron diez años de ese tristísimo 25 de febrero en el que los medios de comunicación titularon sus tapas y pantallas con la noticia que nunca quiso escucharse. Pero mientras haya alguien que estire las cuerdas de una guitarra, con un sonido que combine el rock más puro y el más sentido blues, Pappo estará vivo. Su figura seguirá siendo fundamental para todo guitarrista dentro del rock argentino. La leyenda del héroe indomable del rock y el blues argentino se agigantará con el paso de los años.

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