Jack Bruce en Argentina. La crema no se corta

El legendario bajista de Cream se presentó en el Gran Rex en un muy buen show que, no obstante, atrapó a pesar de inconvenientes de sonido y versiones diferentes de los clásicos de Cream.

Apenas escuché la noticia que venía Jack Bruce a la Argentina, quise ir a verlo. Cream siempre fue una de mis bandas favoritas –está en mi Top5- y quería ver a una de las voces y uno de los primeros “bass hero” del rock. No en vano el trio compuesto por Eric Clapton, Ginger Baker y Bruce, se hicieron llamar “la crema”, allá por el 66.
De esta manera, llegamos al Gran Rex con la gran expectativa que ameritaba un músico de este calibre.
El aperitivo fue Baltasar Comotto que brindó un show de poco más de media hora y sirvió para redescubrir a este guitarrista que tocó -y brilló- con Luis Alberto Spinetta (a quien le dedicó un tema) y el Indio Solari.

Se apagaron las luces y salió Jack al escenario. Con su sempiterno bajo colgado, dio comienzo al show junto con Tony Remy en guitarra y Frank Tontoh en batería. Fue “First time I met the blues”, un tema del gran Buddy Guy pero no sonó muy bien que digamos. El sonido iba a tener su influencia en el devenir del show.
A continuación, se le unió el resto de la “Big Blues Band”, compuesta por Paddy Milner en teclados, Winston Rollins en trombón, Derek Nash en saxo tenor y Paul Newton en trompeta; ocasionalmente subía Nick Cohen como segundo bajista.
Con “Neighbour, neighbour”, se mejora el sonido y la banda en su totalidad empieza a demostrar el gran nivel que mantendría a lo largo de toda la noche.

Desde ya, el formato que utilizó Bruce con la cantidad de músicos de su banda iba a diferir de las versiones que uno conocía de Cream. Tal fue el caso de “Politician” que se inició con Bruce haciendo el riff que da comienzo a la canción pero los arreglos realizados con el Hammond y con los vientos enriquecieron un tema que, de por si, es excelente. Lo mismo ocurre con “Born under a bad sign”. En esta canción es donde puede aparecer Tony Remy en las seis cuerdas, con un solo más que interesante.

A continuación, Jack decide sentarse al piano y se manda una muy buena versión de “Theme for an imaginary western”, de su álbum “Songs for a tailor”, álbum debut de Bruce como solista.
Ya promediando el sexto tema, la gente de los asientos traseros se había desplazado a las butacas más cercanas al escenario. El público estaba entusiasta y se lo veía compenetrado con el recital. Además, la banda de Bruce mostraba una solidez envidiable. Cada uno de sus músicos iba a tener su momento de lucimiento. En “Spoonful”, Winston Rollins se llevó los aplausos por el solo en trombón que realizó en una versión inesperada en sus arreglos. 
Con “We’re going wrong”, vuelve la épica a la banda en uno de los mejores –quizás, el mejor, a mi humilde considerar- temas de la noche. Siguiendo con el set “cremoso”, otro gran tema de Wheels of fire, el inesperado “Deserted cities of the heart”, con un ritmo más alegre y rápido que el original.
A esta altura, se aprecia que Bruce disfruta de las buenas interpretaciones, sin estar tan pendiente del lucimiento personal. Se lo ve a Jack que mira a la batería y a los demás componentes de su Big Blues Band, sin mayor pedido que el disfrute de cada miembro en la parte musical que le corresponde. Lejos han quedado los días de furia con Baker y Clapton, que también formaban parte de ese coctel de virulencia y genialidad llamado Cream.
Guiños jazzeros e incluso algún toque funk dieron cuenta de la versatilidad de Bruce para arreglar canciones que tienen una identidad propia de hace más de cuarenta años.

Para la recta final del show, suena “White room” en el que más de uno se paró o empezó a cantar ese excelentísimo tema de Cream. Cuando llegaba el final de la canción, se esperaba que, al igual que en el doble de Cream, sonasen casi tres solos –guitarra, bajo y batería al mismo tiempo, tal como terminaban en sus presentaciones, aquí hubo un único solo y fue de batería. Ojo, no fue “Toad” sino el momento de lucimiento de Frank Tontoh, con un muy buen solo, que terminó de confirmar todo lo bueno que había realizado a lo largo de la noche.

El final llega con “Sunshine of your love”, clásico de aquellos en el que, nuevamente, los arreglos ponen en un aprieto al fan que, probablemente, no obtiene lo que espera del artista. La versión es muy buena y anuncia el final del show. Se juntan los músicos de la banda con el pequeño Jack en el medio del combo para saludar. A esta altura, había gente abarrotando las primeras filas, parada para ver más cerca a uno de los mejores bajistas de la historia del rock.

Algunos pedían “Tales of brave Ulysses”, “NSU”, “Strange brew”. No fue el caso. Bruce se sentó al piano para «The Consul at Sunset», tema de su tercer disco solista “Harmony Row”. Bruce se apoya en la voz y el teclado de Paddy Milner mientras Nick Cohen vuelve a ocupar el bajo. 
Para el final definitivo, “Mellow down easy” de Willie Dixon que fue interpretada, en su momento, por Little Walter, Black Crowes, ZZ Top, entre otros.

Paso Jack Bruce por Buenos Aires con un concierto interesante en el aspecto musical, con arreglos y versiones no aptas para puristas, que dejó más que satisfecho al público presente.

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